(No cantes tus versos, si aún no sabes tocar tu lira)
LA TRIADA es la representación del mundo o macrocosmos, expresión de la Divinidad en el espacio y el tiempo.
La triada se compone de tres principios esenciales: el espíritu (Monada manifiesta), la vida sensible (emanada de la Duada) y un nuevo elemento: la materia (condensación de la Mónada realizada por la Duada). El hombre o microcosmos, está constituido también con estos tres principios: espíritu, sensibilidad-vida y cuerpo. La triada da a todas las cosas de la naturaleza su constitución ternaria, así como lo podemos comprobar en la célula orgánica, en los tres sistemas orgánicos del hombre y de los animales (el cerebro espinal, el digestivo y el respiratorio-sanguíneo) etc. Es el sello de la Divinidad manifestada en la naturaleza.
El Tres, efectivamente, es el número “de la constitución del universo» Fundamental en la conformación de todos los seres; verdad intuída por la sabiduría popular en el conocido refrán que dice: “A la tercera va la vencida” Todo tiene esencia, substancia, y vida; tres son los colores fundamentales (rojo, amarillo y azul) y las notas que forman el acorde perfecto (do-mi-sol); el triángulo es la primera figurada cerrada y concreta en el orden generativo de las formas. En todas las teogonías se encuentra el concepto de la Trinidad Creadora simbolizando los tres aspectos de la Manifestación Divina: Dios como esencia, Dios como Ideación, palabra o verbo, y Dios como espíritu o voluntad de existencia; cuya teúrgica expreso el espíritu filosófico de los griegos con su también triple concepto del Theos-Caos-Cosmos.
Pero, por lo mismo que el ternario universal está condensado en la unidad esencial de Dios o Monada, el ternario del hombre se condensa en la unidad de su ser o sea la individualidad manifestada en el yo. En este ternario atributo del microcosmos, como el macrocosmos, el que ha resumido en la unidad Divina primordial o Monada, constituye la tétrada (del griego tetra: 4). La Tétrada es, como en otros términos, la unión de lo creado con el increado, del cosmos, obra de la Divinidad con la divinidad misma; y se comprende entonces la importancia que daban los pitagóricos a aquel juramento solemne en el cual se invocaban “la triada sagrada, inmenso y puro símbolo, fuente de la naturaleza y modelo de los Dioses (1). Los Pitagóricos también llamaban al número cuatro “el mayor milagro” por ser el primer número “par pareante” ( o divisible por dos, como su cociente). Es el numero de la manifestación material: la triada proyectada en el cosmos, porque este es el mundo de la materia y de la forma ordenada según la acción de la triada Creadora: Cuatro son los elementos materiales que forman la personalidad humana (sarcosoma, etereosoma, vehículo de los deseos y arquetipo) conocidos en ciertas escuelas filosóficas con el nombre de “cuaternario inferior”. No deja de ser curioso hacer constar que casi todos los pueblos de la antigüedad y muchos modernos tienen para expresar a Dios un nombre de cuatro letras; por ejemplo: IHVH (Jehovah), Amen, Teos, Agni, Deus, Adad, Syre, Alah, Esar, Yabe, Gott, Dieu, etc.
EL NÚMERO CINCO da a la materia sus cualidades, su forma visible. Representa los cinco elementos materiales (fuego, tierra, agua, aire y éter). Simboliza también la unión de la humanidad, del principio masculino (primer número impar creado: 3), con el femenino (primer número par: 2), por el matrimonio.
EL CINCO ES TAMBIÉN EL NÚMERO DE LA “MENTE” o quito principio de la constitución humana: cinco con los sentidos corporales u órganos que proporcionan las imágenes a la inteligencia. Cinco son los dedos de la mano que es el órgano más propiamente ejecutor de toda acción inteligente. Cinco son también las formas en que manifiestan las funciones intelectuales: inteligencia discursiva o razón, inteligencia intuitiva o intuición, inteligencia reproductiva o memoria, inteligencia abstracta o abstracción e inteligencia creadora o inspiración. Por esto el conocimiento, representado en el génesis por el árbol de la fruta del bien y el mal, tiene como símbolo la manzana, fruto que posee un carpelo de cinco cavidades.
LOS ALQUIMISTAS de la Edad Media, también hablaron de la quintaesencia que se obtenía separando lo puro de lo impuro. Diodoro Sículo decía que el cinco resultaba de de cuatro elementos con el éter. Por otra parte, cinco son también los reinos de la manifestación: mineral, vegetal, animal, humano y divino.
EL CINCO, QUE ES LA UNIÓN DE LA MONADA CON EL CUATERNARIO, REPRESENTA EL COMIENZO DE UNA SERIE NUEVA EN EL UNIVERSO. Efectivamente: el animal solamente es capaz de distinguir (no olvidemos que, bajo el punto de vista filosófico, distinguir es numerar) por acto concreto e instintivo, hasta el número cuatro. Su primera idea elemental numérica se refiere a él mismo, como unidad; su pareja del otro sexo es para él la distinción dual; todos los demás animales de su especie le representan una tercera distinción y el resto de las cosas forman su cuarta distinción.
EL CINCO YA ES HUMANO, COMO LO ES LA MENTE RAZONADORA a la cual se refiere. Por esto la estrella de cinco puntas o pentalfa es el símbolo del hombre, con la cabeza y las cuatro extremidades: el hombre triunfal cuando la estrella le representa con la punta hacia arriba; del hombre caído y de la bestia (el ser que no comprende al cinco) cuando se le dibuja con la punta hacia abajo, en cuyo caso representa el “diabólico” macho cabrío con los cuernos hacia arriba y la barba hacia abajo. En fin, el cinco son las secciones posibles en un cono dando por el resultado del triángulo, el círculo, la elipse, la hipérbola y la parábola. El cinco, numero hermafrodita y de la armonía, que es también el del pentagrama de la escritura musical, fue expresado por los Pitagóricos en el pentágono con la antorcha, como el símbolo completo del divino fuego del pensamiento.
(Continuara)
Del libro: “La Sabiduría Pitagórica” de Federico Mace.
(1).- Los versos de oro, versión de Fabre d olivet.