Archivo del Autor: M.·. M.·. José David Santana Alaniz

“LA DESOBEDIENCIA COMO PROBLEMA PSICOLÓGICO Y MORAL”


Del libro “Sobre La Desobediencia” de Erich Fromm.

Reyes, sacerdotes, señores feudales, patrones de industrias y padres han insistido durante siglos en que la obediencia es una virtud y la desobediencia es un vicio. Para presentar otro punto de vista, enfrentemos esta posición con la formulación siguiente: la historia humana comenzó con un acto de desobediencia, y no es improbable que termine por un acto de obediencia.

Según los mitos de hebreos y griegos, la historia humana se inauguró con un acto de desobediencia. Adán y Eva, cuando vivían en el Jardín del Edén, eran parte de la naturaleza; estaban en armonía con ella, pero no la trascendían. Estaban en la naturaleza como el feto en el útero de la madre. Eran humanos, y al mismo tiempo aún no lo eran. Todo esto cambió cuando desobedecieron una orden. Al romper vínculos con la tierra y madre, al cortar el cordón umbilical, el hombre emergió de una armonía prehumana y fue capaz de dar el primer paso hacia la independencia y la libertad. El acto de desobediencia liberó a Adán y a Eva y les abrió los ojos.

Se reconocieron uno a otro como extraños y al mundo exterior como extraño e incluso hostil. Su acto de desobediencia rompió el vínculo primario con la naturaleza y los transformó en individuos. El «pecado original», lejos de corromper al hombre, lo liberó; fue el comienzo de la historia. El hombre tuvo que abandonar el Jardín del Edén para aprender a confiar en sus propias fuerzas y llegar a ser plenamente humano.

Los profetas, con su concepción mesiánica, confirmaron la idea de que el hombre había tenido razón al desobedecer; que su «pecado» no lo había corrompido, sino que lo había liberado de las cadenas de la armonía prehumana. Para los profetas la historia es el lugar en que el hombre se vuelve humano; al irse desplegando la historia el hombre desarrolla sus capacidades de razón y de amor, hasta que crea una nueva armonía entre él, sus congéneres y la naturaleza.

Esta nueva armonía se describe como «el fin de los días», ese período de la historia en que hay paz entre el hombre y el hombre, y entre el hombre y la naturaleza.

Es un «nuevo» paraíso creado por el hombre mismo, y que él sólo pudo crear porque se vio forzado a abandonar el ‘Viejo» paraíso como resultado de su desobediencia.

Como para el mito hebreo de Adán y Eva, también para el mito griego de Prometeo, toda la civilización humana se basa en un acto de desobediencia. Prometeo, al robar el fuego a los dioses, echó los fundamentos de la evolución del hombre. No habría historia humana si no fuera por el «crimen» de Prometeo. El, como Adán y Eva, es castigado por su desobediencia. Pero no se arrepiente ni pide perdón. Por el contrario, dice orgullosamente: «Prefiero estar encadenado a esta roca, antes que ser el siervo obediente de los dioses».

El hombre continuó evolucionando mediante actos de desobediencia. Su desarrollo espiritual sólo fue posible porque hubo hombres que se atrevieron a decir no a cualquier poder que fuera, en nombre de su conciencia y de su fe, pero además su evolución intelectual dependió de su capacidad de desobediencia —desobediencia a las autoridades que trataban de amordazar los pensamientos nuevos, y a la autoridad de acendradas opiniones según las cuales el cambio no tenía sentido—. Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien, como he dicho, provocar el fin de la historia humana. No estoy hablando en términos simbólicos o poéticos. Existe la posibilidad, o incluso la probabilidad, de que la raza humana destruya la civilización y también toda la vida sobre la tierra en los cinco o diez años próximos. Esto no tiene ninguna racionalidad ni sentido. Pero el hecho es que si bien estamos viviendo técnicamente en la Era Atómica, la mayoría de los hombres —incluida la mayoría de los que están en el poder— viven aún emocionalmente en la Edad de Piedra;

Pero no quiero significar que toda desobediencia sea una virtud y toda obediencia sea un vicio. Tal punto de vista ignoraría la relación dialéctica que existe entre obediencia y desobediencia. Cuando los principios a los que se obedece y aquellos a los que se desobedece son inconciliables, un acto de obediencia a un principio es necesariamente un acto de desobediencia a su contraparte, y viceversa. Antígona constituye el ejemplo clásico de esta dicotomía. Si obedece a las leyes inhumanas del Estado, Antígona debe desobedecer necesariamente a las leyes de la humanidad. Si obedece a estas últimas, debe desobedecer a las primeras. Todos los mártires de la fe religiosa, de la libertad y de la ciencia han tenido que desobedecer a quienes deseaban amordazarlos, para obedecer a su propia conciencia, a las leyes de la humanidad y de la razón. Si un hombre sólo puede obedecer y no desobedecer, es un esclavo; si sólo puede desobedecer y no obedecer, es un rebelde (no un revolucionario); actúa por cólera, despecho, resentimiento, pero no en nombre de una convicción o de un principio.

