QUO VADIS DOMINE


Introducción.

“Es nuestro condicionamiento, nuestra visión del mundo actual y colectivo, lo que nos enseñaron nuestros padres, los maestros y la sociedad. Fuimos educados y formados bajo patrones de conducta física, mental y emocional, y actuamos en consecuencia. Cada quien viven en su propia realidad. No hay un mundo objetivo independiente del observador. El mundo es un reflejo del aparato sensorial que lo registra. Allí fuera solo hay, en realidad, datos sin forma, en estado bruto, esperando ser interpretados por ti, el que lo percibe. No hay color, sonido, textura, ni diseños, belleza o aroma entra otras cualidades, como peso, número, medida, y dimensiones. Tú eres el arquitecto de tu propia realidad, pero no solo del mundo circundante, sino de ti mismo.

Nuestra realidad, como nuestros cuerpos es el resultado de todas las interpretaciones que hemos aprendido a hacer desde que nacimos. La percepción es un fenómeno aprendido”. (1).

“Tu consciencia es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental. En ti, como en cada ser humano, hay una dimensión de consciencia mucho más profunda que el pensamiento. Es la esencia misma de tu ser. Tu eres la consciencia en la que – y por la que – todas las cosas aparecen. A través de ti, la consciencia informe se hace consciente de sí misma.

Cada ser humano ha sido condicionado a pensar y comportarse de cierta manera, condicionado tanto genéticamente como por sus experiencias infantiles y su entorno cultural. No es que el ser humano sea así, pero así es como se presenta. Cuando emites un juicio respecto a alguien, confundes los patrones mentales condicionados con lo que esa persona es” (2).

“QUO VADIS DOMINE»

El Masón busca ansiosamente la palabra perdida, la acacia o su verdadero yo, ser o alma. Pero la sociedad a través de patrones de conducta física, mental y social, le ha creado un falso yo, el ego, el cual le ha ayudado a sobrevivir en medio de la jungla social, por lo cual, el hombre, se aferra a él, el ego, para transitar en medio de las dificultades de la vida diaria. Pero este ego es finito, circunscrito y condicionado a la presente encarnación. No es el alma inmortal y eterna, su verdadero yo. El alma se ha identificado y cree ser el ego, de ahí que se diga que “la palabra se encuentra perdida”. El Maestro Masón dice “conocer la acacia” porque lo ha leído en su liturgia, o lo ha escuchado, pero no porque la conozca.

Vivimos en una “vida” de medias verdades, creencias y mentiras. Porque la realidad que creemos conocer y ser, es una mayoría de creencias que nosotros no hemos comprobado, como la física cuántica, la existencia del átomo, el viaje a la luna, el funcionamiento de nuestro cerebro, los dioses entre otras cosas, porque nosotros, el hombre común no es científico, no es astrologo, no es neurólogo ni otras cosas más. Creemos porque nos lo han dicho o hemos leído.

Los tres viadores que provenían de babilonia hasta Jerusalén, buscando le bóveda de Enoc, son el hombre físico, mental y espiritual en uno solo; El Masón debe conocerse a sí mismo, en lo físico, mental y espiritual. Vivimos en el mundo de la materia y no es posible conocer al hombre espiritual, sin antes pasar conociendo al hombre físico y mental. La consciencia debe elevarse desde Malkuth el mundo de la materia, pasar por Yesod, el mundo mental y emocional, para después llegar a Tiphereth el mundo de los dioses solares, de la Conciencia Superior.

Malkuth es el reino de Baphomet, Yesod del leviatán, ambos habitan en nosotros, y a ambos hay que vencerlos educando nuestra naturaleza inferior, “cavando pozos profundos a los vicios y elevando templos a la virtud,” de lo contrario, os sujetaran impidiéndoles avanzar, pues vuestras vibraciones tienen armonía y simpatía con ello.

Kadosch quiere decir consagrado, puro y santo, o sea, aquel que ha luchado consigo mismo, venciendo sus propios demonios. Como el Jacob bíblico, que lucho contra el Ángel de Dios que le impedía avanzar y cruzar el rio.

Libérate de las cadenas de los tesoros del mundo material, libérate de las cadenas de la mente y la emoción, que nada te retenga por simpatía a tus vibraciones, y eleva tu consciencia hacia los mundos propios del espíritu.

Nuestra consciencia es multidimensional. Somos consciencia de nosotros mismos, y donde este nuestra consciencia, ahí estaremos.

La acacia, la palabra perdida, más que el alma, es la consciencia del alma, la Rosa de Sarón y el Lirio de los Valles que florece en la intersección de los dos maderos de la cruz, el cuerpo humano.

El maestro Mason, busca la palabra perdida,  que es la realización de su propia consciencia como un ser espiritual.

No es posible llegar a los cielos sin antes pasar por los infiernos. Hasta el maestro Jesús después de pasar por su iniciación Cristica, bajo a los infiernos para después elevarse buscando a los cielos. “QUO VADIS DOMINE»

Es cuanto mí pensar y sentir hasta hoy.

Fraternalmente.

Lázaharo Hael,’,

Nota:

Letras, palabras y números, son símbolos de símbolos, no son verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.

El presente son, reflexiones y meditaciones personales, no necesariamente representan el criterio de la orden.

No escribo para todos, sin embargo, “El que tenga oídos para oír, que escuche”. Mt. 11:15

Culiacán, Sinaloa. México. Sábado 17 de febrero del 2024.

Bibliografía.

(1).- “Cuerpos Sin Edad, mentes sin tiempo”. Deepak Chopra.

(2).- “El silencio habla”  Echart Tolle.

Liturgia Maestro Mason Gr.3

AL ENCUENTRO DE LA PALABRA


“AL ENCUENTRO DE LA PALABRA»

LA PALABRA PERDIDA, NO ES UNA PALABRA.

Es el alma del hombre, o mejor dicho aún: es la consciencia del alma que en su descenso hacia el mundo de las formas materiales, se fue cubriendo con diferentes grados de densidad de materia, y su consciencia se fue nublinado, hasta llegar a no reconocerse a sí misma como un ser espiritual, sino físico.

EL ALMA NECESITA DEL CUERPO FÍSICO.

La rosa es inconsciente hasta que yo la hago consciente en mi consciencia. De similar forma: El alma necesita del cuerpo físico para despertar y desarrollar su propia consciencia a través de las experiencias vivenciales en el mundo fenomenal de la materia, y despertar y elevar su propia consciencia hacia la espiritualidad del ser.

PLANOS DE CORRESPONDENCIA (5).

El hombre natural es cuerpo, alma, y espíritu, o  físico, psíquico y espíritu en uno solo (6). Cada reino o plano de existencia cósmico y del hombre (5), tiene sus propios dioses,  demonios, todos  fuerzas con cierto grado de consciencia especializada, y todos tratan de atraer vuestra atención y cautivaros con sus tesoros y placeres, pues de alguna manera, su consciencia se ve fortalecida y agrandada con la vuestra.

Caballero Kadosch quiere decir: El consagrado, puro o santo, o sea, aquel que ha descendido a sus infiernos  enfrentándose y vencido sus propios demonios.

Kadosch es aquel que por sus meritos, su consciencia ha ascendido a los planos superiores, siendo aceptado e iniciado en los misterios mayores del ser.

TODO VIBRA (5);

El Maestro Masón, debe elevar su  grado de vibración Hacia la espiritualidad, de lo contrario, sus vibraciones entraran en armonía con las vibraciones de los planos más bajos del universo, y sus demonios intentaran sujetarlo en su mundo, impidiéndole avanzar y  encontrar la palabra perdida, la santidad del ser; El hombre es consciencia y donde este su consciencia ahí estará él; El hombre fue formado por las fuerzas de la naturaleza, y como tal, conserva cierta correspondencia con el universo, sus Dioses y demonios que dormitan en su interior.

EL UNIVERSO ES MENTAL (5).

Real o no real, todo lo que porta el hombre en su consciencia es real para él. Todo toma realización en su consciencia, donde él las experimenta en sí mismo, otorgándoles existencia,  cualidades,  sentido y valor. Para el hombre nada existe más allá de su consciencia.

El hombre fue modelado por patrones y hábitos enseñados o adquiridos, con  cierto grado de estandarización con el resto de la humanidad.

 La individuación del hombre, es cuando el hombre ha escapado de la estandarización, y se ha encontrado con su verdadero yo en sus tres niveles existenciales, volviendo consciente lo inconsciente, y venciendo su propia sombra al convertirla en luz en su propia consciencia consciente. El hombre busca la individuación sin dejar de pertenecer a la colectividad humana.

Existen planos o realidades múltiples, y todos se relacionan entre sí, porque no existe nada que tenga existencia intrínseca, todo existe en algo mayor. Somos consciencia multidimensional, y donde proyectemos nuestra consciencia ahí esteremos.

LA ACACIA NO ES UNA PLANTA PARA EL MAESTRO MASÓN (*).

El Maestro Masón creen y dicen conocer la acacia, pero para algunos no es así. La acacia y la palabra perdida es lo mismo. El Maestro Masón Debe buscar la acacia en su interior, para ello, debe alejarse de todo ruido profano y propio, inhibiendo sus sentidos físicos y mentales, e introvertiendo su consciencia tratando de sentir y comprender cuanto es y qué función tiene cada uno de sus cuerpos, y considerar que cada uno de ellos, es un escalón de ascenso hacia la realización de la consciencia espiritual del ser. La evolución oculta y real del hombre, es el autoconocimiento y control de cada uno de sus cuerpos, hasta llegar al verdadero ser espiritual que mora en vuestro interior.

ALEGORÍA DEL REAL ARCO DEL RITO DE YORK (7).

En su iniciación al grado del Real Arco, existe una alegórica  historia donde tres viadores que provenían de la esclavitud de babilonia, deseaban ayudar a buscar, encontrar  y reconstruir el templo de Jerusalén. Escarbando entre las ruinas, encontraron la parte superior del arco principal que sostenía la bóveda del Maestro Enoc, quitaron la dovela o piedra clave que cierra y sostiene las dos columnas del arco, y atando por la cintura a uno de ellos, bajo sostenido por los otros dos viajeros. Dentro encontró el delta sagrado sobre una piedra de ágata, que contenía en medio, el nombre de cuatro letras hebreas de Dios.

Estos tres viadores, son el hombre físico, mental y espiritual, los dos que le ayudaron a descender al tercero, eran el hombre físico y mental, y el que descendió fue el hombre espiritual. Lo que nos dice esta alegoría, es que solo con la ayuda del hombre físico y el hombre intelectual, es posible a través del espíritu encontrar la palabra perdida, la consciencia del alma, o “Yo soy yo” (6).

Babilonia representa alegóricamente la naturaleza inferior del hombre. Los dos viadores que ayudaron a bajar al hombre espiritual en la bóveda de Enoc, en el Rito Escocés y en la exaltación a Maestro Masón, están representados por el primer y segundo vigilantes que ayudan al M,’, R,’, M,’, a levantar al postulante del ataúd que no es otra cosa que un símbolo del cuerpo físico, como la bóveda de Enoc.

Conclusión

Dios es presión, y el sentido de la existencia es evolución progresiva y constante. “Toda causa tiene su efecto; Todo efecto tiene su causa” (5), Todo existe en algo mayor. Cada plano tiene correspondencia hacia arriba como hacia abajo. El hombre existe porque él y alguien más, tienen necesidad e interés en que exista. Todos compartimos nuestra consciencia con el resto de la humanidad, a través de la consciencia universal (4). La evolución de las partes es la evolución del todo, como la evolución del todo es la evolución de las partes.

El ansia de saber, es una pulsión inconsciente de nuestra naturaleza. Esta pulsión fue el pecado de Adán Y Eva, que en su caída, han arrastrado consigo a Lucifer y a Dios a la tierra.

Lucifer la serpiente del jardín del edén, no le prometió a Adán y Eva ser Dios, sino ser “COMO” DIOSES sabiendo del bien y del mal, o sea “TENDRÍAN CONSCIENCIA”. También les prometió no morir, y en efecto, ni el alma, ni la materia mueren, lo que muere es la forma.

Se podría decir, que existen dos palabras perdidas, la primera es la cósmica, la vibración primera, de la cual proceden todas las demás vibraciones. La segunda palabra perdida, es el alma del hombre, el ser substancial y  energético y pensante que subyace a toda apariencia física y mental.

Es cuanto mí pensar y sentir hasta hoy.

“El que venza los terrores de la muerte, ascenderá más allá de la esfera terrestre y será digno de ser iniciado en los grandes misterios” (8)

Fraternalmente.

Pax Boviscum.

Lázaharo Hael,’,

Nota:

Letras, palabras y números, son símbolos de símbolos, no son verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.

El presente son, reflexiones y meditaciones personales, no necesariamente representan el criterio de la orden.

No escribo para todos, sin embargo, “El que tenga oídos para oír, que escuche”. Mt. 11:15

Culiacán, Sinaloa. México. Martes 27 de febrero del 2024.

Bibliografía.

(*).-  Liturgia Maestro Mason Gr.03

(4).- Liturgia del Aprendiz de Masón.

(5).- “El Kybalión”.- Hermes Hermes Trimegistro.

(6).- “El Arco Real y su significado oculto”.- George H. Steinmetz.

(7).- Liturgia del Real Arco.- Rito de York.

(8).- Liturgia del Caballero Kadosch Gr. 30.

LA LLAVE DE MARFIL


 “LA LLAVE DE MARFIL”

(Maestro secreto Gr.04)

INTRODUCCIÓN.

La cámara verde: “Lo esencial en la existencia del hombre es el hecho de que ha emergido del reino animal, de la adaptación instintiva, de que ha trascendido la naturaleza -si bien jamás la abandona y siempre forma parte de ella- y, sin embargo, una vez que se ha arrancado de la naturaleza, ya no puede retornar a ella, una vez arrojado del paraíso -un estado de unidad original con la naturaleza- querubines con espadas flameantes le impiden el paso si trata de regresar. El hombre sólo puede ir hacia adelante desarrollando su razón, encontrando una nueva armonía humana en reemplazo de la prehumana que está irremediablemente perdida” (3).

“La práctica de la concentración se realiza y perfecciona con el ejercicio. A este propósito será conveniente dedicar cada día a este entretenimiento un período variable entre diez minutos y una hora, aprendiendo a dirigir la atención hacia el centro de nuestro ser individual (o sea, hacia la Realidad) con un discernimiento y alejamiento siempre más perfecto de la ilusión periférica.

Es conveniente que sea todos los días a la misma hora y en el mismo lugar -aunque sin necesidad de hacer de esto una regla absoluta e irrevocable- con el objeto de facilitar la cooperación de la parte instintiva o subconsciente de la mente, que tiene por características el hábito y la tendencia a repetir las mismas experiencias en las mismas condiciones cíclicas de tiempo y espacio.

Hay que sentarse en la posición que cada cual considere más cómoda y conveniente, con la condición de que la espina dorsal esté perfectamente libre y derecha, descansando en ella el tronco y cabeza. Para que este último objeto pueda realizarse, los hombros tienen que inclinarse un poco hacia atrás, dejando libre la expansión del pecho para el ritmo de la respiración, sobresaliendo este último más que el vientre.

La respiración ha de ser lenta y profunda, de manera que el ritmo de la misma pueda combinarse –consciente o automáticamente– con la meditación. Se llenará primero la parte más baja de los pulmones, curvando ligeramente el vientre hacia fuera con la distensión del diafragma, y expandiendo luego la parte mediana y superior del pecho. Pero todo el movimiento debe hacerse lo más naturalmente posible y sin tensión.

En esta posición prescíndase de toda tensión desde lo exterior, concentrando la atención unívocamente hacia adentro, relajando así naturalmente los músculos y nervios de las distintas partes del cuerpo, y los órganos de los sentidos: la atención y la energía deben retirarse de la periferia de nuestro Templo Orgánico, y dirigirse únicamente al centro -la línea vertical constituida por la espina dorsal– realizando así en nosotros mismos un estado análogo a la Tumba de Hiram.

Fíjese muy bien la atención en esta línea interior central de nuestra vida, que es el eje o Fulcro, o sea, el número 1, centro del círculo horizontal de nuestra manifestación orgánica. Manténgase esta idea muy clara en la mente, meditando atentamente sobre su sentido: en esta línea se encuentra el punto central de nuestra conciencia, en el cual se enfoca la Realidad, subiendo y bajando aparentemente entre los dos extremos –la base del cuerpo y el vértice de la cabeza, que son simbólicamente los Infiernos y los Cielos- aunque realmente inmóviles en el centro. O sea, inmovilidad interior y movilidad exterior.

Considérese este punto interior -polarizado y enfocado exteriormente en una línea- como centro y realidad de nuestra vida, de todo lo que somos o podemos ser, esencia de todas nuestras cualidades y facultades, fuente primordial de todo lo que puede aparecer exteriormente en derredor de nosotros y tomar forma en el círculo de la existencia.

Puede imaginarse este centro como un corazón ardiente (el Corazón de Hiram o de nuestra Vida Elevada), o como la letra yod (Centro o Principio creador de nuestro ser) y también como un ojo divino o una estrella luminosa y radiante. Pueden tomarse estos símbolos aislada o sucesivamente, y también combinarse, pues lo esencial es fijar, por medio de los mismos, la atención en la realidad única que se encuentra dentro y más allá de ellos.

Puede también repetirse en silencio alguna afirmación del género de la siguiente:

“Soy un centro de vida, de luz, de sabiduría, de amor”.

“dios en mí es vida infinita, eterna, perfecta, inmortal, infinita luz, infinita paz, infinita sabiduría, infinito amor”.

“la divina realidad, que es el centro inmanente de mi vida individual, encuentra en mí un medio, vehículo y canal siempre más perfecto para expresarse exteriormente: esta realidad es el bien que aparece exteriormente en mi vida, según lo reconozco interiormente”.

Sobre todo, hemos de imaginarnos a manera de centros radiantes de Vida, Luz, Sabiduría, Fuerza, Sustancia y Poder, manifestando la Esencia Única desde el centro a la periferia, de cuanto queremos y deseamos. La vida es manifestación o expresión y todo lo que queremos y deseamos podemos adquirirlo según nuestra capacidad de darlo: por lo tanto, hay que buscar interiormente, en el secreto Santuario del Ser, la sustancia primera de lo que queremos se manifieste en torno nuestro.

Para eso se necesita una vez más aprender a concentrarse: descentrar la mirada de la manifestación exterior del dominio de los efectos, hacia su principio interior o dominio de las causas. Ésta es la finalidad del ejercicio que hemos dado, como primera guía, al Maestro Secreto que quiere encontrarse a sí mismo en el camino de la Libertad, realizando iniciáticamente el cuadrinomio indicado por las cuatro partes de la Esfinge” (1).

“LA LLAVE DE MARFIL”

(Maestro secreto Gr. 04)

El verdadero Masón no busca diplomas de papel que certifiquen su grado, busca el saber teórico y la realización de la teoría a través de la práctica. La Masonería en su aspecto exotérico, se refiere a todo lo que es visible, a las palabras, símbolos, rituales y edificio. En lo esotérico, se refiere a lo no visible, a lo interior, a su esencia primigenia y divina, su propia alma, y esto no se alcanza a través de las palabras, sino de la práctica de los ejercicios.

Una gran numero de Masones, exhibe sus grados con arreos ostentosos, para adentrarse en su templo interior, debe despojarse de ellos, pues solo lo sujetan al ego, al mundo exterior, y lo que desea es adentrarse en su propio mundo interior y encontrar la acacia, la palabra perdida y hacer florecer la Rosa en medio de la Cruz. La consciencia espiritual del alma.

