Reflexionando sobre el sentido


 

Preámbulo:

“Dios no tiene nombre” (5), “Sabed que ningún hombre vivo puede conocer a Dios más por el pensamiento. No busques adivinar los atributos del creador, pues sólo podréis darle los que pertenecen al hombre” (6); El hombre proyecta sus sentidos, consciencia y razón sobre el universo que le rodea, y él le da interpretación y realidad en su consciencia. “Dios la causa primera” igual que el inconsciente humano, permanece oculto a la mente humana, y solo le conoce parcialmente por sus manifestaciones.  El hombre ante la imposibilidad de conocer al “Dios-Primero”, ha creado al “Dios-Segundo”, en el cual se ve reflejado como el ideal supremo de sí mismo.

Debemos escuchar o leer con mente abierta y respeto las ideas de otras personas sin negarlas o molestarse. Podría ser que una misma palabra pretenda transmitir una idea muy diferente al que posee quien escucha o lee. La palabra Dios es muy ambigua y lo mismo puede ubicarse en un contexto religioso, que uno científico o  filosófico entre otros más. La verdad absoluta no existe, solo la interpretación.

El presenta versa sobre el sentido o propósito existencial.

 “REFLEXIONANDO SOBRE EL SENTIDO”

La necesidad y el ansia por saber son las dos fuerzas que han impulsado al hombre por el sendero de la evolución, para ello es necesario el ingrediente principal, la libertad de pensar, actuar y sentir.

La cábala hebrea o Menorah, el candelero de siete brazos del trono del V:. M:.  Posee 10 sephiroth, unidos por 22 senderos, y cada sendero tiene una carta de los 22 arcanos mayores del tarot de Marsella. La primera y superior sephirah es kether o corona y el primer sendero posee la carta: “El Loco” o “El Tonto”, este es la ingenua y virginal alma del hombre, emanada e aparentemente individualizada del alma universal (1). Las restantes 21 cartas es el mismo “Loco” que se ha metamorfoseado en su viaje descendente a través de los sephiroth hasta la última carta: “El Mundo”. Igualmente Kether y los 9 sephiroth restantes es la misma kether, o sea “Dios el único” que en su deseo de conocerse, se experimenta a través de su propia creación generando consciencia.

La evolucionar es generar y ampliar consciencia, de tal modo que la evolución gradual y progresiva de las partes, es la evolución del todo, de lo contrario, no tendría sentido la creación y existencia del universo y la humanidad.

Mientras somos autoconscientes de nosotros mismos, existimos, y existimos mientras actuamos. Nada soy si no soy consciente de mí mismo, por eso el ser actúa para sentir, y en el sentir nos expandimos y nos volvemos complejos en la forma, pensamiento y sensación. Pero jamás dejamos de ansiar más, de trascender  nuestros propios límites, fue esta ansia trascender y conocer la que llevo el nacimiento de la consciencia. “Los seres humanos siempre hemos aspirado a ser más que humanos” (7).

La Biblia Juan 1:1-5 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”

Victor E. Frankl dice: “En el principio era el sentido” (2), Por su parte Zev Ben Shimón Haleví dice: “Para que Dios pudiera contemplarse a sí mismo tuvo que existir un espejo” (2). El ojo no puede verse a sí mismo, del mismo modo la mónada requería para existir como ser sensible y evolucionante, la duada, y como consecuencia se generó la triada…El hombre primordial como el espejo, el universo y la humanidad.

Dios es el omnímodo, el único, el todo, y todo cuanto existe es Dios experimentándose y conociéndose a sí mismo a través de su propia creación.

“Harás un candelero de siete brazos de oro fino conforme al modelo que te ha sido mostrado en el montes” Ex.25:31-40. La menorah que posee el trono del V:. M:. es otra forma de la Cábala, la cual representa alegóricamente el universo y el hombre. Los lugares altos que menciona la biblia, comúnmente se refiere a la parte más elevada o valiosa del hombre físico, o sea su cabeza y mente.

Todo ser humano sano mental, emocional y físicamente, posee un modelo mental de cuanto cree ser, y un ideal en lo que desea convertirse, este es el sentido de nuestra existencia. Carecer de este sentido, es origen de vacíos existenciales, neurosis y ansiedades porque no saben hacia dónde dirigir sus vidas.

El hombre no debe preguntar por su sentido existencial, sino que es la vida la que se los plantea y es el hombre quien debe responder.

La sociedad nos impone estereotipos de lo que debemos ser, y en ocasiones reconocemos como propios. El hombre posee la capacidad de autodistanciarse, autoconocerse, autoenfrentarse y autotrascenderse. El autodistanciarse nos da la oportunidad de autoconocernos y en ese proceso nos autoenfrentamos descubriendo en “ocasiones” nuestro sentido existencial, y en la lucha por lograrlo, nos  autotranscendemos en diferente grado e intensidad. Todo es en proceso de autodescubrimiento y de autoconsciencia evolutiva.

Se dice que el ser es la esencia de las cosas, pero esto no nos dice gran cosa porque el ser difícilmente puede compararse con algo, de ahí que JHVH lejos de darle su nombre original a Moshé, le dice: “Ehiéh Ashér Ehiéh” (4) o “Yo Soy Yo” lo que podría interpretarse como el único, el incomparable o el todo… Esta última palabra me recuerda una frase que leí: “Un Dios que es el todo, es un Dios de nada”.

El hombre encarnado se descubre a sí mismo al proyectarse con el entorno, pero cuando introvierte su consciencia alcanzando un estado de meditación profunda, “Donde este ser desnudo es consciencia sin contenido, espíritu puro, que por supuesto no se desvela en pocas horas o en pocos días” (7), ¿Sobre qué se proyecta?, ¿Cómo se reconoce a sí mismo el hombre?, ¿De qué sirve ser la energía y fuerza de mil soles y supernovas si no tenemos autoconsciencia de nuestra propia existencia?

«Te advierto, quien quiera que fueses, Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo, aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro, de los tesoros. Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses» (3).

“El observador que intenta ver a Dios, está muy emocionado viendo su propio reflejo” (7).

“¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” 1 Co. 3:16

Fraternalmente.

 

Lázaharo Hael. M:. M:.

Nota:

Palabras, símbolos y alegorías, no son verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.

El presente, son reflexiones y meditaciones personales, no representan necesariamente el criterio de la orden.

No escribo para todos, sin embargo, todos son invitados a leer.

Culiacán, Sinaloa. México. Escrito: miércoles 21 de junio del 2018.

 

Bibliografía:

El hombre en busca del sentido.-                       Viktor E. Frankl

En el principio era el sentido.-                          Viktor E. Frankl

El Hombre en busca del sentido último.-         Viktor E. Frankl.

La presencia ignorada de Dios.-                       Viktor E. Frankl.

(1).- Liturgia Caballero Rosacruz 18°             R:.E:.A:.A:.

(2).- Éxodo y Kabbalah.-                                    Zev Ben Shimón Halevi.

(3).- Frontispicio del templo de Apolo en Delfos de la Grecia antigua.

(4).-Liturgia del Real Arco                                Rito de York.

(5).-Liturgia Gran Elegido, Perfecto y Sublime Mason 14° R:.E:.A:.A:.

(6).-Liturgia del Real Arco 13°                        R:.E:.A:.A:.

(7).-Conocer a Dios.-                                          Deepak Chopra.

 

Viktor Emil Frankl (26 de marzo de 1905, Viena, Austria-2 de septiembre de 1997) fue un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau; Distinciones: Anillo de Honor de la ciudad de Viena, Gran Cruz del Mérito con Estrella de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, Premio Oskar Pfister (1985).

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