Sin embargo, para prevenir una confusión entre términos, debemos establecer un importante distingo. La obediencia a una persona, institución o poder (obediencia heterónoma) es sometimiento; implica la abdicación de mi autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del mío. La obediencia a mi propia razón o convicción (obediencia autónoma) no es un acto de sumisión sino de afirmación. Mi convicción y mi juicio, si son auténticamente míos, forman parte de mí. Si los sigo, más bien que obedecer al juicio de otros, estoy siendo yo mismo; por ende, la palabra obedecer sólo puede aplicarse en un sentido metafórico y con un significado que es fundamentalmente distinto del que tiene en el caso de la «obediencia heterónoma». Pero esta distinción requiere aún dos precisiones más, una con respecto al concepto de conciencia y la otra con respecto al concepto de autoridad.

La palabra conciencia se utiliza para expresar dos fenómenos que son muy distintos entre sí. Uno es la «CONCIENCIA AUTORITARIA», que es la voz internalizada de una autoridad a la que estamos ansiosos de complacer y temerosos de desagradar. La conciencia autoritaria es lo que la mayoría de las personas experimentan cuando obedecen a su conciencia. Es también la conciencia de la que habla Freud, y a la que llama superyó. Este super-yó representa las órdenes y prohibiciones del padre internalizadas y aceptadas por el hijo debido al temor. Distinta de la conciencia autoritaria es la «CONCIENCIA HUMANÍSTICA»; ésta es la voz presente en todo ser humano e independiente de sanciones y recompensas externas. La conciencia humanística se basa en el hecho de que como seres humanos tenemos un conocimiento intuitivo de lo que es humano e inhumano, de lo que contribuye a la vida y de lo que la destruye. Esta conciencia sirve a nuestro funcionamiento como seres humanos. Es la voz que nos reconduce a nosotros mismos, a nuestra humanidad.

La conciencia autoritaria (superyó) es también obediencia a un poder exterior a mí, aunque este poder haya sido internalizado. Conscientemente creo que estoy siguiendo a mí conciencia; en realidad, sin embargo, he absorbido los principios del poder; justamente debido a la ilusión de que la conciencia humanística y el superyó son idénticos, la autoridad internalizada es mucho más efectiva que la que experimento claramente como algo que no forma parte de mí. La obediencia a la «conciencia autoritaria», como toda obediencia a pensamientos y poderes exteriores, tiende a debilitar la «conciencia humanística», la capacidad de ser uno mismo y de juzgarse a sí mismo.

También debe precisarse, por otra parte, la afirmación de que la obediencia a otra persona es ipso fació sumisión, distinguiendo la autoridad «irracional» de la autoridad «racional». Un ejemplo de autoridad racional es la relación que existe entre alumno y maestro; uno de autoridad irracional es la relación entre esclavo y dueño. Ambas relaciones se basan en el hecho de que se acepta la autoridad de la persona que ejerce el mando. Sin embargo, desde el punto de vista dinámico son de naturaleza diferente. Los intereses del maestro y del alumno, en el caso ideal, se orientan en la misma dirección. El maestro se siente satisfecho si logra hacer progresar al alumno; si fracasa, ese fracaso es suyo y del alumno. El dueño del esclavo, en cambio, desea explotarlo en la mayor medida posible. Cuanto más obtiene de él, más satisfecho está. Al mismo tiempo, el esclavo trata de defender lo mejor que puede sus reclamos de un mínimo de felicidad. Los intereses del esclavo y el dueño son antagónicos, porque lo que es ventajoso para uno va en detrimento del otro. La superioridad de uno sobre otro tiene una función diferente en cada caso; en el primero, es la condición de progreso de la persona sometida a la autoridad, y en el segundo es la condición de su explotación. Hay otra distinción paralela a ésta: la autoridad racional lo es porque la autoridad, sea la que posee un maestro o un capitán de barco que da órdenes en una emergencia, actúa en nombre de la razón que, por ser universal, podemos aceptar sin someternos. La autoridad irracional tiene que usar la fuerza o la sugestión, pues nadie se prestaría a la explotación si dependiera de su arbitrio evitarlo.

¿Por qué se inclina tanto el hombre a obedecer y por qué le es tan difícil desobedecer? Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me hace participar del poder que reverencio, y por ello me siento fuerte. No puedo cometer errores, pues ese poder decide por mí; no puedo estar solo, porque él me vigila; no puedo cometer pecados, porque él no me permite hacerlo, y aunque los cometa, el castigo es sólo el modo de volver al poder omnímodo.

Para desobedecer debemos tener el coraje de estar solos, errar y pecar. Pero el coraje no basta. La capacidad de coraje depende del estado de desarrollo de una persona. Sólo si una persona ha emergido del regazo materno y de los mandatos de su padre, sólo si ha emergido como individuo plenamente desarrollado y ha adquirido así la capacidad de pensar y sentir por sí mismo, puede tener el coraje de decir «no» al poder, de desobedecer.

Una persona puede llegar a ser libre mediante actos de desobediencia,  prendiendo a decir no al poder. Pero no sólo la capacidad de desobediencia es la condición de la libertad; la libertad es también la condición de la desobediencia. Si temo a la libertad no puedo atreverme a decir «no», no puedo tener el coraje de ser desobediente. En verdad, la libertad y la capacidad de desobediencia son inseparables; de ahí que cualquier sistema social, político y religioso que proclame la libertad pero reprima la desobediencia, no puede ser sincero.