“La letra mata, mas el Espíritu vivifica” 2 Corintios 3:6. La teoría te llevara a las puertas del templo, pero en ocasiones se convierten en cadenas que esclavizan impidiéndote avanzar al interior del templo; Crees que has llegado a la revelación del misterio, y que no hay nada más allá de ellas.

En el “cuento” de Aladino y los 40 ladrones, las “mil y una noche”, se le pide a Aladino adentrarse en el interior de la caverna del tesoro, pero que no toque nada de lo que vea, pues se quedara cautivo y no podrá salir, que vaya directo al fondo de la caverna donde encontrara la lámpara del genio, la letra “G”. Su ser interior o alma.

El peor enemigo del Masón, es él mismo, la lucha es interior, y sé que no es fácil, y sé que después de reconocer un error y hacer un compromiso con uno mismo de no repetirlo, resbalamos y lo cometemos de nuevo, sin embargo, debemos insistir en corregir, Yo soy un ejemplo de esto. He caído incontables veces, más sé que debo continuar insistiendo en la autocorrección.

No somos perfectos, pero si perfectibles. Cuando tomes la tribuna de la elocuencia, o comentes algo sobre algún tema expuesto, no lo hagas con el fin de sobresalir o llamar la atención marcando los errores del hermano que expone, sino que corrige suavemente aportando luz sobre lo expuesto.

“La joya del Maestro Secreto, es la llave de marfil, que es la comprensión iluminada que ha podido realizar dentro de su propio corazón, entre la escuadra del juicio y el compás de la razón. El marfil es en todas las tradiciones orientales uno de los emblemas de la misma sabiduría.

La llave de marfil es con la que se abren la Urna de Oro y el Arca de la Alianza, es un símbolo evidente de fidelidad y de prudencia, de discreción y de secreto; es, además emblemática de la capacidad de penetración de la mente que se coloca en un punto de vista central: en el centro del circulo y en la cámara del Medio entre la escuadra y el compas, en  donde constantemente puede encontrarse todo lo que se haya perdido” (1)

La llave de marfil es el conocimiento, que abre el Arca de la Alianza, los misterios, pero antes es necesario encontrar la cerradura, introducirla la llave y saber en qué sentido girarla.

Perseverancia.

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” Mt. 7:7. Y si vuestro Maestro Secreto no os abre las puertas de vuestro templo interior, insistid y  toca una y otra vez.

«No puedo enseñar nada a nadie, solo puedo hacerles pensar» (2),

Fraternalmente.

Lázaharo Hael,’,

Nota:
Letras, Palabras, y Números, no sin verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.

El presente, son reflexiones y meditaciones personales. No representan necesariamente el criterio de la orden.

No escribo para todos, sin embargo,  todos son invitados a leer.

Culiacán, Sinaloa. México. Sábado 09 de Marzo del 2024.

Bibliografía:

(1).- “Manual del Maestro Secreto”.- Aldo Lavagnini.

(2).- Frase atribuida a Sócrates.

(3).- “El Arte de Amar”.- Erich Fromm.

Biblia Reina Valera.

KADOSCH


Proemio.

El hombre ha creado y dado vida a través de la consagración, a todos los dioses y diosas que ha tenido a través de toda la historia de la humanidad; El hombre al ser consciente del futuro e ineludible final de su existencia, se ha llenado de temor, angustia y ansiedad que brotan en diferentes formas y grado en su vida, pero se ha salvado de tal estado y se ha otorgado un valor existencial que le ha permitido sostenerse de pie ante los embates que dificultan su vida, al declararse hijos de sus propios dioses. El Dios causa primera, no es el mismo dios imperfecto del hombre imperfecto.

El presente se desarrolla en el ámbito de la subjetividad del  misticismo intelectual  esotérico de la Masonería Escocesa.

“KADOSCH”

La palabra “Kadosch” significa: puro, santo, consagrado, purificado (4).

Las palabras, actos o cosas que consideramos sagrados, no lo son por sí mismas, sino que es un estado, condición o consideración que el hombre otorga o concede dentro del hombre mismo.

Comúnmente el hombre otorga la consideración de sagrado, a través de una ceremonia, emoción, sentimiento e intención,  donde se magnetizan el objeto de su interés, y se fortalece tal condición con la repetición de tal acto preñado de emoción y sentimiento.

El objeto consagrado, debe estar destinado exclusivamente a la intención o propósito por el cual fue consagrado. De lo contrario, la fuerza vibrante se disipara gradualmente.

Oficiales y demás participantes en la ceremonia de consagración, deben mostrar sincero interés, respeto,  solemnidad, y sacralidad en todos sus actos, puesto que toda ceremonia de consagración  Masónica deberá estar direccionada hacia la divinidad del alma y del G,’, A,’, D,’, U,’,

Los oficiales que participan en dichas ceremonias, deben estar conscientes mental, emotiva y sentimentalmente, y sentir que en esos momentos, no son lo que comúnmente son en el mundo profano, sino que son el personaje ritualístico que están representando. Como por ejemplo: Hiram Abif, Salomón, Adán, o los Arcángeles Rafael, Gabriel, Miguel o Uriel, o también podrían representar algunos espíritus de la naturaleza, como los Silfos, Ondinas, Salamandras o Nomos, entre otros. Todo debe sentirse a nivel subjetivo.

“Entre lo sublime y lo ridículo, solo media un paso” (1). La cadena comúnmente se rompe por el eslabón más débil. Por lo cual, todo timorato que le parezca gracioso o motivo de risa o sarcasmo sobre estos ceremoniales, solo demuestra su ignorancia y bajo nivel evolutivo en las enseñanzas Masónicas, motivo por el cual debería ser excluidos.

Una metáfora narra que un burro se acerco a un jardín, y devorando una hermosa flor, pensó: no entiendo como el hombre le asigna tan alto valor a esta flor tan insípida, que hasta se la ofrece a su ser más amado.

Las palabras ritualísticas o ceremoniales de los oficiales, deben expresarse en primera persona, asumiendo y sintiendo que son el personaje que representan.

Las ceremonias Masónicas, como las iniciaciones y exaltaciones, deben tener como propósito elevar la consciencia de los participantes, de lo físico a lo sublime de la divinidad del alma, o consciencia del ser, de lo contrario es una ceremonia muerta.

Toda ceremonia Masónica inicia con una invocación al G,’, A,’, D,’, U,’, y seguramente él no desatenderá al universo para descender y atender nuestro llamado, pero seguramente también, alguien importante y afín a nuestra invocación volteara su rostro hacia nosotros y atenderá el llamado aportando iluminadoras ideas. Pero esto solo sucederá si somos puros y sinceros en nuestros propósitos ritualísticos.

Todo en el universo es energía, fuerza, vibración, ritmo, frecuencia y polaridad (2). Los ceremoniales Masónicos como las ceremonias religiosas, como la Misa Católica Romana entre otras, son Magia Ceremonial, donde se trata de transmutar o hacer cambios de niveles vibratorios de consciencia (3) en nosotros mismos, y como consecuencia del mundo que percibimos, a través de la excitación provocada por el ceremonial.

Repito: somos consciencia, vibración, energía y fuerza. Se trata de transmutar nuestro grado de vibración, en una vibración más alta que nos permita accesar los mundos del espíritu, o sea el mundo de la consciencia libre de las restricciones del mundo  fenomenal de la materia, los patrones y hábitos conductuales que nos sujetan al mundo terrenal, permitiendo que nuestra percepción y comprensión se amplié sobre horizontes inconmensurables propios de la consciencia del espíritu.

Todo lo anterior, se da dentro de los límites de la sacralidad, respeto y sinceridad de todos los participantes. Saber es sentir.

El significado del Gr.30 Caballero Kadosch, quiere decir: “Consagrado al servicio de Dios”;  Para que el hombre pueda conceder la condición de sagrado a algo externo a él, primero debe ser sagrado él mismo. Porque nadie da lo que no tiene. La sacralidad inicia en el hombre.

La verdadera Masonería se esconde tras las palabras, y no es para todos, sino solo para los puros de corazón y limpios anhelos por saber… Los demás se quedaran solo con las palabras inertes y sin vida. “la letra mata, mas el espíritu vivifica” 2 Corintios 3:6.

“Los cielos hacen temblar la tierra, pero la tierra también hacen temblar los cielos”.

Fraternalmente.

José David Belmontes Beltrán. M,’, M,’,

Nota:

Letras, palabras y números, son símbolos de símbolos, no son verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.

El presente, son reflexiones y meditaciones personales, no necesariamente representan el criterio de la orden.

No escribo para todos, sin embargo, todos son invitados a leer.

Culiacán, Sinaloa. México. Sábado 30 de marzo del 2024.

Bibliografía:

(1).- Liturgia primer grado, Aprendiz de Masón.

(2).- El Kybalión.

(3).- La Cábala Mística.- Dion Fortune.

(4).- Liturgia del Gr. 30 Caballero Kadosch.

Biblia de estudio Mundo Hispano.- Reina-Valera.

Los Escalones, su Significado, sus Colores y su Interpretación


Escalón, viene del latín «Scalari», es el nombre que se da a los Peldaños de una Escalera.

Es el grado de ascenso a una Dignidad o empleo; es el paso que se da en sentido ascendente hacia algún designio o proyecto, etc…

Los Peldaños que el Compañero debe ascender para llegar al pináculo de sus estudios, son cinco, y forman el segundo Tramo de la Escalera de Caracol en las Logias Simbólicas.

Desde que el Candidato cruza la Puerta del Templo, y se convierte en recipiendario de la luz masónica (Aprendiz), tiene que comenzar su serie de ascensos por la Escala de las Ciencias, principiando, por los tres primeros Escalones que simbolizan a la fuerza, a la belleza y al candor, o sea a las tres etapas de la vida del hombre, la juventud, la virilidad y la madurez, dentro de cuyo periodo el Neófito adquiere la iluminación mental necesaria, para poder después interpretar, comprender y aplicar las enseñanzas de los Grados Subsecuentes.

Lo mismo sucede al Compañero Masón; cuyo Grado es Emblemático de la virilidad material, moral y espiritual, lo que significa que se encuentra en la edad del trabajo, de la abnegación y del sacrificio.

La escalera o escala masónica, es el Símbolo de la más alta justicia, aplicada según la gravedad de las Faltas, los Delitos, o los Crímenes; es decir, que se aplica escalando la diversidad de los actos consumados, que estén considerados como infracciones o violaciones a la moral y a la ley.

Ya sabemos que la Escalera que debe subir el Compañero para lograr ascender al conocimiento de sus ciencias, consta de cinco escalones; cada uno tiene su nombre, su color, su simbolismo e interpretación.

Los Nombres y colores que aparecen en ellos son: la Inteligencia, Color Negro; la Rectitud, Color Blanco; el Valor, Color Rojo o Púrpura; la Prudencia, Color Azul, y la Filantropía, Color Verde.

La descripción que se da a este Tramo de la Escalera de Caracol, es como sigue:

  • Primer escalón, se llama «Tsedaka», Justicia Eleemosina; o el Deber de hacer un ejercicio puro y razonable de nuestros Cinco Sentidos para encontrar la verdad y aplicar los principios de la justicia.

Muestra también el deber que tenemos de evitar y huir de la corrupción y del vicio, lacras que devoran hasta los más rudimentarios conceptos de la razón, y que trastornan la armonía y la dicha social.

La inteligencia, es la facultad que nos obliga a no caer víctimas de nuestras preocupaciones, nuestras pasiones, ni malos hábitos, es el factor que impide que vivamos dominados por la apatía. Debemos hacer uso de la Inteligencia, porque nos sublima y distingue de los demás seres creados por la Naturaleza.

El color negro de este Escalón, simboliza al misterio de las tinieblas, al dolor moral, a la pesadumbre, a la tristeza, al mal, a lo desconocido, a la noche, etc.

  • El segundo escalón se denomina «Schor Sahau» Bos Albur, cuya máxima es: “no lo desees para nadie, lo que no quieras para ti”

La rectitud, es un sinónimo de Equidad y constituye otro patrimonio universal del hombre que debe propagar, demostrar y utilizar en provecho de sus semejantes.

Nuestra conciencia debe hacer un acopio de esfuerzos para obrar con equidad y rectitud, puesto que es la única forma de llegar a comprender lo que es la razón y la justicia: símbolos de la libertad.

Equidad, a su vez, es un sinónimo de entendimiento, discernimiento, concepción y expresión de las facultades básicas de la armonía universal.

La Belleza, la Perfección y la Grandeza, son otros atributos producto de una educación consciente y equitativa.

El color blanco, que ostenta este Escalón es simbólico de la pureza, la inocencia, la verdad, la nobleza, la alegría, la ciencia, la luz, el Día, etc.

  • El tercer escalón, se llama «Mathoh», Dulciis, e indica, que los golpes de la adversidad deben soportarse con entereza y valor, no perdiendo nunca el ánimo para continuar adelante, en pos de la meta fijada.

El valor, es una cualidad que sólo poseen los hombres, cuyos actos tienden a realizar sus propósitos aun a costa del sacrificio propio; es una facultad de que nos dotó la Naturaleza, para luchar contra del error, la barbarie y el oscurantismo.

Es el factor indispensable a todo masón, porque a él corresponde unirlo a sus energías y a su constancia en las acciones, para contribuir a combatir las plagas miserables de la tiranía, y poder conquistar los derechos y las libertades de los débiles u oprimidos.

Por eso el valor, es también el símbolo de la grandeza, del progreso y de la educación de los Pueblos Civilizados, porque por ese medio, se hacen respetar dando a conocer que saben conservar los sublimes principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

La aplicación de estos tres grandes derechos ha sido, y seguirá siendo dentro de todas las Razas, los Pueblos y en todos los tiempos el motivo de la lucha de la verdad contra el error, de la luz contra las tinieblas, de la justicia contra el crimen, etc…

Este escalón es de color rojo o púrpura y representa al valor, al arrojo, a la fuerza, al fuego, al calor, etc.

  • El cuarto escalón, recibe el nombre de «Emounah» Fides Firmitas, que significa ser franco o verídico, y huir del engaño o la mentira, en otras palabras, procurar siempre aplicar nuestros conceptos bajo los más puros y sinceros razonamientos para decir la Verdad.

El término «verdad» puede referirse a una realidad o a una proposición; según hablemos de la realidad, del ser o de una verdad de una propuesta mediante la cual se expresa un juicio.

En el primer caso decimos que una cosa es verdad, o verdadera, para indicar que no se trata de una ilusión, de una apariencia, siendo entonces la verdad idéntica a la realidad, a lo que las cosas son.

En el segundo caso consideramos que la verdad es una propiedad del enunciado, de la proposición (no de la realidad, del objeto) y decimos que la verdad consiste en la adecuación o correspondencia de la proposición con aquello a lo que se refiere (con los hechos, con la cosa). Si tal correspondencia no se da decimos que la proposición es falsa.

La prudencia, es la facultad que nos hace obrar bien y atinadamente durante los trances difíciles, comprometidos o peligrosos, salvándonos del fracaso. El Hombre prudente, educado y virtuoso es bueno por naturaleza, haciéndose apreciar de sus semejantes.

La hipocresía se combate con la prudencia; la primera explota las miserias humanas, esclaviza las conciencias y destruye el bien armónico; mientras la segunda, engrandece a los pueblos, ejercita a la razón y mantiene estrechos los lazos de la unión.

El color de este Escalón es el azul, representa al infinito, a la unión colectiva, a la fidelidad, a la constancia, a la confraternidad universal, a la masonería simbólica, etc.

  • El quinto escalón. La filantropía, es una de las perfecciones humanas, que se alcanzan por medio de la abnegación; cualidad muy difícil de practicar en el sentido de la palabra. Consiste en poseer el sentimiento de amor a la humanidad, la que nos obliga a tolerar, ayudándola y auxiliándola durante las vicisitudes de las Plagas Sociales, conducirla por buen camino, que es el más seguro de la existencia.

Nos enseña a respetar las opiniones sinceras de nuestros hermanos, porque la intransigencia o el capricho, maldicen y persiguen cruelmente a las agrupaciones sociales, por eso no deben encontrar eco dentro de nuestras sanas conciencias.

El color de este Escalón es el verde, emblemático de la Naturaleza, la realidad, la esperanza, la inmortalidad, la victoria, el nacimiento, etc.

Como se ve, la escalera de caracol, o sea, la senda que recorre el compañero para llegar hasta la Meta de sus estudios, contiene un simbolismo moral tan profundo y encierra una filosofía social tan pura, que manifiesta palpablemente el objeto a que está destinada o sea a la práctica de las virtudes establecidas en el tribium masónico, tolerancia, unión y fraternidad, que comprenden el resumen de las enseñanzas de la Escala de las Ciencias del Compañero.

Estas Tres Virtudes practicadas dentro de la moral masónica, son las que enseñan a respetar los derechos de libertad de conciencia; libertad del pensamiento y la libertad de acción social, y por eso nuestra orden, no distingue ni persigue a nadie, cualquiera que sea su fe política o religiosa.

Además, el tribium masónico, dentro de sus enseñanzas y prédicas condena enérgicamente a los violadores o detractores del derecho de igualdad, al que considera como de los más perfectos y sagrados dones que la Naturaleza ha legado al Hombre.

Aquí queda establecida la ardua labor, que el Compañero Masón protestó desarrollar y cumplir en beneficio de sus Semejantes; tarea que sólo quedará terminada, con el ejemplo, la abnegación y el sacrificio individual de los hermanos, cuya voluntad y energía dediquen al estudio y al trabajo.

Los 21 Temas del Compañero Masón
Adolfo Terrones Benítez

IHVH, LA CRUZ Y LA ROSA


Proemio.

Así como las palabras pueden ser polisémicas, el símbolo suele ser polivalente según el contexto en que se encuentran. Además, el valor o interpretación del  símbolo, depende en mucho, del Angulo o posición del observador.

Según Gerard Encausse (Papús), las cuatro letras hebreas que componen uno de los nombres de Dios: IHVH, es una clave para desentrañar los misterios Rosacrucianos. (1)

El presente está escrito en el ámbito alegórico y al margen de toda connotación religiosa.

“IHVH, LA CRUZ Y LA ROSA”

LA CRUZ es un símbolo muy antiguo, y se le presenta en varias formas. Como la Cruz Esvástica, la Tau, Cruz de Malta, Cruz Copta, o Cruz Latina entre otros.

La Cruz Tau, viene siendo la última letra del alfabeto hebreo, y dentro del árbol cabalístico, ocupa el sendero que une las sephiroth Yesod el fundamento, con Malkuth el reino, su carta del tarot es “el mundo” o “la virgen del mundo”.

LA MASONERÍA DEL RITO DE YORK, posee un monograma conocido como “LA Triple Tau”, compuesto por las letras “T” y “H”, que significa: Templum Hierosolymoe o sea:“Templo de Jerusalén”, el hombre; El monograma está dentro de un triangulo equilátero representando la santísima trinidad, a la vez el triangulo está circunvalado por un circulo, símbolo de Dios… Y los tres elementos como una unidad mayor, representael pacto de Dios con el Hombre.

LA CRUZ LATINA posee dos maderos, uno horizontal representativo del aspecto material, y otro vertical, representativo del aspecto espiritual  del universo.

Algunos escritores, relacionan la Cruz Latina con la cuadratura del círculo, pues al tener cuatro ángulos iguales de 90°, suman los 360° del círculo.