Hay otra razón por la que es tan difícil atreverse a desobedecer, a decir «no» a la autoridad. Durante la mayor parte de la historia humana la obediencia se identificó con la virtud y la desobediencia con el pecado. La razón es simple: hasta ahora, a lo largo de la mayor parte de la historia, una minoría ha gobernado a la mayoría. Este dominio fue necesario por el hecho de que las cosas buenas que existían sólo bastaban para unos pocos, y los más debían conformarse con las migajas. Si los pocos deseaban gozar de las cosas buenas y, además de ello, hacer que los muchos los sirvieran y trabajaran para ellos, se requería una condición: que los muchos aprendieran a obedecer. Sin duda, la obediencia puede establecerse por la mera fuerza. Pero este método tiene muchas desventajas. Constituye una amenaza constante de que algún día los muchos lleguen a tener los medios para derrocar a los pocos por la fuerza; además, hay muchas clases de trabajo que no pueden realizarse apropiadamente si la obediencia sólo se respalda en el miedo. Por ello la obediencia que sólo nace del miedo de la fuerza debe transformarse en otra que surja del corazón del hombre. El hombre debe desear, e incluso necesitar obedecer, en lugar de sólo temer la desobediencia. Para lograrlo, la autoridad debe asumir las cualidades del Sumo Bien, de la Suma Sabiduría; debe convertirse en Omnisciente. Si esto sucede, la autoridad puede proclamar que la desobediencia es un pecado y la obediencia una virtud; y una vez proclamado esto, los muchos pueden aceptar la obediencia porque es buena, y detestar la desobediencia porque es mala, más bien que detestarse a sí mismos por ser cobardes.

Desde Lutero hasta el siglo XIX se trataba de autoridades manifiestas y explícitas. Lutero, el Papa, los príncipes, trataban de sostenerlas; la clase media, los trabajadores, incluso los filósofos, trataban de derrocarlas.

La lucha contra la autoridad en el Estado y también en la familia era a menudo la base misma del desarrollo de una persona independiente y emprendedora. La lucha contra la autoridad era inseparable de la inspiración intelectual que caracterizaba a los filósofos del Iluminismo y a los hombres de ciencia. Esta «inspiración crítica» se traducía en fe en la razón, y al mismo tiempo en duda respecto de todo lo que se dice o piensa, en tanto se base en la tradición, la superstición, la costumbre, la autoridad.

Los principios sapere aude y de ómnibus est dubitandum -«ATRÉVETE A USAR TU SENSATEZ» y «HAY QUE  DUDAR DE TODO»- eran característicos de la actitud que permitía y promovía la capacidad de decir «no».

El caso de Adolf Eichmann es simbólico de nuestra situación y tiene un significado que va mucho más allá del que les preocupaba a sus acusadores en el tribunal de Jerusalén. Eichmann es un símbolo del hombre-organización, del burócrata alienado para el cual hombres, mujeres y niños se han transformado en números. Pero lo que más impresiona respecto de éste, es que después de relatados todos los hechos con su propia admisión, procedió con perfecta buena fe a alegar su inocencia. Está claro que si volviera a encontrarse en la misma situación, lo haría de nuevo. Y también lo haríamos nosotros -y lo hacemos-. El hombre-organización ha perdido su capacidad de desobedecer, ni siquiera se da cuenta del hecho de que obedece. En este punto de la historia, la capacidad de dudar, de criticar y de desobedecer puede ser todo lo que media entre la posibilidad de un futuro para la humanidad, y el fin de la civilización.

Anuncio publicitario

“LA MÚSICA DE LAS ESFERAS PITÁGORAS (I)”


Del libro “La Sabiduría Pitagórica” de Federico Mace/Dr. Eduardo Alfonso.

La vida (y vida en todo), es un último término movimiento; pero no movimiento continuo sino alternado con espacios en reposo. Esta ley se cumple en todo lo existente. Todo está sometido a un sístole y a un diástole, desde la vibraciones de la luz violeta, rayos catódicos, etc., hasta los más grandes y aparentes fenómenos planetarios (día y noche, invierno y verano, etc.) pasando por todos los actos de la vida (sueño y vigilia, trabajo y reposo…) Siempre al periodo de actividad sigue el de reposo. Pero ese periodo de actividad, no se produciría si no hubiese desigualdad o excitación. La igualdad es estable. Si no hubiera una desigualdad de tensión eléctrica entre dos fuetes unidas por un conductor, no se establecería la corriente; si no hubiera una diferencia química entre los alimentos y el cuerpo, no habría una digestión ni nutrición ni fenómenos derivados; es decir, no habría vida por no haber excitación, si no hubiese diferencias de ideas, no habría movimiento intelectual ni progreso, etc. Es pues, la desigualdad el origen del movimiento y, por tanto, de la vida. El movimiento tiende a anular la desigualdad, conduciendo al sistema de que se trate al punto de reposo o momento estable, del cual saldrá  en cuanto una nueva variación lo solicite. En último término podemos decir que la Vida Universal se reduce a “movimientos vibratorios armónicos de diferentes longitud de duración.

EL UNIVERSO.- es un maravilloso concierto de movimientos vibratorios, caloríficos, acústicos, luminosos, olorosos, eléctricos, magnéticos, vitales, afectivos, de afinidad, intelectuales, volitivos, etc., etc. Este magno concierto divino, es musical por su ley de armonía, aunque no es acústico más que en las vibraciones comprendidas entre 16 y 28,000 por segundo. Mejor dicho: la música no es sino la manifestación o expresión de esa armonía universal en el campo de los sonidos.