EL UNIVERSO que contiene al hombre, según nuestros antiguos ancestros, estaba conformado por cuatro elementos: Fuego, Agua, Aire y Tierra. Esos cuatro elementos estaban relacionados con las cuatro letras hebreas del nombre de IHVH: “Yod”, el fuego, “He” el agua, “Vau” el aire, y la cuarta letra, y segunda  “He”, siendo la síntesis de las tres letras anteriores, representa el elemento tierra.

En el extremo superior del madero vertical de la cruz, se encuentra la letra “Yod” el fuego o alma universal, el extremo inferior del madero vertical, se encuentra la segunda “H”, representando la materia, en el extremo horizontal derecho se encuentra la primera letra “He” el agua, y en el extremo izquierdo del madero horizontal, se encuentra la letra “Vau” el aire.

El quinto elemento que se suma a esta cuarteta, es la Consciencia representada por la Rosa de Sarón (2), la letra hebrea “Shin”, el fuego del espíritu santo que desciende sobre la cabeza de los doce apóstoles en Pentecostés (3).  La Rosa que florece en la intercesión de los dos maderos, y conforme la Rosa florece, el IHVH se convierte gradualmente en  IHsVH, o sea IEHOSHUA.

Las cuatro letras hebreas de IHVH están relacionadas con los cuatro mundos de la Cábala:  Atziluth el mundo ideal o espiritual, Briah el mundo creativo o mental, Yetzirah mundo formativo o emocional, Assiah mundo material, y el descenso de la chispa divina desde más allá de “Ain Soph Aur”, los tres velos de existencia negativa que cubren el rostro inefable de Dios, y el retorno o ascenso a su origen a través de la “Merkabah”, la carrosa.

 “EN EL VIENTRE OSCURO DE MARÍA, SE GESTO EL QUE SERÍA EL HOMBRE LUZ” (4);

La Cruz es el cuerpo humano físico, la Rosa la consciencia o alma del hombre.

Los templos Católicos Romanos, comúnmente son en forma de Cruz, mientras que los templos o logias de las órdenes y fraternidades místicas, toman la forma de cubo. Ambas formas representan lo mismo… El cuerpo humano.

El madero vertical de la cruz se compone de cuatro cuadros iguales, el madero horizontal, de tres cuadro iguales, los cuales al doblarse sobres sí mismos, forman un cubo.

Los templos y logias, están orientados de oriente a poniente, estando la entrada principal al poniente y el altar mayor al poniente.

El hombre entra en sus templos o logias, por la puerta del poniente, donde se dice se encuentra el Jardín del Edén, el árbol del conocimiento, y la serpiente o Lucifer.

Eva fue el primer ser viviente en ser iniciada por el Ángel de la Luz. Que por cierto, alegóricamente se dice que Iblís preño a Eva, de cuya unión nacería Caín, y de  quien proviene el linaje de todos los forjadores de bronce.

El árbol del conocimiento es el cuerpo humano, que obviamente al encontrarse en el jardín del Edén, se encontraba en el universo inmanifiesto, como una idea arquetípica. La manzana fruto del árbol del conocimiento, el cuerpo “material”,  vendría siendo el cerebro humano, que al comerlo, Adán y Eva se descubrirían desnudos.

Lucifer en su caída, no solo arrastro a Adán y Eva hacia el universo manifiesto, hasta Malkuth el reino, sino también a Dios.

EL APÓSTOL PEDRO, dicen que prefirió ser crucificado cabeza abajo, porque no era digno de morir igual que su maestro Jesús. En realidad, la palabra Pedro, significa Roca, la materia más densa, por ello, solo podría ser crucificado en una cruz donde el madero horizontal estaría en la parte más baja del madero vertical, donde predominaría la materia, mientras que Jesús muere en una Cruz Tau, donde el madero horizontal ha alcanzado su máxima altura  sobre el madero vertical… La consciencia del alma.

La Cruz es el cuerpo físico, donde Jesús el Cristo, el ser o alma del hombre, está crucificado; La floración de la Rosa o Consciencia va de acuerdo a la altura en que se encuentra el madero horizontal sobre el madero vertical. El cual llegando a su máxima altura, la cruz latina se convierte en la Cruz Tau, para sucesivamente transformarse en la Cruz  Ankh o Anzata egipcio, representativo de haber alcanzado el estado de  “consciencia universal”. Jesús el Cristo, fue crucificado en el “Gólgota” (calavera),  sobre la tumba de Adam.

Hasta hoy, es cuanto mi pensar y sentir.

 “Soy yo quien ha creado al herrero que sopla sobre los carbones ardientes, y que saca la herramienta que necesita para su obra, soy yo quien ha creado al asesino que solo piensa en destruirlo todo” Is. 54:16.

“El secreto es inviolable por su propia naturaleza” (8)

Fraternalmente.

José David Belmontes Beltrán. M,’, M,’,

Nota:

Las palabras, son símbolos de símbolos, no son verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.

El presente, son reflexiones y meditaciones personales. No representan necesariamente el criterio de la orden.

No escribo para todos, sin embargo: “El que tenga oídos para oír, que oiga”.

Culiacán, Sinaloa. México. Martes 17 de abril del 2023.

(1).- Tarot de los Bohemios.- Papús. Gerard Encause.

(2).- “Yo soy la rosa de Sarón, Y el lirio de los valles. Como el lirio entre los espinos, Así es mi amiga entre las doncellas”.- Cantares 2.1.

(3).- Un Jardín de Granadas.- Israel Regardie.

(4).- El Misterio de las catedrales.- Fulcanelli.

(5).-“El secreto Masónico”.- Robert Ambelain.

(6).- Biblia Reina Valera.

(7).- Árbol de la Vida.- Z’ev Ben Shimon Halevi

(8).- Liturgia del Grado de Aprendiz de Mason.

María es un símbolo de la materia altamente organizada como cuerpos humanos. Y el hombre luz, es el hombre con consciencia despierta.

LA ANATOMÍA OCULTA DEL HOMBRE


De Manly Palmer Hall.

EL SIMBOLISMO DEL CUERPO HUMANO

En la Escritura se nos dice que Dios hizo al hombre a su propia imagen y semejanza. Así ha sido declarado no solamente en la Biblia Cristiana, sino también en la mayoría de los escritos sagrados de los seres iluminados. Los patriarcas judíos enseñaron que el cuerpo humano es el microcosmos, o pequeño cosmos, hecho a la semejanza del macrocosmos, o gran cosmos. Esta analogía entre lo finito y lo infinito se ha dicho que es una de las claves por la cual se pueden develar los secretos de la Sagrada Escritura. No hay ninguna duda que el Viejo Testamento es un libro de texto fisiológico y anatómico para aquellos que son capaces de leerlo desde un punto de vista científico. Las funciones del cuerpo humano, los atributos de la mente y las cualidades del alma humana, han sido personificados por los sabios de la antigüedad, y un gran drama ha sido elaborado acerca de sus relaciones entre si mismos y con los demás. Al gran egipcio semidios Hermes, la raza humana debe su concepto sobre la ley de analogía. El gran axioma hermético fue: «Como arriba es abajo; como abajo es arriba.»

Todas las religiones antiguas estaban basadas en el culto a la Naturaleza, el cual, en una forma degenerada, ha sobrevivido hasta nuestros días como culto fálico. La adoración de las partes y funciones del cuerpo humano comenzó en el último período de los Lemures. Durante la época Atlante esta religión dio lugar al culto del sol, pero incorporando en sus doctrinas muchos de los rituales y símbolos de la creencia anterior. La construcción de los templos en la forma del cuerpo humano es una costumbre común a todos los pueblos. El tabernáculo de los judíos, el gran templo egipcio de Karnak, las estructuras religiosas de los sacerdotes hawaianos, y las iglesias cristianas dispuestas en forma de cruz, son ejemplos de esta práctica.  Si el cuerpo humano fuera extendido sobre uno de estos edificios, con los brazos abiertos, se vería que el altar mayor ocuparía la misma posición relativa que el cerebro ocupa en el cuerpo humano.

Todos los sacerdotes de la antigüedad conocían anatomía. Aceptaban que todas las funciones de la Naturaleza eran reproducidas en pequeño en el cuerpo humano. Por lo tanto, consideraban al hombre como un libro y enseñaban a sus discípulos que entender al hombre era comprender el universo. Aquellos sabios creían que cada estrella en el cielo, cada elemento en la tierra y cada, función en la Naturaleza, estaba representado en el cuerpo humano por su correspondiente centro, polo o actividad.

Esta correlación entre la Naturaleza y la naturaleza interna del hombre que estaba oculta para las masas constituía las enseñanzas secretas del antiguo sacerdocio. La religión era considerada mucho más seriamente que lo que es en nuestros días, por los atlantes y egipcios. Era la vida misma de estos pueblos. Los sacerdotes tenían un control total sobre millones de ignorantes hombres y mujeres, a los cuales se les había enseñado desde su infancia que estos patriarcas, con sus atavíos y luengas barbas, eran los mensajeros directos de Dios; y se creía que toda desobediencia a lo ordenado por los sacerdotes atraería sobre la cabeza de los transgresores la cólera del Todopoderoso. El templo dependía de su apoyo, basado en su secreta sabiduría, la cual daba a los sacerdotes control sobre ciertos poderes de la Naturaleza y los dotaba de una sabiduría y comprensión enormemente superior al estado seglar que ellos controlaban.

Esos sabios comprendieron que en la religión había algo mucho más grande que el mero canto de mantrams e himnos; ellos comprendieron profundamente que la senda de la salvación sólo puede ser recorrida con éxito por aquéllos que tienen conocimiento práctico y científico de las funciones ocultas de sus propios cuerpos. El simbolismo anatómico que ellos desarrollaron para perpetuar este conocimiento ha llegado hasta la cristiandad moderna, pero, aparentemente, su clave parece haberse perdido. Es una tragedia para los religiosos el estar rodeados por cientos de símbolos que no pueden comprender; pero, es más triste aún que ellos hayan llegado a olvidar totalmente que estos símbolos tienen otro significado que las tontas interpretaciones que ellos a su manera han urdido.

La idea predominante en la mente de los cristianos de que su creencia es la única y verdadera doctrina inspirada, y que vino huérfana al mundo, es irrazonable en extremo. Un estudio comparativo de las religiones prueba, sin lugar a dudas, de que la cristiandad ha mendigado, pedido prestado o se ha apropiado de los conceptos y filosofías de los tiempos antiguos y de los paganos del medioevo. Entre los símbolos y alegorías religiosas que pertenecían al mundo antes de la aparición de la cristiandad, hay algunos que nosotros deseamos someter a vuestra atención. Los siguientes conceptos y símbolos cristianos son de origen pagano:

La cruz cristiana viene de Egipto y de la India; la triple mitra, del culto de Mithra; el cayado, de los Misterios Herméticos y Grecia; la inmaculada concepción, de la India; la transfiguración, de Persia; y la trinidad, de los Brahamanes. La Virgen María, como la madre de Dios, se encuentra en una docena de diferentes creencias. Hay más de veinte salvadores del mundo crucificado. El campanario de la iglesia es una adaptación de las pirámides y obeliscos egipcios, en tanto que el diablo de los cristianos es el Tifón de los egipcios con algunas variantes. Mientras más profundiza uno el problema, mejor comprende que no hay, realmente, nada nuevo bajo el sol. Un sincero estudio de la fe cristiana demuestra, claramente, que es la evolución natural de las doctrinas primitivas. Hay una evolución en la religión así como en la forma física. Si aceptamos e incorporamos en nuestras doctrinas el simbolismo religioso de cerca de cuarenta pueblos, esto nos permitirá comprender (al menos en parte) el significado de los mitos y alegorías de lo que hemos tomado prestado, y no ser más ignorantes que aquéllos a las cuales hemos recurrido.

Este pequeño libro está dedicado a procurar explicar el problema de la relación que existe entre el simbolismo del antiguo sacerdocio y las funciones ocultas del cuerpo humano. Primero debemos comprender que se supone que toda escritura sagrada está sellada con siete sellos. En otras palabras, que se requieren siete interpretaciones completas para entender plenamente el significado de las revelaciones filosóficas antiguas, que nosotros hemos preferido llamar Escritura Sagrada. La escritura no debe entenderse como algo histórico. Aquellos que interpretan su significado literal, comprenden la parte mínima de ella.

Es un hecho bien conocido que, por razones de índole dramática, Shakespeare juntó en sus obras caracteres de individuos que habían vivido en épocas distintas separados por cientos de años; pero Shakespeare no estaba escribiendo historia sino drama. Lo mismo ocurre con la Biblia. La Escritura deja a los historiadores envueltos en desesperante desconcierto al formular sus autocontradictorias tablas cronológicas, en las cuales la mayoría de ellos quedarán esperando el día del juicio final. La Escritura brinda excelentes temas para debatir, y también es un terreno propicio para las discusiones sobre nimiedades, respecto a términos y ubicación de desconocidas ciudades. La mayoría de las ciudades de la Biblia, hoy señaladas en las guías, recibieron su nombre cientos de años más tarde al nacimiento de Cristo, por peregrinos que suponían haber ocupado lugares próximos a los mencionados en la Biblia. Todo esto puede convencer a algunos, pero, para el pensador es de una evidencia concluyente que la historia es lo menos importante de la Escritura.

Cuando la emperatriz Elena, madre de Constantino el Grande, visitó Jerusalén en el año 326, descubrió que no sólo había desaparecido toda traza de cristiandad, sino que un templo dedicado a las diosa Venus permanecía en pie, sobre la colina hoy aceptada como el Monte Calvario. ¡Cerca de cuatrocientos años después de la muerte de Cristo no había, aparentemente, nadie en la Tierra Santa que hubiese oído hablar de él! Esto no implica necesariamente que él no haya vivido, pero si que el halo de milagros y atmósfera sobrenatural con que lo rodea la cristiandad moderna es grandemente mitológico. Semejante a todas las otras religiones, la fe cristiana ha acumulado una colección de fantásticas leyendas que despiertan la superstición y que son sus propios enemigos, porque ellos han tomado al simple moralista de Nazareth – el hombre que amaba a sus prójimos – y construyeron una superestructura de idolatría que nadie ama y sólo sirve a su propio fin.

Así como Buddha en la India reformó, meramente, los conceptos que se tenía sobre Brahman en sus días, Jesús dio nueva forma a la fe de Israel y dio a sus discípulos y al mundo una doctrina basada sobre lo que había estado antes establecido, pero remodelada para enfrentar los problemas y necesidades de su pueblo. Los esenios que educaron a Jesús eran de origen egipcio o hindú, y su fe tomó lo mejor que había en el pasado. Los recuerdos preservados son sumamente alegóricos, y el hombre simple es sumergido por ellos en un inmenso mar de supernaturalismo. Esto no fue hecho enteramente sin propósito, pues, así como Shakespeare se tomó la licencia de utilizar la historia para presentar verdades esenciales, parece ser que, del mismo modo, los historiadores de Jesús usaron el carácter del hombre como base fundamental de un gran drama. Él deviene el héroe de un relato siete veces sellado, y aquellos cristianos que han estudiado los símbolos pueden conseguir con ese relato la clave de los verdaderos Misterios Cristianos. Entonces, ellos comprenderán que la Escritura es la eterna historia; que ella no pertenece a ninguna nación o pueblo en particular, y que sólo es narración o relato de todas las naciones y todos los pueblos.

Es una cosa maravillosa, por ejemplo, estudiar la vida de Cristo a la luz de la astronomía, pues él deviene el sol, y sus discípulos los doce signos del zodíaco. Entre las constelaciones encontramos las escenas de su ministerio, y en la precesión de los equinoccios el relato de su nacimiento, crecimiento, plenitud y muerte por los hombres. Por otra parte, las atormentadas substancias químicas en la retorta nos revelan simbólicamente la vida del Maestro, pues, con la clave de la química la Escritura se convierte en otro libro.

En este librito, en particular, sin embargo, nos referiremos solamente a la relación que existe entre estas alegorías y el cuerpo humano.

Descubrimos que la vida de Cristo, como la encontramos en los Evangelios, ha sido conformada artificiosamene hasta coincidir perfectamente con las vidas de una docena de salvadores de la humanidad, porque todos ellos son, también, mitos astronómicos y fisiológicos. Todos estos mitos nos llegan a nosotros desde la más remota antigüedad, en cuya época las razas primitivas utilizaban el cuerpo humano como la unidad simbólica, y los dioses y demonios eran personificados en los órganos y funciones del cuerpo. Entre ciertos escritores cabalistas vemos que la Tierra Santa era delineada sobre la base del cuerpo humano, y las diversas ciudades se muestran como centros de conciencia en el hombre.

Aquí se encuentra un maravilloso campo de estudio para aquéllos que quieran investigar profunda y sinceramente los antiguos Misterios. Nosotros no abrigamos la esperanza de agotar el tema, pero si vosotros obtenéis con este librito la clave para seguir esta línea de pensamiento hasta que logréis que sea vuestro íntimamente, se abrirá para vosotros, al final, uno de los secretos del Libro Divino de la Revelación.

LOS TRES MUNDOS

De acuerdo con las Escuelas de Misterios el cuerpo humano está dividido en tres grandes partes, y, en analogía con esto, el universo externo se dice que esta compuesto de tres mundos: cielo, tierra e infierno. El cielo es el mundo superior y por alguna razón desconocida se supone que está arriba, aunque Ingersoll ha probado concluyentemente que debido a la rotación de la tierra, arriba y abajo son siempre lugares cambiables. Casi todas las religiones enseñan que Dios mora en el cielo. A sus componentes se les enseña que Dios está sobre ellos, por eso levantan sus manos en la oración y elevan sus ojos hacia el cielo al implorar o pedir algo. En algunos países se supone que Dios mora en la cima de las montañas, que son los lugares más elevados del mundo. Dondequiera que él esté y quienquiera que sea, el lugar de su morada está arriba, desde donde protege al mundo de abajo.

Entre el cielo de arriba y el infierno de abajo está la Tierra, llamada por los escandinavos Midgard, o jardín del medio. Está suspendida en el espacio y constituye la morada de los hombres y otros seres vivientes. Está conectada con el cielo por un arco iris que hace de puente y por el cual los dioses descienden. Sus cráteres volcánicos y fisuras, se dice que sirven de conexión con el infierno, el lugar de la oscuridad y el olvido. Aquí, “entre los dominios del cielo y de la tierra que maneja», como dice Goethe, existe la Naturaleza. La verde campiña, los corrientes ríos, el poderoso océano, existen sólo en el mundo medio, el cual es una especie de campo neutral, en donde las huestes del bien y del mal libran su eterna batalla de Armageddon.

Abajo, en oscuridad y en llamas, tormentos y sufrimientos, esta el mundo de Hel, el cual nosotros hemos interpretado como infierno. Es lo más bajo; porque, seguramente, así como pensamos del cielo como lo de arriba, lo hacemos del infierno como lo de abajo, mientras que este lugar medio (Tierra) parece ser como la línea divisoria entre ambos. En el infierno están las fuerzas del mal, las lágrimas, los profundos dolores, los poderes destructivos, los cuales están siempre produciendo aflicción a la Tierra y luchando, incansablemente, para derribar el trono de los dioses en el cielo.

Este sistema en su totalidad es un mito anatómico, pues el mundo celestial de los antiguos – el templo de la justicia en la cima de la montaña – era el cráneo con su divino contenido. Es el hogar de los dioses en el hombre. Se lo denomina con el término de arriba porque ocupa el extremo norte de la columna vertebral humana.

Se dice que el templo de los dioses que gobiernan la Tierra está en el Polo Norte, el cual es, mencionándolo de paso, el hogar de Santa Claus, porque el Polo Norte representa el lado positivo de la columna vertebral del «Señor planetario». Santa Claus, saliendo de la chimenea, con su ramita de siempreviva (Árbol de Navidad), en la estación del año cuando la Naturaleza esta muerta, tiene una hermosa interpretación masónica para aquéllos que quieran estudiarla.

Lo mismo es cierto respecto al maná que descendía para alimentar a los Hijos de Israel en el desierto, porque este maná es una sustancia que desciende por la médula espinal desde el cerebro. Los hindúes simbolizan la espina dorsal como el tallo del loto sagrado; por lo tanto, el cráneo y su contenido está simbolizado por la flor. La columna vertebral es la escala de Jacob, conectado el cielo con la Tierra, mientras que los treinta y tres escalones son los grados de la masonería y los años de vida de Cristo. En lo alto de estos escalones, el candidato asciende en el plano de la conciencia para alcanzar el templo de la iniciación, que se halla colocado en la cima de la montaña. En este lugar majestuoso, con su cúpula arriba de todo, con un agujero en su piso (foramen magnum), es donde se dan las iniciaciones del gran misterio. Las montañas de los Himalayas con sus picos, representan los hombros y la parte superior del cuerpo. Son las montañas más elevadas de la Tierra. En alguna parte, sobre la cima más alta, se levanta el templo, descansando (como en el cielo de los griegos) sobre los hombros de Atlas. Es interesante notar que la vértebra superior de la columna vertebral del hombre es llamada atlas y sobre ella descansa la base del cráneo. En el cerebro hay un número de cavidades y circunvalaciones, y en ellas (según las leyendas orientales) viven los sabios – los yoguis y hermitaños -. Las cavernas de los yoguis, se dice, están ubicadas en los lugares cercanos al nacimiento del río Ganges. Toda religión tiene su río sagrado. Para los cristianos es el Jordán; para los egipcios, el Nilo; y para los hindúes, el Ganges. El río sagrado es el canal espinal que corre entre los picos de las montañas. Los santos, en su retiro, representan los centros sensorios del ojo espiritual ubicado en el cerebro humano y son los siete durmientes, del Corán, quienes deben permanecer en la oscuridad de sus cavernas hasta tanto el fuego espiritual los vitalice.

El cerebro es la habitación de arriba a que se refieren los Evangelios, en donde Jesús se encontraba con sus discípulos, y se ha dicho que los discípulos representan las doce sinuosidades del cerebro. Son estos doce senos del cerebro los que más tarde envían sus mensajes por medio de los nervios, al cuerpo que está abajo, para convertir a los Gentiles, o predicar el Evangelio a campo abierto. Estas doce sinuosidades se reúnen alrededor de la abertura central del cerebro (el tercer ventrículo), el cual es la santidad de santidades – el asiento de la misericordia -, en donde, entre las extendidas alas de los Ángeles, Jehováh habla con el sumo Sacerdote, y donde permanentemente, día y noche, se manifiesta la gloria de Shekinah. Desde este punto asciende, finalmente, el espíritu; lugar del cráneo que representa al Gólgota. Es un hecho clarividente de que el espíritu no sólo deja el cuerpo sino que también entra en él, por la coronilla, lo cual probablemente ha dado origen al relato de Santa Claus y su chimenea.

La Trinidad en el hombre mora en las tres grandes cámaras del cuerpo humano, desde las cuales irradian su poder a través de los tres mundos. Estos centros son: el cerebro, el corazón y el sistema de reproducción. Estas son las tres cámaras principales de la pirámide y, también, los lugares en donde se dan las iniciaciones de Aprendiz, Compañero y Maestro masón, todos éstos, grados de la Logia Masónica Azul. En estas tres cámaras moran el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los cuales son simbolizados por la palabra de tres letras: AUM. La trasmutación, regeneración y desarrollo de estos tres grandes centros se produce por la repetición de la Palabra Perdida la cual es el gran secreto de la Orden Masónica. De los nervios espinales vienen impulsos y fuerzas vitales que hacen eso posible. Por lo tanto, al masón se le advierte que debe considerar con todo cuidado su palabra substituta, que significa «la médula de los huesos.»

En el cerebelo, o cerebro posterior – el cual tiene a su cargo el sistema motriz del cuerpo humano y es el único cerebro desarrollado en el animal -, se encuentra el desarrollo de un pequeño árbol, el cual, por su forma arborescente, ha sido simbolizado como una rama de acacia y como tal se refiere a una alegoría masónica.

Los dos hemisferios del cerebro fueron llamados por los antiguos Caín y Abel, y tiene mucho que hacer con la leyenda del castigo de Caín, que es, literalmente, el castigo por el desequilibrio. Porque Caín, matando el espíritu de equilibrio, es enviado a vagar por la faz de la tierra. Yo tengo en mi poder un cráneo muy notable que, originalmente, descansaba sobre los hombros de un homicida. Es de una cualidad orgánica elevada, pero lleva la maldición de Caín. Este individuo tenía odio por alguien, y lo alimentaba muy cuidadosamente. El alimentar un rencor, algunas veces, deviene una de las cosas más peligrosas. Este individuo juró que cuando encontrara a cierta persona, le arrancaría el corazón y se lo echaría a la cara. Pasaron varios años; su odio aumentaba. Al final, encontró a su enemigo, lo atacó y cumplió la amenaza. Fue ahorcado por el crimen, pero el cráneo, llevando el testimonio de su cerebro, revela un hecho muy interesante. La mitad derecha del cerebro está bajo el control de Mercurio – el planeta de la inteligencia – y como resultado de que lo cruzan nervios en la base del cráneo, domina el lado izquierdo del cuerpo. El lado izquierdo del cerebro, bajo el control de Marte – el espíritu de la ira y del impulso – gobierna el lado derecho del cuerpo y del mismo modo el fuerte brazo derecho. Como resultado de su odio y el gobierno de Marte, que crecía por ese odio, la parte posterior del lado, izquierdo del cerebro llegó a ser justamente el doble en volumen que la del lado derecho. El individuo permitió que Marte controlara su naturaleza. La impetuosidad de Marte lo gobernaba, y pagó con su vida la maldición de Caín. La ciencia sabe que hay una línea muy fina que separa la genialidad de la insanidad; porque, cualquier vicio o virtud dominante, el hombre la debe pagar con el desequilibrio. La falta de armonía siempre altera nuestro punto de vista, y un punto de vista erróneo siempre produce sufrimiento.

En el cráneo se halla «el tablero de los conmutadores» que controla las actividades del cuerpo. Toda función del hombre que tenga lugar debajo del cuello, tiene su control desde un centro de conciencia del cerebro. La prueba de esto es que cualquier lesión producida en determinados centros del cerebro, produce la paralización de varias partes del cuerpo. La ciencia médica sabe ahora que la médula espinal es una prolongación del cerebro, y algunos hombres con autoridad científica afirman que la médula es capaz de tener inteligencia, a lo largo de todo su recorrido . Esta médula es la espada flamígera que se supone está colocada verticalmente en los portales que cierran el Jardín del Edén. El Jardín del Edén es el cráneo, dentro del cual hay un árbol que tiene doce clases de frutos.

El cerebro está lleno de cámaras abovedadas y galerías, las cuales tienen su correspondencia en las bóvedas y arcos de los templos, siendo, indudablemente, el tercer ventrículo la Cámara del Rey de la Gran Pirámide. La médula espinal es la serpiente de los antiguos. En algunos lugares de la América Central y Sud América el Dios Salvador es llamado Quetzalcoatl. Su nombre significa: serpiente emplumada, y éste ha sido siempre su símbolo. Esta es la serpiente bronceada levantada por Moisés en el desierto. Los nueve anillos de la cola de la serpiente son llamados el número del hombre, y ellos representan las vértebras sacras y coxígeas, en cuyos centros se encuentra el secreto de la evolución humana.

Cada órgano del cuerpo físico esta reproducido en el cerebro, en donde está copiado por la ley de analogía. Hay dos formas humanas embriónicas, una masculina y otra femenina, entrelazadas en el cerebro. Éstas son el Yin y Yang de la China, los dragones blanco y negro mordiéndose entre si. Una de estas figuras tiene como órgano de expresión la glándula pineal, y la otra, el cuerpo pituitario. Estas glándulas de secreción interna, son dignas de consideración, pues ellas son factores de suma importancia en el desarrollo de la conciencia humana. Aunque aparecen como no teniendo ninguna función, no están atrofiadas, y como la Naturaleza no preserva ningún órgano innecesario, ellas deben tener un rol muy importante. Es conocido que estas glándulas son mayores y más activas en las mentalidades con un alto grado de desarrollo y lo contrario ocurre en las de desarrollo inferior; y, en ciertos idiotas congénitos, ellas son muy pequeñas. Estas dos glándulas son llamadas la cabeza y la cola del dragón de la sabiduría. Ellas son los polos de cobre y de zinc de un circuito eléctrico, que tienen al cuerpo entero como una batería.

El cuerpo pituitario (que descansa en la «silla turca» del hueso esfenoide, directamente detrás y un poco debajo del puente de la nariz y conectado con el tercer ventrículo por un fino canal llamado: infundibulum) es el polo femenino, o centro negativo, que tiene a su cargo la expresión de la energía física. Su actividad regula en alto grado el tamaño y peso del cuerpo. Es también un termómetro que revela los desórdenes que hubieren en cualquiera de las cadenas de las glándulas internas. La endocrinología (estudio de las glándulas internas y sus secreciones) esta todavía en un estado embrionario, pero algún día, se revelará como lo más importante de la ciencia médica. En el mundo antiguo se conocía al cuerpo pituitario por los siguientes símbolos: la retorta de los alquimistas; la boca del dragón; la Virgen María; el Santo Grial; el cuarto creciente lunar; el baño purificador; uno de los querubines del Arca; la Isis de Egipto; Radha de la India; y la boca del pez. Puede ser muy bien llamado: la esperanza de gloria del hombre físico. En el extremo opuesto del tercer ventrículo y un poco más arriba, está la glándula pineal, la cual no deja de semejarse a una piña (de la cual toma su nombre).

Sir Ernest Alfred Wallis Budge, cuidador de las antigüedades egipcias en el Museo Británico, menciona, en una de sus obras, la costumbre egipcia de atarse conos de piñas sobre la cabeza. Declara que, en los rollos de papiros, esos conos están atados en lo alto de la cabeza de los muertos, cuando tienen que hacerse presente ante Osiris, señor del mundo inferior. Indudablemente que este símbolo se refiere a la glándula pineal. Había, también, costumbre en ciertas tribus de África de atar pedazos de grasa sobre sus cabezas, y dejarlos que se derritieran al sol y les corriera sobre el cuerpo, como parte de normas religiosas. Es interesante observar que los Indios Americanos solían llevar su pluma – que originalmente era símbolo de su Cristo – en el mismo lugar en donde los monjes cristianos afeitan su cabeza. Los hindúes, enseñan que la glándula pineal es el tercer ojo, llamado el ojo de Dangma. Es Llamado por los buddhistas el ojo que todo lo ve, y en la cristiandad se habla de él como del ojo único.

Se nos dice que en épocas remotas la glándula pineal era un órgano de orientación, por el cual el hombre conocía el mundo espiritual, pero que, con la aparición de los sentidos materiales y los dos ojos objetivos, dejó de usarse, y, durante el tiempo de la raza lemur, se retiró al lugar que, actualmente, ocupa en el cerebro. Se dice que los niños, recapitulando sus períodos previos de evolución, tienen, alrededor de los siete años un uso limitado del tercer ojo, en cuyo tiempo los huesos del cerebro se desarrollan en conjunto. Esto se relaciona con la condición semiclarividente de los niños, los cuales son, en el campo psíquico, mucho más sensitivo que los adultos. Se supone que la glándula pineal secreta un aceite, el cual es llamado resina, la vida del pino. Esta palabra parece estar relacionada con el origen de los Rosacruces, quienes trabajaban sobre las secreciones de la glándula pineal buscando la apertura del ojo único; porque en la Escritura se dice: «La luz del cuerpo es el ojo; por lo tanto, si tu ojo se hace único, el cuerpo todo será llenado con luz.»

La glándula pineal es la cola del dragón y en un extremo tiene una pequeña protuberancia parecida a un dedo. Esta glándula es llamada Joseph (José)porque es el padre del hombre Divino. La protuberancia semejante a un dedo, es llamada la vara de Dios; algunas veces, la lanza sagrada. Su contorno se asemeja a esas retortas que utilizaban los alquimistas para evaporar líquidos. Es un órgano espiritual, destinado, más tarde, a ser lo que fue al comienzo, esto es, el eslabón de enlace entre lo humano y lo divino. El vibrante dedo en el extremo de esta glándula es la vara de Jesse y el cetro del alto Sacerdote. Algunos ejercicios, como se dan en las escuelas de Misterios del occidente y oriente, hacen vibrar este pequeño dedo, produciendo un sonido zumbante sordo, en el cerebro. Esto es, algunas veces, muy penoso, especialmente cuando el individuo que experimenta el fenómeno, lo que ocurre en la mayoría de los casos, no sabe nada de la experiencia a través de la cual está pasando.

En el medio del cerebro y rodeado por las circunvoluciones, está el tercer ventrículo, una cámara abovedada de iniciación. Alrededor de ella se sientan los tres reyes, tres grandes centros de vida y fuerza – el cuerpo pituitario, la glándula pineal y el thalamus óptico. En esta cámara hay, también una pequeña simiente como arenisca, la cual está indudablemente, conectada con el arca del rey que se halla en la Gran Pirámide. Se supone que el tercer ventrículo es el sitial del alma, y se dice que el aura que rodea la cabeza de los santos y sabios, representa el resplandor dorado que irradia este tercer ventrículo.

Entre los ojos y justo arriba de la raíz de la nariz, hay una dilatación en el hueso frontal del cráneo que es llamado el seno frontal. La ligera comba producida por la dilatación de este hueso, es conocida en frenología como el asiento de la individualidad. Es este lugar donde se colocan las joyas en la frente de los Buddhas, y es, también, desde este punto que la serpiente se levanta de la corona de los antiguos egipcios. Varias de las Escuelas de Misterios enseñan que este es el sitial de Jehová en el cuerpo humano. Aunque su función se realiza por medio del sistema generativo, su centro de conciencia, como una parte del espíritu del hombre, esta localizado en un mar de éter azul, en el centro del seno frontal, llamado el velo de Isis. Cuando se estudia el cuerpo humano, clarividentemente, ese pequeño punto aparece, siempre, como un centro o punto negro y no puede ser analizado.

El monte Palatino de los antiguos, sobre el cual fueron construidos los templos de Júpiter y Juno, tiene, también, su lugar en el cuerpo humano. La estructura del hueso del paladar es una especie de colina, y arriba del mismo, en línea recta, están las dos órbitas de los ojos, las cuales son el Júpiter y Juno del mundo antiguo.

La cruz, desde luego, representa el cuerpo humano. Su parte superior es la cabeza del hombre, irguiéndose sobre la línea horizontal de los dos brazos abiertos. Como ya lo dijéramos, las grandes iglesias y catedrales del mundo han sido construidas en forma de cruz, y contienen (donde estaría la cabeza) el altar con sus velas encendidas. Estas velas simbolizan los centros espirituales que se hallan en el cerebro, y la costumbre de colocar una ventana sobre el altar, sugiere el delicado lugar que se halla en la parte superior del cráneo. El cráneo – la habitación superior – es el sanctum sanctorum del Templo Masónico, y a élsólo pueden aspirar los puros.

El hueso en forma de ala, que la ciencia médica conoce como esfenoide, es el escarabajo egipcio, llevando en sus garras el cuerpo pituitario y teniendo, también, en lo alto, las centelleantes chispas de la inmortalidad localizada en el seno frontal.

Se nos dice, en las mitologías antiguas, que los dioses bajaban del cielo y andaban entre los hombres, instruyéndoles en las artes y ciencias. De manera similar, los poderes divinos del hombre, descienden del mundo celestial de su cerebro para llevar a cabo la obra de construir y reconstruir las sustancias naturales. Se nos dice que al final de la evolución del cuerpo humano, éste se irá disolviendo lentamente retornando al cerebro (que fue su origen) hasta que no quede nada más que siete centros globulares irradiando siete sentidos de percepción perfectos, que son los espíritus ante el trono y los salvadores que son enviados al mundo para redimirlo por medio de los siete períodos de su desarrollo.

El hombre es una planta invertida; se nutre del sol como la planta lo hace de la tierra. Así como la vida de la planta asciende por su tronco para nutrir sus ramas y hojas, la vida del hombre (arraigada en el cerebro) desciende para producir el mismo resultado. Esta vida descendente se simboliza por el mundo de los salvadores, que bajan al mundo para morir por los hombres. Más tarde, estas vidas retornan al cerebro, en donde ellas glorifican al hombre ante todos los mundos de la creación. Es suficiente ya, como relato sobre el cerebro. Ahora, consideraremos la otra parte maravillosa del hombre, es decir, la espina dorsal.

LA ESPINA DORSAL

Conectando los dos mundos (arriba el cielo y abajo la esfera de la oscuridad) está la espina dorsal, una cadena de treinta y tres segmentos, que protege en su interior a la médula espinal. Esta escalera de huesos juega un rol muy importante en el simbolismo religioso de los antiguos. A menudo, se la menciona como un camino o escalera en espiral. Algunas veces, se le llama la serpiente, otras, la vara o cetro.

Los hindúes enseñan que hay tres distintos canales o tubos en el sistema espinal. Los llaman Ida, Pingala y Sushumna. Estos canales conectan los centros inferiores generativos del cuerpo con el cerebro. Los griegos los simbolizaban por el caduceo, o báculo alado de Hermes. Éste consistía en un bastón largo (el Sushumna que va al centro), que terminaba en una perilla o bolita (que está en el centro de la médula oblongata). A cada lado de esta perilla, están las alas arqueadas, que se utilizaban para representar los dos lóbulos cerebrales. Arriba de este báculo suben, alternativamente y en forma de espiral, dos serpientes, una negra y la otra blanca. Éstas representan el Ida y Pingala.

Los antiguos hindúes tienen una leyenda concerniente a la diosa Kundalini, en la cual se dice que ella descendió del cielo, por medio de una escalera o cuerda, a una pequeña isla que se halla flotando en el inmenso océano. Relacionando esto con la embriología, es evidente que la escalera o cuerda representa al cordón umbilical, y la islita el plexo solar. Cuando la escalera es cortada y se desconecta del cielo, la diosa huye aterrorizada a refugiarse en una caverna (el plexo sacro), en donde ella se oculta totalmente a la vista de los hombres. Como Amaterasu, la diosa japonesa del Rostro Refulgente, ella debe ser sacada de su caverna, pues, mientras permanece ahí y se resiste a salir fuera, el mundo está en la oscuridad. Kundalini, es una palabra sánscrita cuyo significado es: «una fuerza serpentina, o gas enroscado». Esta fuerza, según lo declaran los sabios orientales, puede ser dirigida hacia arriba a través del canal espinal central (Sushumna). Cuando esta esencia se encuentra con el cerebro, abre el centro de la conciencia espiritual y percepción interna, llevando con ello la iluminación espiritual. El sistema cultural por el cual eso es posible, es la enseñanza más secreta de los santos orientales, porque ellos saben que esta fuerza serpentina o enroscada no sólo lleva a la iluminación sino que, como la serpiente que es un símbolo, es, también, mortalmente venenosa.

Conocimientos superficiales o fragmentos de ocultismo oriental están llegando frecuentemente al mundo Occidental, pero, lamentamos decirlo, con ellos vienen interminables sufrimientos y males, porque estas grandes verdades en las manos de individuos incapaces de comprenderlas o aplicarlas correctamente, destruyen la inteligencia y la razón.