RITMO.- (que es el orden, el movimiento) es la condición que rige a todo ese gran cúmulo de vibraciones universales. Como dice Candela Ardid: “En el propio organismo humano todo obedece también al principio inmutable del ritmo. Nuestro aparato circulatorio funciona como un cronómetro perfectísimo. El corazón es un péndulo que rima con los pulmones a la justa medida de un tiempo marcado. El sístole y la respiración, como el diástole y la expiración, son compases musicales adaptados a las leyes de la armonía”.

En el principio de todas las cosas, y como primera ley de la divinidad manifestada, fue el movimiento vibratorio, aquella primitiva luz genesiaca (no visible), Fohat o electricidad vital, madre de todas las demás vibraciones, de la cual surgieron las SIETE manifestaciones, de la Fuerzas que conocemos por Electricidad, Calor, Cohesión, Gravitación, Luz, Magnetismo y Sonido, que también intuyó Wagner en aquel hálito cromático del preludio del Oro del Rhin, que fecunda las aguas simbólicas el río, cual las aguas del Génesis fueron fecundadas por el espíritu de Dios (primer movimiento de la Deidad manifestada) que flotaba sobre ellas.

LAS VIBRACIONES.- de los dichos siete grupos, se subdividen en otros grupos septesimales, formando una escala o gama continua e indefinida, en cada una de las cuales se repite la misma relación matemática que en el anterior, formando verdaderas octavas musicales del magno instrumental del Universo manifestado.

Todas las vibraciones constituyen invisible y suprasensible, pero menos real. Y la ciencia moderna no desconoce la ley de Armonía que rige este concierto de música transcendente, desde el momento que admite una relación intrínseca y extrínseca, entre los siete sonidos de la escala musical, los siete colores del espectro solar, los siete primeros números, los siete principios del hombre, siete planetas (no me refiero a los visibles, sino a las siete condiciones planetarias conocidas), los siete metales de la alquimia y los siete grupos septenarios formados por los pesos atómicos de ciertas series de cuerpos químicos.

Sabio es que la escala musical se compone de tres tonos mayores (cuyo intervalo es representado por la relación 9/8), dos tonos menores (cuyo intervalo es 10/9), y dos semitonos mayores (cuyo intervalo es de 16/15), siendo los tres primeros d-re, fa-sol y la-si; los dos segundos, re-mi, sol-la, y los dos últimos, mi-fa. Correspondientes a esta escala musical y aritmética, existen, otras escalas vibratorias, substanciales y matemáticas que en perfecta correspondencia con la primera son:

DO              RE               MI               FA       SOL      LA          SI

Rojo            Anaranjado Amarillo     Verde   Azul     Añil         Violeta

Hierro         Oro             Mercurio     Plomo  Estaño Cobre     Plata 

Mente         Sol              Mercurio     Saturn  Júpiter Venus     Luna 

Deseo         Vitalidad     Mente         Cuerpo Alma   Espíritu   Etereosoma

1                 2                 3                 4          5          6            7                

Un ejemplo aclarará esta relación: El intervalo do-fa, corresponde a Marte-Saturno, a Rojo-Verde, a Deseo-materia, a 1-4, a Hierro-Plomo; y vemos como esto atrae un resultado de la misma naturaleza cada vez que se da en ese intervalo en el mismo punto de la escala del gran concierto universal, sean cualquiera los elementos que la integren. El intervalo do-fa, de cuarta de música representa siempre un movimiento psicológico de Voluntad, Decisión, Acción, Afirmación… es decir de realización o algo referente al mundo llamado real o tangible o mundo material. Marte-Saturno equivale a tanto  como decir Deseo-Materia, y realmente deseo es el que nos ata al mundo material. Rojo-Verde: He aquí los colores de la carne y de sus plantas, es decir de nuestra materia en el mundo físico y de nuestro alimento material que nos sustenta en este plano. Hierro-Plomo metales cuyas sales suelen ser rojas, prototipo de fuerza y pesadez en todos los tiempos, es decir materialidad. El Número 4, en fin, es el de la materialidad, el de los cuatro elementos de la naturaleza y de los cuatro principios de nuestra personalidad o forma: cuerpo, vida, deseo y arquetipo.

Tenemos por otro lado, que el resultado de la relación de los números que expresan los pesos atómicos o el número de vibraciones de ciertos elementos que se corresponden (por ejemplo: vanadio-calcio, Sol-Re, Azul-Naranja) entre sí y con los demás de la escala musical universal, es el mismo quebrado (en este caso 5/4). Son despreciables naturalmente los pequeños errores que se obtengan, por la imperfección de los aparatos con que se han medido, por el coeficiente personal, y sobre todo por la elasticidad en la manifestación de los fenómenos de la naturaleza; porque v. g., el color azul no deja de ser azul porque se le aumenten o disminuyan 200 vibraciones por segundo, ni Re deja de ser tal, porque se le quinten o se le pongan 4 o 6 vibraciones, ni el estado de salud deja de ser salud, porque aumenten o disminuyan en ciertos entre límites bastante extensos las vibraciones de las funciones orgánicas.

Todos los movimientos o vibraciones de este mundo invisible que LA RAZÓN  NOS HACE VISIBLE, y que a modo de magna orquestación nos demuestra la sublime ciencia y el sublime arte de la Mente Universal, es en último término una serie de “fuerzas armónicas actuando” (llámeselas movimientos, vibraciones, o energías) y por consiguiente tienen líneas de acción y campos de fuerza que nos aplican la génesis de las formas.

Estas vibraciones armónicas que son el origen de la Vida Universal, al emanar en forma de fuerzas espirituales de la “potencia volitiva” del Creador y transmutadas por los soles en vibraciones y estados substanciales del éter, arrastran en pos de sus líneas de fuerza a la materia pasiva externamente, pero vibrante en sí – moldeando en forma los materiales más sutiles (pensamientos)  poco a poco más densos (centros etéreos, campos magnéticos y eléctricos), hasta llegar al plano material objetivo o terrestre (cuerpos) daño lugar a las formas de los seres que vemos en la naturaleza astros, animales, plantas, piedras…). Formas que al ser expresión de un molde de armonías serán bellas; porque la Belleza es la expresión del bien, y este no es sino la actividad armónica.

EL SUBLIME MISTERIO DE CÓMO EL VERBO SE HIZO CARNE, de cómo la Ideación Divina trocóse  en forma; de cómo la palabra de Dios (o sea aquel primitivo movimiento de Querer existir, del Gran Espíritu) se realizo en la materia.

Misterio religioso y científico, atisbado de manera unánime por todas las cosmogonías religiosas en sus tres etapas de Creación, Ordenación y Plasmación. Que el Génesis nos enseña diciéndonos que el Espíritu de Dios que flotaba sobre las aguas – la materia – y que a merced a aquella Primitiva Luz, que en un principio era Ritmo, fecundó las aguas haciendo surgir de ellas a todo el mundo manifestado; como Wagner en admirable mito, hace surgir del seno de las aguas del Rhin el Divino Oro como fruto de aquel “Fiat” de vibraciones orquestales, simbólico del Movimiento Primo.

Y no está demás añadir que esta Prima Vibración, por ser vibración no puede por menos que ser producto de dos fuerzas antagónicas, centrípeta y centrifuga – sobre las cuales descansa todo el secreto de la gravitación universal.

Continuar…

“POR LOS PUEBLOS DE TURQUÍA Y SIRIA”


En todas las liturgias de los diferentes grados, se menciona ”La Consciencia del Hombre, pero en la liturgia del Primer Grado Aprendiz De Masón cuando se interroga al recipiendario y se le pregunta por el vicio, ahí se menciona claramente a “La CONSCIENCIA UNIVERSAL”, tema que se extiende ampliamente en el Grado XVIII Príncipe Rosacruz.

Cada individuo y grupo, posee una consciencia aparentemente individualizada, que los distingue en diferente grado y forma, tanto en lo individual como en lo colectivo, en lo físico, emocional, e intelectual del resto, pero ésta individualidad es aparente, y todas forman parte de una consciencia mayor, hasta llegar a “La Consciencia Universal, o Cósmica”. Obvio  es pensar que esta “Consciencia Universal” forma parte de otra Consciencia Mayor, pero tal relación, se intuye, pero es inimaginable por el hombre.

“La consciencia universal”, es “como” el servidor central de una red de computadoras, donde pueden accesar y compartir información con el resto de las estaciones (Hombres) de trabajo.

Las oraciones e ideas viajan por esta red espiritual y psíquica, hasta llegar a su destino e intentar la realización de su propósito.

Hoy que estamos lamentando la desgracia de TURQUÍA Y SIRIA, hagámosle llegar nuestros “pensamiento-sentimientos Vibratorios” con nuestros mejores deseos, estos “pensamientos-sentimientos” comúnmente buscan el receptor adecuado que vibre en sintonía armoniaca con ella, y que por medio de él, o de ellos, se realice su misión. Para la consciencia no existen las distancias, el idioma o inclusive el tiempo, y si el propósito de este “Pensamiento-sentimiento” es de acuerdo a los deseos de Dios o de los dioses, seguramente tendrá éxito en algún grado y forma a su propósito. Una oración sincera es un “pensamiento-sentimiento”;

La acción física sumada al pensamiento, crea el “vehículo”, La emoción y el sentimiento proporciona la energía, que ha de mover o elevar al vehículo hasta su destino; El pasajero es el sentido de este ejercicio.

Las enseñanzas Masónicas, no son fantasías, ni palabras bonitas o poéticas, como “La consciencia Universal”, toda enseñanza tiene un aspecto exotérico y otro esotérico. El P,’, G,’, solos señala tímidamente sobre lo esotérico, pero conforme se avanza en grados, esto se amplia y profundiza… Pero solo para aquello que perseveran y estudian críticamente en pos del espíritu de las palabras y demás símbolos.

Hoy oremos y enviemos nuestros mejores “Pensamientos-Emociones” al pueblo de Turquía y Siria.

Fe, Esperanza y Caridad es el lema del Caballero Rosacruz; Que el dolor y sufrimiento de quienes lo padecen, no sea indiferente o ignorado por nuestros corazones. Trabajemos por la paz y el amor al prójimo.

“CON DIOS TODO, SIN DIOS NADA”.