A lo largo de la espina dorsal hay cierto número de nervios, ganglios y plexos. Todos estos tienen lugar en el simbolismo religioso. Por ejemplo, se nos dice, que los antiguos judíos llamaban al plexo sacro y al ganglio sacrocoxígeo, las ciudades de Sodoma y Gomorra. Hay un pequeño plexo en la región de los riñones llamado plexo sagitario, al cual los antiguos llamaron la ciudad de Tarso, donde San Pablo luchó con las bestias. El ocultismo superior enseña que las flores de loto (centros nerviosos de la espina dorsal) son como polos negativos, que dan testimonio de los siete grandes centros positivos de conciencia localizados en el cerebro. Estos siete centros funcionan por medio de los otros centros que se hallan en la espina dorsal en la misma forma, aproximadamente, en que los siete espíritus ante el trono funcionan por medio de los cuerpos planetarios. El discípulo es advertido de no trabajar con los centros que se hallan en la espina dorsal, sino que debe hacerlo con los centros gobernantes – los centros del cerebro.

El caminar errante de los Hijos de Israel en el desierto, el peregrinaje de los mahometanos a la Meca, los interminables peregrinajes de los santos hindúes que se pasan la vida yendo de un templo a otro, representan el peregrinaje del fuego espiritual (kundalini) a través de los centros nerviosos que se hallan a lo largo de la espina dorsal. Siguiendo ciertas instrucciones particulares, la fuerza es llevada a estos centros, uno tras otro, hasta que, visto clarividentemente, se convierten estas áreas en una especie de flores luminosas, de las cuales dimanan rayos de luz, semejando los pétalos. Cada uno de estos lotos tienen diferentes números de pétalos de acuerdo con las ramificaciones nerviosas que dependen de él.

Se dice que el Logos, cuando llegó el momento de crear el universo material, entró en estado de profunda meditación, concentrando el poder de su pensamiento en los siete centros, semejantes a flores, de los siete mundos. Esa fuerza vital, descendiendo gradualmente del cerebro (el cual era el gran mundo superior) y penetrando en las flores de loto, una por una, dio nacimiento a los mundos inferiores. Cuando, al final, ese fuego espiritual penetró en el centro más bajo, el mundo físico fue creado, y su fuego estaba en la base de la espina dorsal. Cuando el mundo retorne a él de nuevo , y el Logos vuelva a ser supremo en conciencia, será porque retiró la vida de estos siete centros, comenzando por los inferiores, llevándolas nuevamente, al cerebro. Así es que la senda de evolución de todas las cosas vivientes es elevar este fuego, cuyo descenso hizo posible su manifestación en estos mundos inferiores y cuyo ascenso les pondrá, otra vez, en armonía con los mundos superiores.

Este mito de la fuerza vital que desciende y toma a su cargo el gobierno de los mundos, se encuentra en todos los pueblos civilizados de la tierra. Esto es el Hiram Abiff) quien construyó el Templo Masónico (los cuerpos), y que fue muerto por los tres vehículos que él había formado. Tiene su similitud con el Cristo, muerto por los pecados del mundo.

Por el hecho de que este fuego espinal es una fuerza enroscada, serpentina, en todas partes del mundo se ha usado la serpiente para representar a los salvadores del mundo. El uraeus (emblema de serpiente) usado por los sacerdotes egipcios en su frente, era un símbolo del Kundalini, la sagrada cobra que, cuando fue elevada en el desierto, salvó a todos aquéllos que la contemplaron (Moisés y la serpiente de bronce).

Así como el cerebro es el centro del mundo divino, el plexo solar es el centro del mundo humano que, representando la semiconciencia, une la inconsciencia de abajo con la conciencia de arriba. El hombre no sólo es capaz de pensar con el cerebro; cierta fase del pensamiento es producida por los centros nerviosos del plexo solar.

Probablemente, antes de ir más adelante, será prudente describir la diferencia que hay entre un médium y un clarividente. Para la mayoría de las personas no hay ninguna diferencia, pero, para el místico, estas dos fases de la vista espiritual, están separadas entre si por los límites de las etapas totales en la evolución humana.

Un clarividente es aquél que ha elevado al cerebro la fuerza espinal serpentina y por su desarrollo ha merecido el derecho de percibir los mundos invisibles con la ayuda del tercer ojo, o glándula pineal. Este órgano de conciencia, que millones de años ha, conectaba al hombre con los mundos invisibles, se cerró durante el período lemúrico, cuando los órganos sensorios, perceptores del mundo objetivo, comenzaron a desarrollarse. Los ocultistas, sin embargo, por el proceso de desarrollo al cual nos hemos referido someramente antes, pueden volver a abrir este ojo y por medio de él explorar los mundos invisibles. El clarividente no nace, se hace. Los médiums no se hacen, nacen. El clarividente puede llegar a serlo sólo después de años, algunas veces, de vidas, de autopreparación; por el otro lado, el médium, sentándose en una habitación a oscuras o por otras prácticas similares, puede obtener ciertos, resultados en muy pocos días.

El médium usa el plexo solar como un espejo, y en sus nervios sensitivos son reflejados cuadros registrados en los éteres invisibles. A través del bazo (que es el portal del cuerpo etérico) el médium permite la entrada, en su constitución espiritual, de inteligencias desencarnadas, dando como resultado el oír voces y otras manifestaciones psíquicas. La escritura automática se consigue permitiendo, al brazo etérico de una inteligencia extraña, el control temporario del brazo físico del médium. Esto no es posible hasta tanto el médium no quita su doble etérico del brazo, pues dos cosas no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo. El resultado de la separación periódica de las fuerzas vitales del brazo físico, es muy desastroso, llegando, frecuentemente, hasta la parálisis.

La mediumnidad es antinatural para el hombre, mientras que la clarividencia es el resultado natural del crecimiento y desarrollo de la naturaleza espiritual. Hay cien médiums por un clarividente, porque sólo puede llegarse a ser clarividente por el autodominio y el ejercitamiento de un tremendo poder; mientras que, el más débil, el más enfermo y más nervioso de los individuos, es el que mejor médium resulta. El clarividente desarrolla su mente llenándola de benéficos conocimientos, en tanto que la primera instrucción que se le da al que quiere ser médium, es: «Trate de dejar su mente vacía.»

La razón por la cual la mediumnidad, a través del plexo solar, es una retrogradación, puede ser resumida como sigue: Los espíritus-grupo, que controlan el reino animal, desempeñan sus cargos produciendo imágenes en el plexo solar, pues el animal no tiene mente autoconsciente. Su resultado es que, en lugar de pensar con su propio cerebro, piensa con el cerebro del espíritu-grupo, a quien esta unido por invisibles hilos magnéticos. Estos hilos conducen sus impresiones y las fotografías en el sistema nervioso simpático. No teniendo voluntad propia, el animal es incapaz de combatir sus impulsos y, en consecuencia, los obedece implícitamente. El hombre se gobierna a si mismo por medio del sistema cerebro espinal, porque ha desarrollado la individualidad, y el sistema simpático ya no lo gobierna más. Exponiéndose a los impulsos que le llegan por el plexo solar, el médium obstaculiza su propio desarrollo al no permitir que el sistema nervioso cerebro espinal controle su destino.

Al hombre siempre le ha gustado apoyarse en las cosas externas. No le agrada enfrentar cada problema y resolverlo con el cerebro que Dios le ha dado. Por eso, busca el apoyo de los mundos invisibles, pidiéndoles ayuda para realizar la obra que debiera llevar a cabo por su propio esfuerzo.

Miles de personas deben participar de la responsabilidad del médium, porque muchos de ellos siguen ese camino debido a que cientos de personas desean hablar con sus parientes muertos o tener informaciones reservadas sobre los valores de la Bolsa. Aquéllos que alientan cosas que ellos no harían por si mismos, son personalmente responsables por el daño que, por su egoísmo, han permitido que les llegue a otras personas.

La diferencia, por lo tanto, entre la mediumnidad y la clarividencia se halla cerca de la mitad de la columna vertebral. Es la diferencia entre lo negativo y lo positivo; es la diferencia que hay entre la oscuridad de una habitación en donde se realiza, a medianoche, una sesión espiritista y la ceremonia al mediodía en un templo.

Todos los órganos que se encuentran dentro del cuerpo humano tienen su significación religiosa. El corazón, con sus cámaras, es en si un templo erigido sobre la montaña del diafragma. El bazo, con su pequeño cuerpo en forma de sombrilla, concentra los rayos solares y tiene a su cargo el cuerpo etérico. Es este cuerpo etérico, enrollado dentro del bazo, el que inyecta en el sistema circulatorio los corpúsculos blancos de la sangre.

Nosotros sabemos que el cuerpo humano ha servido de inspiración para casi todas las invenciones mecánicas. Las bisagras han sido copiadas del cuerpo humano; lo mismo las perillas y la cuenca o alvéolo que las contienen. Se nos ha dicho que la primera instalación de plomería fue reproducida de los sistemas circulatorios arterial y venoso. Centenares de máquinas e implementos han sido inspirados por los sutiles movimientos del funcionamiento de nuestros propios vehículos, porque el cuerpo humano es la más maravillosa máquina que pueda concebirse y, por eso, la mejor que pueda la mente humana estudiar.

La estrecha relación que existe entre el sistema generativo inferior y el cerebro en la parte superior (porque el cerebro es un sistema generativo positivo) se debe, desde luego, a la médula espinal que los conecta. En un momento determinado, cierto número de pequeñas puertas, que ahora separan el cerebro del sistema generativo, se abren, y el Sushumna se convierte en un abierto túnel y, así, cada impulso es llevado inmediatamente a ambos extremos del cuerpo. Es por esta razón que el candidato hace voto de castidad, ya que la estrecha conexión existente en los discípulos avanzados entre el cerebro y el sistema reproductivo, exige una absoluta conservación de todas las energías vitales. Las amígdalas están conectadas directamente con el sistema generativo; en realidad, ellas son parte de su polo positivo formado por el cerebro. La deplorable costumbre actual de vacunar y de cortar las amígdalas a los niños apenas llegan al mundo, producirá en alguna época una definida degeneración de la raza. La mayoría de las amígdalas se infectan a causa de que el niño, en los primeros años, come demasiados dulces. La moral es no cortar las amígdalas, y suprimir los dulces. La mayor parte de los padres son responsables por la enfermedad de sus hijos. Ya sea por su ignorancia o por indulgencia, ellos permiten que la inconsciencia infantil, que todavía no esta controlada por los vehículos superiores, los destruya antes de que la vida se exprese plenamente. Cuando los niños están enfermos en los primeros años de vida, el médico encontrará, habitualmente, la causa del mal en los padres, y el padre o la madre – no el niño – deberá ser medicamentado por las píldoras que necesite. Si el estómago se mantiene en condiciones adecuadas, las amígdalas se mantendrán también en buenas condiciones. La absoluta economía demostrada por la Naturaleza en la construcción de todas sus estructuras sería prueba suficiente de que el Señor no estuvo perdiendo su tiempo cuando hizo las amígdalas y el apéndice. Él tuvo, aparentemente, su razón para hacerlo, pero estos pobres, inofensivos órganos, se han convertido en una mina de oro para los médicos, quienes los quitan a la más ligera provocación. Se nos dice que la posición vertical asumida por el cuerpo humano, que fuerza el contenido de la región intestinal a viajar, parte del tiempo, cuesta arriba, es la razón de la existencia del apéndice, que se ha perdido en las criaturas de porte horizontal. Cada órgano no sólo tiene su propósito visible sino, también, un invisible propósito espiritual, y puede ser envidiado el individuo que trata de llevar su vida preservando intactos, en todo lo que le sea posible, sus miembros y partes anatómicas originales.

En cuanto a la deuda de la ciencia para con el cuerpo humano, debemos agregar que el sistema decimal es el resultado del contar con los dedos del hombre primitivo, por lo cual el número diez se convirtió en la unidad de enumeración. El antiguo codo fue, también, la distancia entre el codo y el extremo del segundo dedo, o aproximadamente, dieciocho pulgadas. Así sucede si retrocedemos en el estudio de las cosas, encontrando que, casi todo con lo que el hombre se ha rodeado, es una adaptación del cuerpo con el cual Dios ha envuelto su espíritu.

El hombre va conquistando, gradualmente, el control no sólo de los órganos de su cuerpo sino, también, de sus funciones. La ciencia establece que ciertos órganos funcionan mecánica o automáticamente, pero el ocultismo considera que no hay nada mecánico en lo que se refiere a las funciones del cuerpo humano. Tomemos el ejemplo de un obrero tirando un trozo de hierro entre las ruedas y palancas de una maquina en perfectas condiciones de marcha. Se oirá un chirrido y la maquina se detendrá. Por otro lado, si se tira, figuradamente, una llave inglesa dentro del cuerpo humano, éste, inmediatamente, comenzará el proceso de eliminarla. Rodeará al elemento extraño con una envoltura y tratará de absorberlo. Si esto es imposible, tratará de arrojarlo hacia afuera por algún canal adecuado para ese propósito. Si estos medios fracasan, se acostumbrará, en muchos casos, a la presencia del obstáculo y procurará seguir sus funciones de algún modo. Esto demuestra, sin duda alguna, que las partes orgánicas del hombre poseen cierta forma inherente de inteligencia; por lo tanto, ellas no son máquinas, porque ninguna invención mecánica es capaz de tener inteligencia.

Paracelso, el gran médico suizo, quien, después de estar muchos años en el lejano Oriente retornó a Suiza para enseñar medicina, fue el primero que dio al mundo europeo su concepto de los espíritus de la Naturaleza. Enseñó que las funciones de la Naturaleza estaban bajo el control de pequeñas criaturas, invisibles para los sentidos normales pero que, trabajando a través de los reinos de la vida, minerales, plantas, animales, y partes del cuerpo humano, mantenían a todos ellos desenvolviéndose de una manera inteligente, bajo el control de la gran jerarquía celestial de Escorpión, que tiene a su cargo la construcción de los cuerpos en la Naturaleza, estos elementales son las inteligencias invisibles que gobiernan el cuerpo humano y sus funciones.

Como resultado de la siempre evolucionante conciencia del hombre, éste está adquiriendo un control más completo de las funciones de sus diversos órganos. Hay dos clases de músculos – voluntarios e involuntarios – siendo la diferencia que los músculos voluntarios, que son controlados por la mente consciente del individuo, tienen sus fibras que corren en dos modos y cruzándose entre si, mientras que los involuntarios no tienen fibras que los crucen. El corazón ha sido considerado un músculo involuntario, pero está comenzando, ahora, a mostrar fibras cruzadas, prefigurando así los días en que el hombre consciente e inteligentemente regulará los latidos de su propio corazón. Lo mismo reza, con respecto a todos los otros órganos que sobreviven a los periódicos cambios que van teniendo lugar en la constitución del hombre. Los santos orientales pueden, con todo éxito, vivir sin que su corazón lata; pueden pararlo y hacerlo latir a su voluntad. Echando la lengua hacia atrás y tapando así el pasaje del aire a los pulmones, pueden permanecer por meses inmóviles. Muchos chelas orientales, hacen esto mientras reciben iniciaciones espirituales fuera del cuerpo físico. Se han registrado casos de santos que han sido enterrados vivos. Semanas más tarde, al ser desenterrados, se encontró que el cuerpo estaba seco como un cuero. Se le echó agua encima, y después de un cierto lapso, el hombre, que no había respirado durante semanas, se levantó y empezó a caminar. Éste es el resultado del extraordinario control que la mente es capaz de conquistar sobre las funciones del cuerpo.

El ocultismo enseña que hay todo un universo dentro del cuerpo humano; que él tiene sus mundos; sus planos, dioses y diosas. Millones de diminutas células son sus habitantes. Éstas están agrupadas en reinos, naciones y razas. Hay las células óseas y las células nerviosas, y millones de estas pequeñísimas criaturas, al agruparse, se transforman en una cosa compuesta de muchas partes. El Gobernador Supremo y Dios de este gran mundo es la conciencia del hombre que dice: «yo soy». Esta conciencia toma su universo y lo lleva hasta otra ciudad. Cada vez que va y viene por las calles, ella toma sus centenares de millones de sistemas solares y los lleva consigo, pero, siendo tan infinitesimales, el hombre no puede comprender que ellos son realmente mundos.

Igualmente, nosotros somos células individuales en el cuerpo de una creación infinita que se mueve a si misma a través de la infinitud, a una velocidad desconocida. Los soles, las lunas y estrellas, son, meramente, huesos del gran esqueleto compuesto de todas las sustancias del universo. Nuestras propias minúsculas vidas son, simplemente, partes de esa infinita vida que circula y palpita a través de las arterias y venas del espacio. Pero todo eso es tan vasto que esta más allá de la comprensión de este pequeño «yo soy» en nosotros. Por lo tanto, podemos decir que ambos extremos son, igualmente, incomprensibles. Vivimos en un mundo medio, con infinita grandeza por un lado e infinita pequeñez por el otro. A medida que nuestro desarrollo se va ampliando, también lo hace nuestro mundo, dando como resultado el que vayamos comprendiendo cada vez más todas estas maravillas.

LOS MUNDOS INFERNALES

En la base de la espina dorsal esta ubicado el trono del Señor de la Forma, comúnmente llamado Jehová y Shiva. El linga es su símbolo. Cabalga el gran toro de lo terrenal. Su hija es la muerte y la destrucción, no siendo, sin embargo, una forma del mal. Construye los cuerpos que nos dan poder para funcionar en los mundos inferiores. Él los cristaliza por medio de líneas de fuerza. La geometría es el esqueleto, y todos los cuerpos que él construye son problemas geométricos, ángulos geométricos cristalizados en rocas y piedras. Gradualmente, la cristalización que trae cuerpos al mundo se vuelve demasiado densa y no es capaz de responder a las impresiones sutiles de la conciencia espiritual. Lentamente se convierte en piedra, y la muerte es el resultado de la misma causa que trajo el cuerpo al mundo. Las primeras razas de la tierra adoraban a los atributos procreativos de la vida. Ellos sentían que la más elevada expresión de vida era el poder de dar una nueva vida al mundo. Por lo tanto, el principio dador de vida fue personificado en una deidad dadora de vida a todas las cosas, o más bien, que traía a la manifestación la vida latente que no podía crecer o desarrollarse en el mundo físico sin el vehículo de la sustancia densa.

Para el ocultista, el nacimiento es muerte y la muerte es un despertar. Los místicos de la antigüedad enseñaban que el haber nacido en el mundo físico era entrar a una tumba, porque ningún otro plano de la Naturaleza es tan desacorde, tan limitado como el mundo terrenal. El tiempo y la distancia eran las rejas de la prisión que encadenaban al alma a vivir en un estrecho lugar. El calor y el frío atormentaban al alma, la edad la privaba de sus facultades, y la vida del hombre no era más que una preparación para la muerte. Como la vida se vive a la sombra de la muerte, ellos enseñaron que es una mofa, una cosa hueca, dorada para la mirada descuidada, pero sin brillo y carcomida, comida de gusanos, cuando la examinamos detenidamente. El cuerpo físico se convertía en el sepulcro, la tumba, el cementerio en el cual el espíritu yacía esperando el día de la liberación cuando, como una chispa virginal, se levantaría otra vez dejando la rota urna de barro. Por lo tanto, en todas las religiones tenemos al mundo inferior como un negro abismo, en el cual Yama, de tres cabezas, arroja las almas condenadas para que sufran en el infierno de su propia creación, porque es cierto que cada raza elabora de su propia naturaleza, los demonios que la atormentan. Aquí Tifón, el dios egipcio de la destrucción, con cuerpo de cerdo y cabeza de cocodrilo, espera con las fauces abiertas para devorar a aquellos que no han sabido aprovechar las oportunidades de la vida en forma adecuada. La mayoría de los pueblos simbolizan al demonio dotándolo de un cuerpo parte animal, parte hombre. Mora en la naturaleza animal del hombre, y aquéllos que son dominados por sus apetitos, gustos y disgustos, sus odios y temores, no necesitan otra condenación; han construido su propio infierno y están sufriendo sus tormentos.