“La Fuente Primordial De Toda Psicología”.


Del libro “El Arte de amar” de Erich Fromm.

El anhelo de conocernos a nosotros mismos y de conocer a nuestros semejantes fue expresado en el lema délfico: «Conócete a ti mismo.» Tal es la fuente primordial de toda psicología. Pero puesto que deseamos conocer todo el hombre, su más profundo secreto, el conocimiento corriente, el que procede sólo del pensamiento, nunca puede satisfacer dicho deseo. Aunque llegáramos a conocernos muchísimo más, nunca alcanzaríamos el fondo. Seguiríamos siendo un enigma para nosotros mismos, y nuestros semejantes seguirían siéndolo para nosotros. La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de amar: ese acto trasciende el pensamiento, trasciende las palabras. Es una zambullida temeraria en la experiencia de la unión. Sin embargo, el conocimiento del pensamiento, es decir, el conocimiento psicológico, es una condición necesaria para el pleno conocimiento en el acto de amar Tengo que conocer a la otra persona y a mí mismo objetiva mente, para poder ver su realidad, o, más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi imagen irracionalmente deformada de ella. Sólo conociendo objetivamente a un ser humano, puedo conocerlo en su esencia última, en el acto de amar.

El problema de conocer al hombre es paralelo al problema religioso de conocer a Dios. En la teología occidental convencional se intenta conocer a Dios por medio del pensamiento, de afirmaciones acerca de Dios. Se supone que puedo conocer a Dios en mi pensamiento. En el misticismo, que es el resultado del monoteísmo (como trataré de demostrar más adelante), se renuncia al intento de conocer a Dios por medio del pensamiento, y se lo reemplaza por la experiencia de la unión con Dios, en la que ya no hay lugar para el conocimiento acerca de Dios, ni tal conocimiento es necesario.

La experiencia de la unión, con el hombre, o, desde un punto de vista religioso, con Dios, no es en modo alguno irracional. Por el contrario, y como lo señaló Albert Schweitzer, es la consecuencia del racionalismo, su consecuencia más audaz y radical. Se basa en nuestro conocimiento de las limitaciones fundamentales, y no accidentales, de nuestro conocimiento.

Es el conocimiento de que nunca «captaremos» el secreto del hombre y del universo, pero que podemos conocerlos, sin embargo, en el acto de amar. La psicología como ciencia tiene limitaciones, y así como la consecuencia lógica de la teología es el misticismo, así la consecuencia última de la psicología es el amor.

Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes. Constituyen un síndrome de actitudes que se encuentran en la persona madura; esto es, en la persona que desarrolla productivamente sus propios poderes, que sólo desea poseer los que ha ganado con su trabajo, que ha renunciado a los sueños narcisistas de omnisapiencia y omnipotencia, que ha adquirido humildad basada en esa fuerza interior que sólo la genuina actividad productiva puede proporcionar.

Nota.

Se recomienda la lectura completa del libro. “El Arte de Amar” de Erich Fromm.

Trazado – El Egrégor de la Logia


La palabra «Egrégor» es una voz verbal del griego clásico. Significa vigilar, velar, estar despierto, no dormir. Por extensión, la raíz sustantiva ha significado vigilia, vela, privación de sueño. Por tanto, el concepto masónico de Egrégor es «Vigilante» de la Logia.

Rizardo da Camino, en su Diccionario Masónico, nos dice que Egrégor es un «Cuerpo Místico que se forma con sus propias peculiaridades, después de la apertura del Libro Sagrado, cuando todos se unen con las mentes para el acto de crear».

Son muy pocos los escritores que nos entregan una definición sobre el significado de nuestro tema; Mouni Sadhu es uno de ellos y en su obra «El Tarot», nos dice que el Egrégor es una entidad colectiva, tal como una nación, estado, sociedad, religiones, sectas y sus adherentes, e incluso organizaciones humanas menores. La estructura de los Egrégores es similar a la de los seres humanos. Tienen cuerpos físicos, astrales y mentales por lo que se constituyen en la suma total de todos estos elementos.

Los Egrégores tienen formas peculiares en los mundos superfísicos, similares a sus representaciones simbolizadas, como el león de Gran Bretaña, el gallo de Francia, el águila de Alemania, etc. Estas formas – como lo declaró Paul Sédir, que las observó antes de la primera Guerra Mundial – pueden ser vistas por una persona clarividente, o por otras con la directa asistencia de un Maestro espiritual…

EL PODER DEL PENSAMIENTO, BASE DE TODA CONSTRUCCION EGREGORICA

Para que una Tenida Masónica, o de cualquier Orden Iniciática que sea, dé el efecto deseado, cuyo objetivo es posible percibir por el sentido impreso en el ejercicio del Ritual con el que esta opera, es que el lugar donde se reúne, debe estar exclusivamente dedicado para el oficio iniciático en el cual se trabaja. Egregóricamente hablando, no es conveniente dedicar un lugar usado comúnmente para actividades profanas, para convertirlo en forma ocasional en un lugar para la actividad iniciática.

Por el contrario, tampoco es conveniente, desde este mismo punto de vista, que un Templo dedicado al uso de un Ritual preciso, se convierta por cualquier razón, en un lugar para actividades profanas.

Una Tenida masónica debe llevarse a cabo, tanto en el desarrollo del Ritual como en las intervenciones personales que surgen en el debate o análisis de alguna enseñanza, en la más justa y completa armonía. Si uno o más miembros de la Logia, estuvieren pensando, por ejemplo en forma vanidosa, sobre lo ostentoso de los paramentos que lucen para la ocasión, o el deseo de manifestarse en el afán de brillar y tomar parte prominente en los procedimientos del Ritual; si existieran sentimientos personales tales como haber ingresado al Templo en un ánimo de sentirse ofendido, de revancha, o estar afectado por los celos y la envidia, lo más probable es que todo el ejercicio y esfuerzo por conseguir el objetivo oculto del sentido del Ritual sería algo absolutamente inútil.

Si por el contrario, al ingresar en el Templo, los miembros que participan de él hacen el ejercicio de dejar todo pensamiento, sentimiento y acción profana fuera, entonces puede resultar de un efecto muy considerable y beneficioso. Entendemos que en la mayoría de los casos es así, como también que de tales efectos no se tiene conciencia, por lo desconocido que resulta del análisis de dicho tema.

La técnica recomendable para el estudio de un tema en una Tenida en particular, es que todos los miembros que asisten a ella se encuentren al tanto sobre cuál materia se estudiará. Esto permite que todos se hayan preparado convenientemente y con antelación al día de la asamblea. No es de responsabilidad el que algún Hermano llegue a las reuniones de su Logia sin siquiera estar enterado sobre el motivo y temática que se trabajará en ella, sino por el contrario, todo Hermano debe tener una inteligente comprensión del tema que se va a tratar. Su asistencia entonces constituirá un factor de aporte al trabajo general que emprenda la Logia.

Todo pensamiento suficientemente definido para ser digno de este nombre, produce dos resultados diferentes. Primeramente, debe establecer una vibración lo suficientemente definida y fuerte como para invadir todo el plano de la comprensión mental que involucra a nuestros hermanos que se encuentran a nuestro alrededor, donde al igual que la voluntad al ordenar a un dedo de nuestra mano que ejerza presión sobre una tecla definida de un piano, resulte de un sonido audible y musical; nuestro pensamiento suficientemente definido entrará en la comprensión de todos quienes asisten al trabajo de la Logia. En segundo lugar, cada pensamiento reúne a su alrededor la materia viviente del plano mental y construye lo que se denomina forma de pensamiento. Allí está el átomo simiente por el cual se construye el Egrégor de nuestra Logia.

Si nuestros pensamientos y aportes al estudio de la Logia están radicados en exclusiva a un simple ejercicio mental, donde nuestro aporte resulte de algo comúnmente repetitivo y ya sin sentido, como quien suma dos más dos, tal esfuerzo no pasa más allá de ser simplemente eso.

Si nuestra intervención ya no es una simple exposición de palabras sin gracia y sentido, sino que nuestro pensamiento expresado por el verbo lleva como sello el sentido altruista, de la aspiración elevada y de la emoción superior por los Ideales que profesamos, entonces esa simple idea como pensamiento, se desarrolla en la comprensión de los hermanos centuplicando así su fuerza y acción.

Pero, un sentimiento y un pensamiento altruista pueden morir si a su derredor moran sentimientos y vibraciones inferiores tales como el egoísmo, el fanatismo o la intolerancia.

Cuando un Iniciado piensa y hace aportes muy bien definidos desde el punto de vista de la Doctrina a sus hermanos y Logia en general, está enviando a su derredor una vibración muy potente, porque prácticamente no sufre oposición, al igual que un sonido en un gran silencio. Es como una luz brillante en una noche oscura. Es la visión que mediante la potencia de su vibración, remece las mentes de sus iguales para despertarlos de su sueño mental. Es el momento en que se esclarecen las mentes de todos y comprenden las múltiples posibilidades de un pensamiento bien dirigido, esclarecido y con emoción. Esto no quiere decir que se comprende por completo las doctrinas que nos sustentan, sino que los hermanos que lo han escuchado tienden a liberalizar ciertas posiciones del plano mental, que los dejan en condiciones beneficiosas e incalculables de recepción y creatividad.

Ahora bien, si el pensamiento de un solo hermano produce tales resultados, fácil será comprender que el pensamiento de veinte, treinta o más hermanos dirigidos al mismo fin producirá un efecto enormemente mayor. La fuerza del pensamiento unido de un gran número de hermanos es, con mucho, mayor que la suma de sus pensamientos aislados.

EL EGREGOR Y LA LOGIA

La construcción del Egrégor de una Logia está directamente relacionada con varios aspectos que es importante anotar. De hecho, cuando se funda una Logia, esta viene a la existencia bajo ciertas condiciones, que pueden ser de tipos astronómicas, astrológicas, numerológicas, cabalísticas, etc., y que afectan toda su vida. Algunas nacen sanas y robustas, otras débiles y enfermizas, permaneciendo así durante el transcurso de muchos años.

Quienes hemos tenido alguna experiencia en visitar algunas Logias de diferentes Ritos, por ejemplo, nos podemos dar cuenta que todas tienen sus características peculiares que perduran a pesar de los individuos que entran y salen y de los que las componen en forma regular. De hecho, están animadas desde su fundación por propósitos muy particulares.