El sistema generativo, esta, gradualmente, siendo absorbido en el cerebro, y el hombre del gran período venidero del mundo generará su especie, o al menos formará vehículos para él por medio de la laringe, que es el órgano de la palabra hablada. Se nos ha dicho que un pequeño cuerpo etérico, que será más tarde el órgano positivo de la reproducción, se está construyendo, en forma gradual, cerca de la laringe. Aquéllos que sean incapaces de levantar el fuego de la médula espinal, a través del canal Sushumna, serán arrojados a un reino lateral, semejante al de los simios actuales.

Se supone que el cuerpo físico está bajo el control de la Luna, la cual, como vosotros sabéis, gobierna todos los líquidos de la Tierra. La Luna fue la última encarnación del espíritu de la Tierra, y la raza humana pasaba por el estado de conciencia animal en el cuerpo etérico del Señor de la Luna. Los espíritus lunares son llamados «antepasados» y son conocidos por los cristianos como ángeles. Estos seres tienen el control de los poderes generativos del hombre y el animal. La entidad que se encarna elige, frecuentemente, muchos años antes, el vehículo con que aparecerá en el mundo. Se dice que el germen etérico es colocado en el cuerpo de los padres unos veinte años antes de que el niño venga al mundo. Esto es el resultado de su búsqueda del ambiente adecuado a sus necesidades materiales y espirituales.

Ciertas escuelas de ocultismo han enseñado que la conciencia espiritual del hombre no estaba fija en ningún punto del cuerpo, sino que estaba en cualquiera de las partes donde el hombre mora con sus pensamientos. Nosotros sabemos que hay tres mundos donde el hombre puede morar. El primero es el mundo mental, en donde puede vivir rodeado de sus pensamientos, sus sueños y sus aspiraciones. El segundo, es el mundo humano, donde él puede ser uno de esa gran clase media que piensa poco, come poco, duerme poco y sufre incesantemente. Su tercer hogar posible, es un mundo animal, donde puede morar en el medio de sus pasiones, lujuria, y odios, que queman su alma y consumen su cuerpo. La historia de las razas primitivas muestran que ellas se levantaron a través de esos estados hasta que, al final, unos pocos se convirtieron en verdaderas criaturas pensantes.

La sangre de cada hombre es individual. Cristalizada, forma dibujos geométricos que difieren en cada persona, por eso, por medio del análisis de la sangre podría desarrollarse un sistema mucho más seguro, para la investigación del crimen, que los sistemas de Bertillón y de la impresión digital. La historia del alma humana está escrita en su sangre. La posición que él ocupa en la evolución, sus esperanzas y sus temores, están impresas en las formas etéricas que fluyen a través de su corriente sanguínea. Hasta que la sangre roja no entra en el cuerpo, el espíritu del hombre no puede entrar en él; sólo ronda alrededor del cuerpo al que esta unido por un hilo de naturaleza eléctrica. Estudiando clarividentemente grillos, langostas y otras pequeñas criaturas, es posible observar impulsos que vienen de esos pequeños globos que rondan sobre sus cuerpos, que demuestran sus movimientos y sentidos primitivos. Por lo tanto, se dice que la real línea entre el vegetal y el animal viene con la llegada de la sangre roja; consecuentemente, ciertos peces pequeños, moluscos, etc., son técnicamente vegetales, aunque no reconocidos como tales por la ciencia. El hígado es la llave de la sangre roja. El color rojo de la vestimenta de Lucifer, se deriva del color de la sangre, y la palabra Lucifer significa: «portador de luz» (o calor) y es un nombre de la sangre. Por esa razón es el espíritu de la tentación. En los Misterios cristianos, la herida del hígado de Cristo por la lanza del centurión, es un hecho especialmente místico, en tanto que Prometeo, el amigo del hombre, encadenado en el pico del Monte Cáucaso, con el buitre que devoraba su hígado, es el mismo mito expresado en el simbolismo de los antiguos griegos.

Es interesante, también, notar la relación que hay entre las palabras «live» (vida) y «liver» (hígado), porque tener un hígado (liver) es vivir (to live). Siguiendo este detalle, podemos notar que la palabra live deletreada al revés se convierte en evil (mal) y la palabra lived (vivido) se convierte en devil (diablo). Esta peculiar relación no sólo se encuentra en inglés, sino también, con ligeras variantes, en otros varios idiomas. Cuando nos ocupamos de esto, sin embargo, quedamos envueltos en el estudio Cabalístico, el cual es el análisis del significado simbólico de las palabras.

Rojo es el color de la sangre y la clave del hígado, y su efecto sobre los animales es muy notable. Irrita, excita y en algunos casos realmente causa la locura de los animales. Por eso se usa, frecuentemente, en la capa de los toreros. El torero mueve su capa frente al toro y consigue, comúnmente, irritarlo. El uso de luces rojas no es una cosa poco común en la magia negra. Los magos malos las usan para materializar espectros, en tanto que la ciencia médica ya ha descubierto que son un fuerte irritante si se aplica al cuerpo humano.

Durante la ira y el odio, el aura astral del hombre se ve veteada con rojas llamas que tienen gran parecido con los rayos. A menudo la base de la espina dorsal brilla con una luz roja oscura, símbolo de odio, pasión o ira. Esta luz roja, brillando eternamente, en la base de la columna vertebral, ha dado origen al relato que se hace del fuego del infierno y de la condenación, pero los predicadores han olvidado de recordar a los seglares, que ellos llevan consigo mismo su propio infierno a donde quiera que vayan.

Se dice que el poder rojo es derivado de la luz blanca de Sol, por medio del cuerpo de Samael, el espíritu de Marte. Ésta es la causa del resplandor rojo en el cielo. Marte es el dios de la guerra, la disputa, el odio y la disensión. Fue la deidad regente del imperio romano, cuyos soldados llevaban rojo en sus uniformes como símbolo de su mando. Siguiendo a Marte como guía conquistaron al mundo, y luego, cayeron bajo las mismas espadas con que ellos habían asesinado a los otros.

Así como el rojo es el color del cuerpo, el amarillo es considerado el color del alma. Por esta razón los Buddhas y los salvadores del mundo son representados con un halo o aureola dorada que los rodea. Esta luz es el hábito amarillo; también, es la luz que atestigua la oscuridad, sobre la cual escribió San Juan. Esta luz, fluyendo del tercer ventrículo, representa el Shekinah de los judíos, que está sobre el propiciatorio, como un pacto entre Dios y el hombre. El amarillo es vitalizador, un dador de vida. Por ello el Sol con sus rayos dorados y su personificación – el Cristo – son, ambos, dadores de vida. La falta de vitalidad puede ser tratada con éxito exponiendo el bazo al Sol.

El azul el más elevado de los tres colores primarios, es el color dado al Padre. Es un color sedante, que tranquiliza, y de especial valor para el tratamiento de la demencia y la obsesión. Es difícil para los magos negros actuar con éxito en una luz azul. Su afinidad con la mente es muy evidente, y se reúne como un mar eléctrico en la glándula pineal y como un extracto de todas las cualidades espirituales de la naturaleza humana. El núcleo azul de toda llama se dice que es el símbolo del Padre invisible, oculto en el luminoso Sol. En las palabras del Cristo: «Aquél que me ha visto a Mi, ha visto al Padre. Yo soy en el Padre y el Padre es en Mi.»

Es muy interesante el uso de los colores en los símbolos. El dragón verde, al cual los héroes de la mitología generalmente matan, representa la Tierra. La armadura blanca es un cuerpo físico purificado. El mago negro es oscuridad e incertidumbre. Todos los colores tienen un valor simbólico, y grandes lecciones pueden aprenderse del estudio de la aplicación de estos valores en el ocultismo.

Tratando el tema de la fisiología y anatomía oculta, debemos detenernos por un momento para dar crédito a los alquimistas y rosacruces, quienes, durante la Edad Media, encubrían el estudio de la anatomía oculta presentando los órganos del cuerpo humano en la forma de retorta y otros recipientes utilizados para su alquimia. Uno de sus grandes exponentes, dijo en resumen: «Nuestra química no es como la que se conoce y donde se emplean los productos químicos, sino que la hacemos con ciertos recipientes secretos» (órganos internos) “y sustancias químicas espirituales, que son invisibles para el individuo ordinario. Nosotros no creemos en la tortura de los elementos químicos», (combinándolos para formar gases, vapores o masas hirvientes) «porque los productos químicos, lo mismo que el hombre, pueden sufrir cuando se los combina en forma inadecuada».

El horno de los alquimistas era el cuerpo humano. El fuego que ardía en él, estaba en la base de la espina dorsal. La chimenea era la médula espinal, por la cual pasaban hacia arriba los vapores para reunirse luego y ser destilados en el cerebro. Este fue un sistema secreto llevado a Europa del lejano Oriente, en donde ha sido considerado, por siglos, la más elevada forma de religión. Podemos llamar a estas verdades ocultas los principios de la espiritualidad operativa para distinguirlas de la moderna religión, la cual está formada enteramente de teorías especulativas. La gente no sueña que la religión es fisiológica, ni creería que su salvación depende enteramente del uso científico de los elementos y fuerzas internas de sus propios cuerpos; pero a despecho de todo esto, puede ser dicho lo contrario; tal es el caso. Durante los próximos años mucho se hará para iluminar al hombre en lo que concierne al trabajo secreto de sus propias partes y miembros.

Es muy interesante notar la similitud que existe entre las encarnaciones o apariciones en el mundo del gran avatara Vishnú y los cambios que tienen lugar en el embrión humano antes del nacimiento. Esto nos llevará a nuestro próximo tema: la embriología oculta.

EMBRIOLOGÍA OCULTA

El Gran Señor Vishnú ya ha venido nueve veces a la Tierra para salvar al hombre. Falta su décimo nacimiento. Sus nueve apariciones tienen un estrecho paralelo con los nueve principales cambios que ocurren en el embrión humano, previamente al nacimiento. Vishnú nació, primero, de la boca de un pez. Luego, nació del cuerpo de una tortuga. Más tarde, tuvo su aparición como jabalí, luego león, después como mono. Y luego de tener otros nuevos cambios, apareció como hombre. Yo noté, hace algún tiempo, que un hombre de ciencia había confeccionado una tabla mostrando la relación del cerebro humano con varios animales durante el período prenatal. Seguía exactamente la lista de las encarnaciones de Vishnú, aunque era totalmente inconsciente de que estaba uniendo el ocultismo oriental con la embriología Occidental.

Casi todos los mitos de la cosmogonía están basados en la embriología. La formación del cosmos, se dice, ha tenido lugar en la misma forma en que el hombre ha sido formado, sólo que en una mayor escala. Por ejemplo, en los Puranas de Vishnú senos dice que la creación tuvo lugar dentro del vientre de Meru. El espacio estaba rodeado de grandes montañas y escarpadas rocas (el corión, o membrana externa que envuelve el feto). El universo fue creado del agua y flota en un gran mar (el fluido amniótico). Descendiendo una escala (cordón umbilical) vinieron los dioses. Cuatro ríos fluían dentro de la nueva tierra, como se dice en el Génesis. Estos son los vasos sanguíneos del cordón umbilical. Así sigue el relato, existiendo una correlación maravillosa. Algún día, quizás, una nueva ciencia podrá ser basada sobre la ley de analogía. Eso aportará una contribución mucho mayor a las conclusiones científicas que todas las especulaciones científicas de la época.

Es razonablemente cierto que el relato de Adán y Eva, y el Paraíso, está basado en la embriología, y que el vientre es el original Paraíso. Simbólicamente se le representa por la O; el punto en el círculo es el germen primitivo, y así sucesivamente, uno puede seguir la analogía hasta donde se quiera. El huevo de Brahma, es el relato del embrión cósmico, y la embriología es el estudio básico de la creación.

En la embriología tenemos, también, una recapitulación muy interesante del pasaje de la raza humana a través de varias especies de la Naturaleza. Encontramos, en cierto período, las criaturas hiperbóreas. En otra época, vemos al primitivo hombre lemur, más tarde, al atlante; y, finalmente, al ario. Recomendamos a todos los estudiantes de ocultismo, el hacer un estudio muy cuidadoso de este tema. La ciencia sabe que toda la vida de este planeta vino del agua. El embrión humano está rodeado de agua durante todo el período primario de su crecimiento, y en esto, encontramos una ilustración de la evolución de todas las cosas. El sexo no apareció en la Tierra hasta la tercera raza. Y no aparece en el embrión hasta el tercer mes.

La recapitulación del embrión humano a travésde los reinos inferiores de la Naturaleza, es una de las pruebas más poderosas de la evolución, ya que determina, en forma concluyente, que el hombre no pudo haber sido hecho originalmente en su condición adulta. En consecuencia, ha pasado a través de una embriología cósmica; en efecto, él esta todavía en embrión y no nacerá realmente en la raza humana hasta no ser verdaderamente humano, lo cual no será por muchos miles de años. Está actualmente en la etapa de convertirse en hombre.

Los nueve meses del período prenatal, por siglos, han sido empleados simbólicamente. Nueve es el número del hombre, porque durante nueve meses está el cuerpo en proceso de preparación. El número perfecto se supone que es el doce, por eso, en la época presente, el hombre nace tres meses antes de ser terminado. El gradual desarrollo de la raza humana traerá como resultado el ser más terminado durante el período prenatal, hasta que, finalmente, el nacimiento sea lo último, y toda experiencia y crecimiento tendrá lugar en el período embrionario.

El hombre no nace totalmente de una vez. Podemos decir que nace por grados. La conciencia trabaja fuera del cuerpo, utilizando las sustancias plásticas hasta el momento de vivificarlo, cuando toma a su cargo el vehículo desde lo interno y comienza a modelar cierta cantidad de individualidad de los materiales que la rodean. En el momento del nacimiento, el cuerpo físico nace, y un proceso de cristalización comienza, que no se detiene nunca, ni por un solo instante, hasta el momento de la muerte. El hombre principia a morir en el momento de su nacimiento, y el alcance de la vida está determinado por el tiempo que ese proceso requiere. Al séptimo año, el cuerpo vital entra en acción, y los períodos más grandes de crecimiento tienen comienzo. Es entonces que los padres principian a tener dificultades. Es la época en que dejan sus ropas tiradas o afuera. Los niños crecen como la hierba, porque están, literalmente, recapitulando sus existencias de plantas, mientras que hasta ese entonces ellos recapitulan su estado mineral. Cerca del séptimo año el niño comienza a producir esencias vitales dentro de su propio cuerpo. Hasta esa época vive de las fuerzas secretadas, en las glándulas internas de la garganta, antes del nacimiento. En otras palabras, se mantiene a si mismo con la vida que ha almacenado de los padres. Alrededor de los siete años de edad, comienza a trabajar para si mismo, está en actividad minuto tras minuto, y si el joven pudiera embotellar su energía y conservarla para la vejez, en qué maravilloso mundo viviríamos.

Entre los doce y los catorce años, en las regiones moderadas, el hígado principia su actividad; el cuerpo emocional ha nacido. Es durante estos días de la adolescencia que el joven enfrenta sus más grandes problemas. La emoción corre desenfrenadamente. La conciencia esta recapitulando sus existencias animales. Manifestando la euforia juvenil es a menudo, la etapa de los grandes errores. Mayor número de vidas son oscurecidas, o inutilizadas, entre los catorce y los veintiún años; esto ocurre más que en ningún otro período de la vida. Se nota, especialmente, entre las razas primitivas que han sido puestas en contacto con nuestro sistema educacional, que hay un cambio alrededor de los catorce años. Hasta esa época, estos niños han estado a la cabeza de sus clases y tenido una posición brillante, pero, cuando se apodera de ellos la naturaleza animal son un fracaso en cuanto a la educación se refiere. Cualquier maestro de escuela que haya educado a niños extranjeros dará testimonio de esta condición entre ciertas nacionalidades. El retardado es un ejemplo de la pérdida de las funciones mentales con el nacimiento del cuerpo astral, y hay muchos de estos ejemplos. Durante estos días de turbulencia emocional, los padres deben manejar a sus hijos con firmeza y bondad, si no aquéllos mismos niños se volverán algún día contra sus padres y les culparán por haber arruinado sus vidas.

Entre los dieciocho y los veintiún años, de acuerdo con las condiciones climáticas, el cuerpo mental toma el gobierno, y nosotros decimos que el individuo ha llegado a su mayoría de edad. Entonces, se le permite votar; el padre le regala un reloj de oro y lo envía al mundo en busca de fortuna. Quizás una persona entre un millón comprenda, realmente, porque se ha establecido los veintiún años como la época de la mayoría de edad, pero, todo ocultista conoce la razón. La conciencia espiritual, el verdadero “yo soy», no toma posesión de sus nuevos cuerpos hasta los veintiún años. Hasta ese momento está gobernado enteramente por los centros sensorios inferiores. Por lo tanto, la vida progresa en ciclos de siete años.

Como un ejemplo de esto, nosotros vemos que, los veintiocho años señalan el período del segundo nacimiento físico; los treinta y cinco, el segundo nacimiento vital, o, como es llamado, segundo desarrollo; los cuarenta y dos, el período del segundo nacimiento emocional. Durante estos años, gente perfectamente normal hasta entonces, muy a menudo, deviene sentimental. Los cuarenta y nueve, marcan la aurora de un nuevo período de actividad mental, y los siguientes siete años son la edad de oro del pensamiento. Son los períodos de la razón filosófica, los años más completos y que coronan la vida con su plenitud. Y así van, los ciclos tras los ciclos. Si el individuo durara bastante tiempo, pasaría por su segunda, tercera y cuarta niñez.

Muy pocas personas comprenden y saben realmente que ellos están compuestos de elementos minerales, vegetales y animales. Los huesos son, literalmente, minerales; el cabello es una planta nutrida por olas de éter vital que le llegan a través de la piel, y en todo individuo hay, en su interior, miles de cosas que se arrastran, reptan y trepan, que hacen de nosotros un zoológico de nuestra exclusiva pertenencia. Los antiguos escandinavos, conociendo esto perfectamente, escribieron muchas leyendas relativas a estas pequeñas criaturas que viven en el hombre. Una famosa estatua del Padre Nilo, está cubierta con pequeñas figuras humanas, las cuales representan los atributos y funciones, del hombre. El hombre es un gran campo de estudio, pero nosotros hacemos muy poco uso de nuestro libro de texto. Las Escrituras de todas partes están llenas de referencias anatómicas de ciudades y lugares que no tienen ninguna existencia fuera del hombre mismo. Las doce puertas de la Ciudad Santa son las doce aberturas del cuerpo humano. Lo mismo que los doce Maestros de la Sabiduría y las doce grandes escuelas de filosofía. Estas aberturas están divididas en dos divisiones de siete y cinco. Hay siete entradas visibles y cinco ocultas en el cuerpo humano.