Un hecho que es importante considerar, y que reafirma lo que dijéramos en un principio, el Templo de la Logia debe ser considerado como el lugar donde habita el Egrégor formado por el pensamiento colectivo de todos los Hermanos que asisten a las Tenidas.

El Templo es el lugar exclusivo para los trabajos de todos los masones y no otro lugar. La construcción y permanencia del Egrégor no puede ser perturbado por pensamientos desarmónicos, cosa que ocurre cuando dicho lugar es utilizado para fines que no son iniciáticos.

Si un Templo es utilizado en otros días de la semana para actividades de tipo profano, el Egrégor se siente desarmónicamente afectado con las formas de pensamiento creadas allí por las habladurías, comentarios, chismes, discusiones, risotadas, diversiones, diversos aromas y olores que emanan del consumo de cigarrillos, bebidas alcohólicas, etc., todos ellos como efectos de una convivencia social profana. El Egrégor ciertamente que es afectado por todos estos elementos, y nuestro deber es defenderlo de todo este perjuicio evitando que nuestros Templos se conviertan en centros de actividad profana.

Nuestro interés por el embellecimiento del Templo debe ser permanente ya que el Egrégor que construimos se ve agradablemente afectado por los pensamientos de todos los que ingresen en él. Por el contrario, lo perjudicamos, si al ingresar al Templo este se encuentra sucio, con adornos de mal gusto, los Hermanos mal decorados, los candelabros deslucidos y no lustrosos, las paredes mal pintadas, mal iluminado. El Templo puede ser sencillo pero debe estar escrupulosamente limpio, decorado de un buen gusto para estimular el respeto, el recogimiento y el estímulo para la emoción artística, porque el Egrégor debe ser perfecto en todos los sentidos, y el arte y la belleza son fundamentales para la evolución tanto del Egrégor de la Logia como de los Hermanos que la componen.

El Egrégor es formado con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones y de acuerdo a ellos, este reacciona sobre nosotros ayudándonos tan pronto como nos pongamos bajo el amparo de su influencia.

En el Templo no debería haber ninguna murmuración, ni menos ningún pensamiento o gesto poco fraternal, pues un mal pensamiento y un acto antifraternal por parte de un iniciado es multiplicado por esta condición que al ser hechos por un profano. No da lo mismo un comentario mal intencionado de parte de un profano, que una crítica incorrecta, maligna e injusta hecha por un iniciado. Por eso, todos los hermanos deben procurar que los trabajos siempre estén poblados de los pensamientos más elevados y con las palabras más respetuosas y afectuosas. Siempre hay que dar paso a opiniones útiles, verdaderas y agradables.

Todos los miembros de una Logia son importantes. Son necesarios los Hermanos con capacidades intelectuales, para construir su cabeza; son necesarios los Hermanos de vivos sentimientos para construir su corazón, son necesarios los Hermanos cooperadores y siempre dispuestos a servir a sus demás Hermanos, para construir sus miembros. Si se da el caso que un grupo de ellos es muy excesivo, entonces la construcción del cuerpo y el alma del Egrégor también será desproporcionada

Las Tenidas deberían ser constantes y regulares y tan frecuentes como fuere posible, no precisamente muy concurridas, pero sí los que asistieren debieran ser sinceros y entusiastas con los trabajos de la Logia. Esta actitud es fundamental para su construcción ya que necesita además ser cargada continuamente con nuevo poder.

El Gran Arquitecto del Universo es el Logos constructor, y al igual que el que crea los mundos de acuerdo a sus designios, los miembros de una Logia (que es un microcosmos) también crean al Egrégor según los patrones de pensamientos que emiten en su conjunto. Es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo un gran privilegio el tomar parte de tan magnífica forma de pensamiento, cargada de benéficas influencias que ayudará a todos los que se pongan en contacto con él.

Si visitáramos varias Logias y poseyéramos la capacidad sensitiva de captar la influencia de un Egrégor, podríamos entonces definir aún sin conocer a los miembros que componen tal o cual Logia, qué clase de Hermanos son los que tenemos en frente. El Egrégor influencia permanentemente a los miembros de una Logia, aún a aquellos que ignoran que sus nobles pensamientos son el resultado de muchos que acuden a sus mentes en el curso de su asistencia a las Tenidas de la Logia.

Por último, agregaremos que es perfectamente posible considerar que los iniciados con capacidades innatas para el trabajo teúrgico, pueden construir de igual forma a como lo hacen para una determinada Logia, el Egrégor o egrégores para la protección de su propio hogar y entorno familiar, pero en ello, radica ni más ni menos, que los fundamentos de una enseñanza particular.

De esta manera y considerando todos los aspectos que antes hemos señalado, y si las formas de pensamiento tanto colectiva como individuales son armoniosamente construidas, pueden ser vivificadas por los Maestros Pasados, quienes son los verdaderos Guardianes de nuestra tradición, y transformarse por este medio en el canal por el cual se viertan los dones del Espíritu en casi forma tangible. Entonces la divinidad, invocada a través del Gran Arquitecto del Universo, puede enfocar su gracia en la forma de pensamiento que nosotros hemos creado.

Tomado de la red. En Kadosh ka Kadosh Ka  Kadosk ka (Sintesis)

Es cuanto

NICANOR FRANCISCO FERNANDEZ HIDALGO 30º

MPGM