Uno de los filósofos griegos dijo a sus discípulos que debían recordar distintamente que había seis aberturas que se dirigían al cerebro y solamente una dirigiéndose fuera de la cabeza humana, y que ésta era regida por el estómago. Por lo tanto, ellos debían escuchar dos veces (una vez por oído), ver dos veces (una vez con cada ojo), sentir dos veces (una vez por cada lado de la nariz), pero hablar sólo una vez, y que lo que dijeran debía venir del cerebro y no del estómago. La advertencia todavía suena bien.

Los hebreos usaban la cabeza humana como un símbolo favorito para expresar los divinos atributos, llamándola la Gran Faz. Los dos ojos eran correlacionados al Padre, porque ellos eran los órganos de la conciencia; las dos ventanas de la nariz con el Hijo, porque eran los órganos para sentir y también vehículos del prana, la fuerza vital que se halla en el éter. La boca fue usada para simbolizar al Espíritu Santo, que emitía la palabra hablada y formaba el mundo. Las siete palabras a las cuales la boca dio origen eran los siete espíritus ante el trono; también son los vasos y las trompetas de la Revelación. Ellas salían afuera como el ejército de la voz para crear en los siete mundos, y toda la Naturaleza dimanó de su poder creador. Pocos realizan el magnífico simbolismo que oculta la cabeza humana, y cómo ha sido usada en los relatos de las Escrituras.

A este artículo hemos agregado un escrito que fuera publicado aparte hace algunos años, pero que no se ha vuelto a publicar. El artículo mencionado tiene una conexión directa con el tema del simbolismo anatómico, mostrando cómo los principios delineados en las páginas precedentes dan su resultado si se los aplica a los diferentes problemas del mundo actual.

MASONERÍA ESOTÉRICA

El estudiante de la Masonería mística se ve enfrentado eternamente con un problema. Se le presenta bajo diferentes nombres. Se le ha hablado de él bajo muchos símbolos, pero, brevemente, puede ser definido como la purificación y liberación del cuerpo y el espíritu, del veneno de la cristalización y la materialidad. En otras palabras, él está buscando rescatar la vida enterrada entre las ruinas de su derruido templo y restaurarlo en su legítimo lugar como la nota clave de su arco espiritual.

Estudiando la Masonería antigua nos encontramos con las primeras revelaciones, que nosotros conocemos como las Enseñanzas de la Sabiduría. Al igual que otros grandes misterios, ellas consisten de soluciones a problemas de la diaria existencia. Podrá parecernos de muy poco uso para nosotros el estudio de esos antiguos símbolos abstractos, pero en su tiempo cada estudiante comprenderá que las cosas que ahora apartamos como sin valor, son las joyas que algún día necesitará. Como el centauro del zodíaco, el hombre está eternamente esforzándose en elevar la conciencia humana desde el cuerpo del animal; y en la escalera de tres peldaños de la Masonería, encontramos los tres grandes pasos que son necesarios para lograr esta liberación. Estas tres gradas son las tres grandes divisiones de la conciencia humana. Podemos, sucintamente, definirlas, como materialidad, intelectualidad y espiritualidad. Ellas también representan la acción en el peldaño inferior, la emoción en el del centro, y la mentalidad en el superior. Todos los seres humanos están haciendo el esfuerzo de llegar hacia Dios, subiendo por estas tres gradas que conducen a la liberación.

Cuando nosotros unimos estas tres manifestaciones en un armonioso equilibrio, tenemos, entonces, el flamante triángulo. Los antiguos declararon que Dios, como el punto en el círculo, es incognoscible, pero que dan fe de su existencia sus tres manifestaciones – el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Lo mismo es cierto con el hombre. Dios en cada uno de nosotros puede sólo manifestarse por sus tres manifestaciones; el Padre se manifiesta por medio de nuestros pensamientos, el Hijo por medio de nuestras emociones, y el Espíritu Santo por medio de nuestras acciones. Cuando armonizamos nuestros pensamientos, deseos y acciones, tenemos el triángulo equilátero. Cuando las energías vitales purificadas del hombre son irradiadas a través de esas tres manifestaciones, un halo llameante se agrega al triángulo, en cuyo centro está Dios – el incognoscible e impensable Uno; es el yod o llameante letra del alfabeto hebreo; el abismo que nadie puede conocer, pero del cual todas las cosas vienen. La vida de este desconocido emana hacia afuera a través del triángulo, el cual, en los grados superiores, esta rodeado por un halo de llamas. El halo es el alma construida por los transmutados pensamientos, acciones y deseos – el eterno triángulo de Dios.

Entre los símbolos Masónicos esta la colmena, llamada símbolo de la industria, porque ella demuestra, claramente, que el hombre debe cooperar con sus semejantes para lograr el desarrollo mutuo de todo. También contiene un mensaje mucho más profundo, porque cada alma viviente es una abeja que viaja por la vida y recoge el polen de la sabiduría en los distintos ambientes y experiencias de la vida. Así como la abeja liba la miel del corazón de la flor, cada uno de nosotros debe extraer el néctar espiritual de cada acontecimiento, cada gozo, cada sufrimiento, y llevarlo a la gran colmena de la experiencia – el cuerpo – alma del hombre. En la misma forma, se dice, que las energías espirituales en el hombre toman, eternamente, las fuerzas vitales que él está transmutando y – que las lleva a la colmena del cerebro, en donde es almacenada la miel o el combustible necesario para el mantenimiento de la vida.

Se dice que los antiguos dioses vivían de néctar y no tenían que comer o beber como los otros hombres. Es realmente cierto que la miel conseguida o extraída del enfrentamiento con los problemas del diario vivir, es el alimento más elevado del hombre. Mientras comemos a la mesa bien servida, sería bueno para nosotros considerar si el hombre espiritual también se nutre y desarrolla con las cosas que nosotros hemos transmutado en nuestra propia vida.

Un filósofo de la antigüedad dijo, que la abeja extrae la miel del polen de la flor, en tanto que la araña, de la misma fuente extrae el veneno. El problema, entonces, que se nos plantea, es: ¿somos abejas o arañas?; ¿transformamos las experiencias de la vida en miel o en veneno?; ¿nos ayudan a crecer y elevarnos, o seguiremos, obstinadamente, dando coces contra el aguijón?

Mucha gente se vuelve agria con la experiencia, pero el sabio toma la miel y la almacena dentro de la colmena de su propia naturaleza espiritual.

Es bueno, también, para nosotros el considerar “el saludo especial de la garra del león», uno de los símbolos de iniciación más antiguos del mundo. Antiguamente, el neófito en su camino hacia los templos de Misterios de Egipto, era al final, enterrado en un gran cofre de piedra destinado a los muertos para ser llevado, después, por el maestro, nuevamente a la vida, en su vestimenta de azul y oro. Cuando el candidato era levantado, el gran maestro llevaba en su brazo y manos, a manera de guante, una piel de león, y se decía que el discípulo, nuevamente despertado, había sido llevado a la vida «asido por la garra del león». La letra hebrea yod (que se coloca en el centro del triángulo y se usa, algunas veces, como símbolo del espíritu, por su aparente semejanza a una llama) significa, de acuerdo a los cabalistas, una mano extendida hacia adelante. Nosotros entendemos esto, como simbolizando al espíritu solar del hombre, que se dice está entronizado en el signo de Leo, el león de Judea. Y así como el fruto de los campos y semilleros crecen y se desarrollan por los rayos del sol, así también, se dice que la cristalización del hombre es destruida y disipada por la luz del sol espiritual, el cual levanta a los muertos con su poder y libera las fuerzas vitales latentes. El espíritu del hombre, con sus ojos que ven en la oscuridad, esta siempre esforzándose, por elevar la parte inferior de su naturaleza para que se una con él mismo. Cuando el hombre inferior es, de ese modo, elevado de la materialidad por los ideales superiores que desarrolló dentro de si, se dice que el espíritu de la luz y la verdad ha levantado al candidato, por la iniciación, con «la garra del león».

Examinemos el símbolo de los dos «Juan», como lo encontramos en los rituales Masónicos. Juan (John, en el original inglés) significa «carnero» (en inglés: ram), y el carnero es el símbolo de las pasiones e impulsos animales del hombre. En Juan el Bautista, vestido con pieles de animales, esas pasiones no han sido transmutadas, mientras que en Juan el Evangelista han sido transmutadas, y los vehículos y poderes que representan, se han convertido en los bienamados discípulos del Cristo en la vida del hombre.

Nosotros oímos a menudo, la expresión: “montar el chivo», o «agarrarse al palo enjabonado». Esto tiene una importancia simbólica para aquéllos que tienen ojos para ver, porque cuando el hombre domina su naturaleza animal inferior, puede decir honestamente, «que está cabalgando el chivo»; y si no puede cabalgar el chivo, no puede entrar en el templo de la iniciación. El palo enjabonado al cual debe aferrarse, se refiere, indudablemente a la columna vertebral; y es, solamente, cuando el hombre puede ascender por esa columna, conscientemente, y llegar así al cerebro, que puede tomar los grados de la fracmasonería.

El tema de la Palabra Perdida debe ser considerado como un problema individual. El hombre en si – esto, es el verdadero principio – puede ser llamado la Palabra Perdida; pero es mejor decir que es cierta cosa que irradia del hombre lo que constituye la consigna que es reconocida por todos los miembros de su comunidad. Cuando un hombre, como arquitecto de su templo abusa y destruye las energías vitales que están dentro de si mismo, entonces, el constructor, después de haber sido muerto por los tres cuerpos inferiores, se lleva consigo a la tumba en donde yace, la Palabra que es la prueba de su condición.

El abuso de los poderes físicos, mentales, o espirituales, da como resultado la muerte de la energía,; y cuando esta energía se pierde, el hombre pierde con ella la palabra sagrada. Nuestras vidas – pensamientos, deseos y acciones, – son las triples consignas vivientes por las cuales un maestro constructor conoce a sus obreros; y cuando el estudiante pide su admisión a la Cámara interna, debe presentar a la entrada del templo las credenciales de un cuerpo purificado y una mente equilibrada. Ningún dinero puede comprar esa palabra; ningún grado puede concederla. Pero, cuando dentro de nosotros mismos, el constructor muerto es resucitado nuevamente, él mismo pronuncia la palabra, y sobre la piedra filosofal erigida dentro de si mismo se grava el nombre viviente de lo Divino.

Solamente cuando es resucitado este constructor, los símbolos de la mortalidad pueden ser cambiados por los de la immortalidad. Nuestros cuerpos son las urnas que contienen las cenizas de Hiram, nuestras vidas son las columnas rotas, la cristalización es el ataúd, y la desintegración es la abierta fosa. Pero, arriba de todo, está la rama de siempreviva, prometiendo vida a aquellos que despiertan el poder serpentino, y mostrando que debajo de las ruinas del templo está sepultado el cuerpo del constructor, quien es «revivido» cuando nosotros liberamos la vida divina que está encerrada en nuestras propias naturalezas materiales,

Hay muchos de estos maravillosos símbolos Masónicos, que nos han sido trasmitidos desde el olvidado pasado; símbolos cuyos significados, largo tiempo perdidos, han sido enterrados bajo el manto de la materialidad; El verdadero Masón – el hijo de la luz – sigue ansiando la liberación, y el vacío trono del rey de Egipto todavía aguarda al rey del Sol que fuera muerto. Todo el mundo espera todavía que Balder el Hermoso vuelva a la vida nuevamente, que el Cristo crucificado levante la lápida de piedra y se eleve de la tumba de la materia, llevando consigo su propia tumba.

Cuando el hombre ha vivido de modo que pueda entender este maravilloso problema, el gran ojo o centro de conciencia, es capaz de ver a través del limpio cristal del cuerpo purificado. Los misterios de la verdadera Masonería, por largo tiempo ocultos al profano, son, entonces, comprendidos, y el nuevo maestro revestido con sus mantos de azul y oro, sigue la senda de los inmortales que han ascendido, escalón por escalón, la escalera que conduce a lo alto, hacia las siete estrellas. En las lejanas alturas, el Arca – el manantial de vida – flota en las aguas del olvido, y envía su mensaje hacia abajo, al hombre inferior, por medio del cable de amarre. Cuando se alcanza este punto, la puerta en la «G» se cierra para siempre, porque el centro ha retornado al círculo; el triple cuerpo y el triple espíritu quedan unidos en el sello eterno de Salomón. Entonces, la piedra angular que el constructor rechazara vuelve a ser otra vez el vértice del ángulo y el hombre – la piedra culminante por largo tiempo perdida en el templo universal – vuelve a ocupar su lugar.

Las ocurrencias de la vida diaria están afinando nuestros sentidos y desarrollando nuestras facultades. Estas son las herramientas del artesano – el mazo, el cincel y la regla – y con estas herramientas autodesarrolladas, nosotros estamos lentamente devastando la piedra bruta o cubo, en el bloque pulido para el templo universal. Es sólo, entonces, que nos convertimos en iniciados de la llama, porque solamente en ese momento la luz reemplaza a la oscuridad. Así como vagando por las abovedadas cámaras de nuestra propia existencia aprendemos el significado de las abovedadas cámaras del templo, el ritual de la iniciación al desarrollarse ante nuestros ojos, nos hace reconocer en él la recapitulación de nuestra propia existencia, el desarrollo de nuestra conciencia y el relato de nuestra propia vida. Con este pensamiento en la mente, seremos capaces de comprender no sólo por qué los atlantes de la antigüedad hacían el culto al Sol naciente, sino también cómo el moderno Masón simboliza este Sol como Hiram, el noble de nacimiento, cuando él asciende a lo alto del templo, coloca una piedra de oro allí y despierta a la vida todas las cosas existentes en el hombre.

http://www.christianrosenkreuz.org/mph_anatomia_oculta.htm

“LA DESOBEDIENCIA COMO PROBLEMA PSICOLÓGICO Y MORAL”


Del libro “Sobre La Desobediencia” de Erich Fromm.

Reyes, sacerdotes, señores feudales, patrones de industrias y padres han insistido durante siglos en que la obediencia es una virtud y la desobediencia es un vicio. Para presentar otro punto de vista, enfrentemos esta posición con la formulación siguiente: la historia humana comenzó con un acto de desobediencia, y no es improbable que termine por un acto de obediencia.

Según los mitos de hebreos y griegos, la historia humana se inauguró con un acto de desobediencia. Adán y Eva, cuando vivían en el Jardín del Edén, eran parte de la naturaleza; estaban en armonía con ella, pero no la trascendían. Estaban en la naturaleza como el feto en el útero de la madre. Eran humanos, y al mismo tiempo aún no lo eran. Todo esto cambió cuando desobedecieron una orden. Al romper vínculos con la tierra y madre, al cortar el cordón umbilical, el hombre emergió de una armonía prehumana y fue capaz de dar el primer paso hacia la independencia y la libertad. El acto de desobediencia liberó a Adán y a Eva y les abrió los ojos.

Se reconocieron uno a otro como extraños y al mundo exterior como extraño e incluso hostil. Su acto de desobediencia rompió el vínculo primario con la naturaleza y los transformó en individuos. El «pecado original», lejos de corromper al hombre, lo liberó; fue el comienzo de la historia. El hombre tuvo que abandonar el Jardín del Edén para aprender a confiar en sus propias fuerzas y llegar a ser plenamente humano.

Los profetas, con su concepción mesiánica, confirmaron la idea de que el hombre había tenido razón al desobedecer; que su «pecado» no lo había corrompido, sino que lo había liberado de las cadenas de la armonía prehumana. Para los profetas la historia es el lugar en que el hombre se vuelve humano; al irse desplegando la historia el hombre desarrolla sus capacidades de razón y de amor, hasta que crea una nueva armonía entre él, sus congéneres y la naturaleza.

Esta nueva armonía se describe como «el fin de los días», ese período de la historia en que hay paz entre el hombre y el hombre, y entre el hombre y la naturaleza.

Es un «nuevo» paraíso creado por el hombre mismo, y que él sólo pudo crear porque se vio forzado a abandonar el ‘Viejo» paraíso como resultado de su desobediencia.

Como para el mito hebreo de Adán y Eva, también para el mito griego de Prometeo, toda la civilización humana se basa en un acto de desobediencia. Prometeo, al robar el fuego a los dioses, echó los fundamentos de la evolución del hombre. No habría historia humana si no fuera por el «crimen» de Prometeo. El, como Adán y Eva, es castigado por su desobediencia. Pero no se arrepiente ni pide perdón. Por el contrario, dice orgullosamente: «Prefiero estar encadenado a esta roca, antes que ser el siervo obediente de los dioses».

El hombre continuó evolucionando mediante actos de desobediencia. Su desarrollo espiritual sólo fue posible porque hubo hombres que se atrevieron a decir no a cualquier poder que fuera, en nombre de su conciencia y de su fe, pero además su evolución intelectual dependió de su capacidad de desobediencia —desobediencia a las autoridades que trataban de amordazar los pensamientos nuevos, y a la autoridad de acendradas opiniones según las cuales el cambio no tenía sentido—. Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien, como he dicho, provocar el fin de la historia humana. No estoy hablando en términos simbólicos o poéticos. Existe la posibilidad, o incluso la probabilidad, de que la raza humana destruya la civilización y también toda la vida sobre la tierra en los cinco o diez años próximos. Esto no tiene ninguna racionalidad ni sentido. Pero el hecho es que si bien estamos viviendo técnicamente en la Era Atómica, la mayoría de los hombres —incluida la mayoría de los que están en el poder— viven aún emocionalmente en la Edad de Piedra;

Pero no quiero significar que toda desobediencia sea una virtud y toda obediencia sea un vicio. Tal punto de vista ignoraría la relación dialéctica que existe entre obediencia y desobediencia. Cuando los principios a los que se obedece y aquellos a los que se desobedece son inconciliables, un acto de obediencia a un principio es necesariamente un acto de desobediencia a su contraparte, y viceversa. Antígona constituye el ejemplo clásico de esta dicotomía. Si obedece a las leyes inhumanas del Estado, Antígona debe desobedecer necesariamente a las leyes de la humanidad. Si obedece a estas últimas, debe desobedecer a las primeras. Todos los mártires de la fe religiosa, de la libertad y de la ciencia han tenido que desobedecer a quienes deseaban amordazarlos, para obedecer a su propia conciencia, a las leyes de la humanidad y de la razón. Si un hombre sólo puede obedecer y no desobedecer, es un esclavo; si sólo puede desobedecer y no obedecer, es un rebelde (no un revolucionario); actúa por cólera, despecho, resentimiento, pero no en nombre de una convicción o de un principio.

Sin embargo, para prevenir una confusión entre términos, debemos establecer un importante distingo. La obediencia a una persona, institución o poder (obediencia heterónoma) es sometimiento; implica la abdicación de mi autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del mío. La obediencia a mi propia razón o convicción (obediencia autónoma) no es un acto de sumisión sino de afirmación. Mi convicción y mi juicio, si son auténticamente míos, forman parte de mí. Si los sigo, más bien que obedecer al juicio de otros, estoy siendo yo mismo; por ende, la palabra obedecer sólo puede aplicarse en un sentido metafórico y con un significado que es fundamentalmente distinto del que tiene en el caso de la «obediencia heterónoma». Pero esta distinción requiere aún dos precisiones más, una con respecto al concepto de conciencia y la otra con respecto al concepto de autoridad.

La palabra conciencia se utiliza para expresar dos fenómenos que son muy distintos entre sí. Uno es la «CONCIENCIA AUTORITARIA», que es la voz internalizada de una autoridad a la que estamos ansiosos de complacer y temerosos de desagradar. La conciencia autoritaria es lo que la mayoría de las personas experimentan cuando obedecen a su conciencia. Es también la conciencia de la que habla Freud, y a la que llama superyó. Este super-yó representa las órdenes y prohibiciones del padre internalizadas y aceptadas por el hijo debido al temor. Distinta de la conciencia autoritaria es la «CONCIENCIA HUMANÍSTICA»; ésta es la voz presente en todo ser humano e independiente de sanciones y recompensas externas. La conciencia humanística se basa en el hecho de que como seres humanos tenemos un conocimiento intuitivo de lo que es humano e inhumano, de lo que contribuye a la vida y de lo que la destruye. Esta conciencia sirve a nuestro funcionamiento como seres humanos. Es la voz que nos reconduce a nosotros mismos, a nuestra humanidad.

La conciencia autoritaria (superyó) es también obediencia a un poder exterior a mí, aunque este poder haya sido internalizado. Conscientemente creo que estoy siguiendo a mí conciencia; en realidad, sin embargo, he absorbido los principios del poder; justamente debido a la ilusión de que la conciencia humanística y el superyó son idénticos, la autoridad internalizada es mucho más efectiva que la que experimento claramente como algo que no forma parte de mí. La obediencia a la «conciencia autoritaria», como toda obediencia a pensamientos y poderes exteriores, tiende a debilitar la «conciencia humanística», la capacidad de ser uno mismo y de juzgarse a sí mismo.

También debe precisarse, por otra parte, la afirmación de que la obediencia a otra persona es ipso fació sumisión, distinguiendo la autoridad «irracional» de la autoridad «racional». Un ejemplo de autoridad racional es la relación que existe entre alumno y maestro; uno de autoridad irracional es la relación entre esclavo y dueño. Ambas relaciones se basan en el hecho de que se acepta la autoridad de la persona que ejerce el mando. Sin embargo, desde el punto de vista dinámico son de naturaleza diferente. Los intereses del maestro y del alumno, en el caso ideal, se orientan en la misma dirección. El maestro se siente satisfecho si logra hacer progresar al alumno; si fracasa, ese fracaso es suyo y del alumno. El dueño del esclavo, en cambio, desea explotarlo en la mayor medida posible. Cuanto más obtiene de él, más satisfecho está. Al mismo tiempo, el esclavo trata de defender lo mejor que puede sus reclamos de un mínimo de felicidad. Los intereses del esclavo y el dueño son antagónicos, porque lo que es ventajoso para uno va en detrimento del otro. La superioridad de uno sobre otro tiene una función diferente en cada caso; en el primero, es la condición de progreso de la persona sometida a la autoridad, y en el segundo es la condición de su explotación. Hay otra distinción paralela a ésta: la autoridad racional lo es porque la autoridad, sea la que posee un maestro o un capitán de barco que da órdenes en una emergencia, actúa en nombre de la razón que, por ser universal, podemos aceptar sin someternos. La autoridad irracional tiene que usar la fuerza o la sugestión, pues nadie se prestaría a la explotación si dependiera de su arbitrio evitarlo.

¿Por qué se inclina tanto el hombre a obedecer y por qué le es tan difícil desobedecer? Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me hace participar del poder que reverencio, y por ello me siento fuerte. No puedo cometer errores, pues ese poder decide por mí; no puedo estar solo, porque él me vigila; no puedo cometer pecados, porque él no me permite hacerlo, y aunque los cometa, el castigo es sólo el modo de volver al poder omnímodo.

Para desobedecer debemos tener el coraje de estar solos, errar y pecar. Pero el coraje no basta. La capacidad de coraje depende del estado de desarrollo de una persona. Sólo si una persona ha emergido del regazo materno y de los mandatos de su padre, sólo si ha emergido como individuo plenamente desarrollado y ha adquirido así la capacidad de pensar y sentir por sí mismo, puede tener el coraje de decir «no» al poder, de desobedecer.

Una persona puede llegar a ser libre mediante actos de desobediencia,  prendiendo a decir no al poder. Pero no sólo la capacidad de desobediencia es la condición de la libertad; la libertad es también la condición de la desobediencia. Si temo a la libertad no puedo atreverme a decir «no», no puedo tener el coraje de ser desobediente. En verdad, la libertad y la capacidad de desobediencia son inseparables; de ahí que cualquier sistema social, político y religioso que proclame la libertad pero reprima la desobediencia, no puede ser sincero.

Hay otra razón por la que es tan difícil atreverse a desobedecer, a decir «no» a la autoridad. Durante la mayor parte de la historia humana la obediencia se identificó con la virtud y la desobediencia con el pecado. La razón es simple: hasta ahora, a lo largo de la mayor parte de la historia, una minoría ha gobernado a la mayoría. Este dominio fue necesario por el hecho de que las cosas buenas que existían sólo bastaban para unos pocos, y los más debían conformarse con las migajas. Si los pocos deseaban gozar de las cosas buenas y, además de ello, hacer que los muchos los sirvieran y trabajaran para ellos, se requería una condición: que los muchos aprendieran a obedecer. Sin duda, la obediencia puede establecerse por la mera fuerza. Pero este método tiene muchas desventajas. Constituye una amenaza constante de que algún día los muchos lleguen a tener los medios para derrocar a los pocos por la fuerza; además, hay muchas clases de trabajo que no pueden realizarse apropiadamente si la obediencia sólo se respalda en el miedo. Por ello la obediencia que sólo nace del miedo de la fuerza debe transformarse en otra que surja del corazón del hombre. El hombre debe desear, e incluso necesitar obedecer, en lugar de sólo temer la desobediencia. Para lograrlo, la autoridad debe asumir las cualidades del Sumo Bien, de la Suma Sabiduría; debe convertirse en Omnisciente. Si esto sucede, la autoridad puede proclamar que la desobediencia es un pecado y la obediencia una virtud; y una vez proclamado esto, los muchos pueden aceptar la obediencia porque es buena, y detestar la desobediencia porque es mala, más bien que detestarse a sí mismos por ser cobardes.

Desde Lutero hasta el siglo XIX se trataba de autoridades manifiestas y explícitas. Lutero, el Papa, los príncipes, trataban de sostenerlas; la clase media, los trabajadores, incluso los filósofos, trataban de derrocarlas.

La lucha contra la autoridad en el Estado y también en la familia era a menudo la base misma del desarrollo de una persona independiente y emprendedora. La lucha contra la autoridad era inseparable de la inspiración intelectual que caracterizaba a los filósofos del Iluminismo y a los hombres de ciencia. Esta «inspiración crítica» se traducía en fe en la razón, y al mismo tiempo en duda respecto de todo lo que se dice o piensa, en tanto se base en la tradición, la superstición, la costumbre, la autoridad.

Los principios sapere aude y de ómnibus est dubitandum -«ATRÉVETE A USAR TU SENSATEZ» y «HAY QUE  DUDAR DE TODO»- eran característicos de la actitud que permitía y promovía la capacidad de decir «no».

El caso de Adolf Eichmann es simbólico de nuestra situación y tiene un significado que va mucho más allá del que les preocupaba a sus acusadores en el tribunal de Jerusalén. Eichmann es un símbolo del hombre-organización, del burócrata alienado para el cual hombres, mujeres y niños se han transformado en números. Pero lo que más impresiona respecto de éste, es que después de relatados todos los hechos con su propia admisión, procedió con perfecta buena fe a alegar su inocencia. Está claro que si volviera a encontrarse en la misma situación, lo haría de nuevo. Y también lo haríamos nosotros -y lo hacemos-. El hombre-organización ha perdido su capacidad de desobedecer, ni siquiera se da cuenta del hecho de que obedece. En este punto de la historia, la capacidad de dudar, de criticar y de desobedecer puede ser todo lo que media entre la posibilidad de un futuro para la humanidad, y el fin de la civilización.

“LA MÚSICA DE LAS ESFERAS PITÁGORAS (I)”


Del libro “La Sabiduría Pitagórica” de Federico Mace/Dr. Eduardo Alfonso.

La vida (y vida en todo), es un último término movimiento; pero no movimiento continuo sino alternado con espacios en reposo. Esta ley se cumple en todo lo existente. Todo está sometido a un sístole y a un diástole, desde la vibraciones de la luz violeta, rayos catódicos, etc., hasta los más grandes y aparentes fenómenos planetarios (día y noche, invierno y verano, etc.) pasando por todos los actos de la vida (sueño y vigilia, trabajo y reposo…) Siempre al periodo de actividad sigue el de reposo. Pero ese periodo de actividad, no se produciría si no hubiese desigualdad o excitación. La igualdad es estable. Si no hubiera una desigualdad de tensión eléctrica entre dos fuetes unidas por un conductor, no se establecería la corriente; si no hubiera una diferencia química entre los alimentos y el cuerpo, no habría una digestión ni nutrición ni fenómenos derivados; es decir, no habría vida por no haber excitación, si no hubiese diferencias de ideas, no habría movimiento intelectual ni progreso, etc. Es pues, la desigualdad el origen del movimiento y, por tanto, de la vida. El movimiento tiende a anular la desigualdad, conduciendo al sistema de que se trate al punto de reposo o momento estable, del cual saldrá  en cuanto una nueva variación lo solicite. En último término podemos decir que la Vida Universal se reduce a “movimientos vibratorios armónicos de diferentes longitud de duración.

EL UNIVERSO.- es un maravilloso concierto de movimientos vibratorios, caloríficos, acústicos, luminosos, olorosos, eléctricos, magnéticos, vitales, afectivos, de afinidad, intelectuales, volitivos, etc., etc. Este magno concierto divino, es musical por su ley de armonía, aunque no es acústico más que en las vibraciones comprendidas entre 16 y 28,000 por segundo. Mejor dicho: la música no es sino la manifestación o expresión de esa armonía universal en el campo de los sonidos.

RITMO.- (que es el orden, el movimiento) es la condición que rige a todo ese gran cúmulo de vibraciones universales. Como dice Candela Ardid: “En el propio organismo humano todo obedece también al principio inmutable del ritmo. Nuestro aparato circulatorio funciona como un cronómetro perfectísimo. El corazón es un péndulo que rima con los pulmones a la justa medida de un tiempo marcado. El sístole y la respiración, como el diástole y la expiración, son compases musicales adaptados a las leyes de la armonía”.

En el principio de todas las cosas, y como primera ley de la divinidad manifestada, fue el movimiento vibratorio, aquella primitiva luz genesiaca (no visible), Fohat o electricidad vital, madre de todas las demás vibraciones, de la cual surgieron las SIETE manifestaciones, de la Fuerzas que conocemos por Electricidad, Calor, Cohesión, Gravitación, Luz, Magnetismo y Sonido, que también intuyó Wagner en aquel hálito cromático del preludio del Oro del Rhin, que fecunda las aguas simbólicas el río, cual las aguas del Génesis fueron fecundadas por el espíritu de Dios (primer movimiento de la Deidad manifestada) que flotaba sobre ellas.

LAS VIBRACIONES.- de los dichos siete grupos, se subdividen en otros grupos septesimales, formando una escala o gama continua e indefinida, en cada una de las cuales se repite la misma relación matemática que en el anterior, formando verdaderas octavas musicales del magno instrumental del Universo manifestado.

Todas las vibraciones constituyen invisible y suprasensible, pero menos real. Y la ciencia moderna no desconoce la ley de Armonía que rige este concierto de música transcendente, desde el momento que admite una relación intrínseca y extrínseca, entre los siete sonidos de la escala musical, los siete colores del espectro solar, los siete primeros números, los siete principios del hombre, siete planetas (no me refiero a los visibles, sino a las siete condiciones planetarias conocidas), los siete metales de la alquimia y los siete grupos septenarios formados por los pesos atómicos de ciertas series de cuerpos químicos.

Sabio es que la escala musical se compone de tres tonos mayores (cuyo intervalo es representado por la relación 9/8), dos tonos menores (cuyo intervalo es 10/9), y dos semitonos mayores (cuyo intervalo es de 16/15), siendo los tres primeros d-re, fa-sol y la-si; los dos segundos, re-mi, sol-la, y los dos últimos, mi-fa. Correspondientes a esta escala musical y aritmética, existen, otras escalas vibratorias, substanciales y matemáticas que en perfecta correspondencia con la primera son:

DO              RE               MI               FA       SOL      LA          SI

Rojo            Anaranjado Amarillo     Verde   Azul     Añil         Violeta

Hierro         Oro             Mercurio     Plomo  Estaño Cobre     Plata 

Mente         Sol              Mercurio     Saturn  Júpiter Venus     Luna 

Deseo         Vitalidad     Mente         Cuerpo Alma   Espíritu   Etereosoma

1                 2                 3                 4          5          6            7                

Un ejemplo aclarará esta relación: El intervalo do-fa, corresponde a Marte-Saturno, a Rojo-Verde, a Deseo-materia, a 1-4, a Hierro-Plomo; y vemos como esto atrae un resultado de la misma naturaleza cada vez que se da en ese intervalo en el mismo punto de la escala del gran concierto universal, sean cualquiera los elementos que la integren. El intervalo do-fa, de cuarta de música representa siempre un movimiento psicológico de Voluntad, Decisión, Acción, Afirmación… es decir de realización o algo referente al mundo llamado real o tangible o mundo material. Marte-Saturno equivale a tanto  como decir Deseo-Materia, y realmente deseo es el que nos ata al mundo material. Rojo-Verde: He aquí los colores de la carne y de sus plantas, es decir de nuestra materia en el mundo físico y de nuestro alimento material que nos sustenta en este plano. Hierro-Plomo metales cuyas sales suelen ser rojas, prototipo de fuerza y pesadez en todos los tiempos, es decir materialidad. El Número 4, en fin, es el de la materialidad, el de los cuatro elementos de la naturaleza y de los cuatro principios de nuestra personalidad o forma: cuerpo, vida, deseo y arquetipo.

Tenemos por otro lado, que el resultado de la relación de los números que expresan los pesos atómicos o el número de vibraciones de ciertos elementos que se corresponden (por ejemplo: vanadio-calcio, Sol-Re, Azul-Naranja) entre sí y con los demás de la escala musical universal, es el mismo quebrado (en este caso 5/4). Son despreciables naturalmente los pequeños errores que se obtengan, por la imperfección de los aparatos con que se han medido, por el coeficiente personal, y sobre todo por la elasticidad en la manifestación de los fenómenos de la naturaleza; porque v. g., el color azul no deja de ser azul porque se le aumenten o disminuyan 200 vibraciones por segundo, ni Re deja de ser tal, porque se le quinten o se le pongan 4 o 6 vibraciones, ni el estado de salud deja de ser salud, porque aumenten o disminuyan en ciertos entre límites bastante extensos las vibraciones de las funciones orgánicas.

Todos los movimientos o vibraciones de este mundo invisible que LA RAZÓN  NOS HACE VISIBLE, y que a modo de magna orquestación nos demuestra la sublime ciencia y el sublime arte de la Mente Universal, es en último término una serie de “fuerzas armónicas actuando” (llámeselas movimientos, vibraciones, o energías) y por consiguiente tienen líneas de acción y campos de fuerza que nos aplican la génesis de las formas.

Estas vibraciones armónicas que son el origen de la Vida Universal, al emanar en forma de fuerzas espirituales de la “potencia volitiva” del Creador y transmutadas por los soles en vibraciones y estados substanciales del éter, arrastran en pos de sus líneas de fuerza a la materia pasiva externamente, pero vibrante en sí – moldeando en forma los materiales más sutiles (pensamientos)  poco a poco más densos (centros etéreos, campos magnéticos y eléctricos), hasta llegar al plano material objetivo o terrestre (cuerpos) daño lugar a las formas de los seres que vemos en la naturaleza astros, animales, plantas, piedras…). Formas que al ser expresión de un molde de armonías serán bellas; porque la Belleza es la expresión del bien, y este no es sino la actividad armónica.

EL SUBLIME MISTERIO DE CÓMO EL VERBO SE HIZO CARNE, de cómo la Ideación Divina trocóse  en forma; de cómo la palabra de Dios (o sea aquel primitivo movimiento de Querer existir, del Gran Espíritu) se realizo en la materia.

Misterio religioso y científico, atisbado de manera unánime por todas las cosmogonías religiosas en sus tres etapas de Creación, Ordenación y Plasmación. Que el Génesis nos enseña diciéndonos que el Espíritu de Dios que flotaba sobre las aguas – la materia – y que a merced a aquella Primitiva Luz, que en un principio era Ritmo, fecundó las aguas haciendo surgir de ellas a todo el mundo manifestado; como Wagner en admirable mito, hace surgir del seno de las aguas del Rhin el Divino Oro como fruto de aquel “Fiat” de vibraciones orquestales, simbólico del Movimiento Primo.

Y no está demás añadir que esta Prima Vibración, por ser vibración no puede por menos que ser producto de dos fuerzas antagónicas, centrípeta y centrifuga – sobre las cuales descansa todo el secreto de la gravitación universal.

Continuar…

“POR LOS PUEBLOS DE TURQUÍA Y SIRIA”


En todas las liturgias de los diferentes grados, se menciona ”La Consciencia del Hombre, pero en la liturgia del Primer Grado Aprendiz De Masón cuando se interroga al recipiendario y se le pregunta por el vicio, ahí se menciona claramente a “La CONSCIENCIA UNIVERSAL”, tema que se extiende ampliamente en el Grado XVIII Príncipe Rosacruz.

Cada individuo y grupo, posee una consciencia aparentemente individualizada, que los distingue en diferente grado y forma, tanto en lo individual como en lo colectivo, en lo físico, emocional, e intelectual del resto, pero ésta individualidad es aparente, y todas forman parte de una consciencia mayor, hasta llegar a “La Consciencia Universal, o Cósmica”. Obvio  es pensar que esta “Consciencia Universal” forma parte de otra Consciencia Mayor, pero tal relación, se intuye, pero es inimaginable por el hombre.

“La consciencia universal”, es “como” el servidor central de una red de computadoras, donde pueden accesar y compartir información con el resto de las estaciones (Hombres) de trabajo.

Las oraciones e ideas viajan por esta red espiritual y psíquica, hasta llegar a su destino e intentar la realización de su propósito.

Hoy que estamos lamentando la desgracia de TURQUÍA Y SIRIA, hagámosle llegar nuestros “pensamiento-sentimientos Vibratorios” con nuestros mejores deseos, estos “pensamientos-sentimientos” comúnmente buscan el receptor adecuado que vibre en sintonía armoniaca con ella, y que por medio de él, o de ellos, se realice su misión. Para la consciencia no existen las distancias, el idioma o inclusive el tiempo, y si el propósito de este “Pensamiento-sentimiento” es de acuerdo a los deseos de Dios o de los dioses, seguramente tendrá éxito en algún grado y forma a su propósito. Una oración sincera es un “pensamiento-sentimiento”;

La acción física sumada al pensamiento, crea el “vehículo”, La emoción y el sentimiento proporciona la energía, que ha de mover o elevar al vehículo hasta su destino; El pasajero es el sentido de este ejercicio.

Las enseñanzas Masónicas, no son fantasías, ni palabras bonitas o poéticas, como “La consciencia Universal”, toda enseñanza tiene un aspecto exotérico y otro esotérico. El P,’, G,’, solos señala tímidamente sobre lo esotérico, pero conforme se avanza en grados, esto se amplia y profundiza… Pero solo para aquello que perseveran y estudian críticamente en pos del espíritu de las palabras y demás símbolos.

Hoy oremos y enviemos nuestros mejores “Pensamientos-Emociones” al pueblo de Turquía y Siria.

Fe, Esperanza y Caridad es el lema del Caballero Rosacruz; Que el dolor y sufrimiento de quienes lo padecen, no sea indiferente o ignorado por nuestros corazones. Trabajemos por la paz y el amor al prójimo.

“CON DIOS TODO, SIN DIOS NADA”.