“LA MÚSICA DE LAS ESFERAS PITÁGORAS (I)”


Del libro “La Sabiduría Pitagórica” de Federico Mace/Dr. Eduardo Alfonso.

La vida (y vida en todo), es un último término movimiento; pero no movimiento continuo sino alternado con espacios en reposo. Esta ley se cumple en todo lo existente. Todo está sometido a un sístole y a un diástole, desde la vibraciones de la luz violeta, rayos catódicos, etc., hasta los más grandes y aparentes fenómenos planetarios (día y noche, invierno y verano, etc.) pasando por todos los actos de la vida (sueño y vigilia, trabajo y reposo…) Siempre al periodo de actividad sigue el de reposo. Pero ese periodo de actividad, no se produciría si no hubiese desigualdad o excitación. La igualdad es estable. Si no hubiera una desigualdad de tensión eléctrica entre dos fuetes unidas por un conductor, no se establecería la corriente; si no hubiera una diferencia química entre los alimentos y el cuerpo, no habría una digestión ni nutrición ni fenómenos derivados; es decir, no habría vida por no haber excitación, si no hubiese diferencias de ideas, no habría movimiento intelectual ni progreso, etc. Es pues, la desigualdad el origen del movimiento y, por tanto, de la vida. El movimiento tiende a anular la desigualdad, conduciendo al sistema de que se trate al punto de reposo o momento estable, del cual saldrá  en cuanto una nueva variación lo solicite. En último término podemos decir que la Vida Universal se reduce a “movimientos vibratorios armónicos de diferentes longitud de duración.

EL UNIVERSO.- es un maravilloso concierto de movimientos vibratorios, caloríficos, acústicos, luminosos, olorosos, eléctricos, magnéticos, vitales, afectivos, de afinidad, intelectuales, volitivos, etc., etc. Este magno concierto divino, es musical por su ley de armonía, aunque no es acústico más que en las vibraciones comprendidas entre 16 y 28,000 por segundo. Mejor dicho: la música no es sino la manifestación o expresión de esa armonía universal en el campo de los sonidos.

RITMO.- (que es el orden, el movimiento) es la condición que rige a todo ese gran cúmulo de vibraciones universales. Como dice Candela Ardid: “En el propio organismo humano todo obedece también al principio inmutable del ritmo. Nuestro aparato circulatorio funciona como un cronómetro perfectísimo. El corazón es un péndulo que rima con los pulmones a la justa medida de un tiempo marcado. El sístole y la respiración, como el diástole y la expiración, son compases musicales adaptados a las leyes de la armonía”.

En el principio de todas las cosas, y como primera ley de la divinidad manifestada, fue el movimiento vibratorio, aquella primitiva luz genesiaca (no visible), Fohat o electricidad vital, madre de todas las demás vibraciones, de la cual surgieron las SIETE manifestaciones, de la Fuerzas que conocemos por Electricidad, Calor, Cohesión, Gravitación, Luz, Magnetismo y Sonido, que también intuyó Wagner en aquel hálito cromático del preludio del Oro del Rhin, que fecunda las aguas simbólicas el río, cual las aguas del Génesis fueron fecundadas por el espíritu de Dios (primer movimiento de la Deidad manifestada) que flotaba sobre ellas.

LAS VIBRACIONES.- de los dichos siete grupos, se subdividen en otros grupos septesimales, formando una escala o gama continua e indefinida, en cada una de las cuales se repite la misma relación matemática que en el anterior, formando verdaderas octavas musicales del magno instrumental del Universo manifestado.

Todas las vibraciones constituyen invisible y suprasensible, pero menos real. Y la ciencia moderna no desconoce la ley de Armonía que rige este concierto de música transcendente, desde el momento que admite una relación intrínseca y extrínseca, entre los siete sonidos de la escala musical, los siete colores del espectro solar, los siete primeros números, los siete principios del hombre, siete planetas (no me refiero a los visibles, sino a las siete condiciones planetarias conocidas), los siete metales de la alquimia y los siete grupos septenarios formados por los pesos atómicos de ciertas series de cuerpos químicos.

Sabio es que la escala musical se compone de tres tonos mayores (cuyo intervalo es representado por la relación 9/8), dos tonos menores (cuyo intervalo es 10/9), y dos semitonos mayores (cuyo intervalo es de 16/15), siendo los tres primeros d-re, fa-sol y la-si; los dos segundos, re-mi, sol-la, y los dos últimos, mi-fa. Correspondientes a esta escala musical y aritmética, existen, otras escalas vibratorias, substanciales y matemáticas que en perfecta correspondencia con la primera son:

DO              RE               MI               FA       SOL      LA          SI

Rojo            Anaranjado Amarillo     Verde   Azul     Añil         Violeta

Hierro         Oro             Mercurio     Plomo  Estaño Cobre     Plata 

Mente         Sol              Mercurio     Saturn  Júpiter Venus     Luna 

Deseo         Vitalidad     Mente         Cuerpo Alma   Espíritu   Etereosoma

1                 2                 3                 4          5          6            7                

Un ejemplo aclarará esta relación: El intervalo do-fa, corresponde a Marte-Saturno, a Rojo-Verde, a Deseo-materia, a 1-4, a Hierro-Plomo; y vemos como esto atrae un resultado de la misma naturaleza cada vez que se da en ese intervalo en el mismo punto de la escala del gran concierto universal, sean cualquiera los elementos que la integren. El intervalo do-fa, de cuarta de música representa siempre un movimiento psicológico de Voluntad, Decisión, Acción, Afirmación… es decir de realización o algo referente al mundo llamado real o tangible o mundo material. Marte-Saturno equivale a tanto  como decir Deseo-Materia, y realmente deseo es el que nos ata al mundo material. Rojo-Verde: He aquí los colores de la carne y de sus plantas, es decir de nuestra materia en el mundo físico y de nuestro alimento material que nos sustenta en este plano. Hierro-Plomo metales cuyas sales suelen ser rojas, prototipo de fuerza y pesadez en todos los tiempos, es decir materialidad. El Número 4, en fin, es el de la materialidad, el de los cuatro elementos de la naturaleza y de los cuatro principios de nuestra personalidad o forma: cuerpo, vida, deseo y arquetipo.

Tenemos por otro lado, que el resultado de la relación de los números que expresan los pesos atómicos o el número de vibraciones de ciertos elementos que se corresponden (por ejemplo: vanadio-calcio, Sol-Re, Azul-Naranja) entre sí y con los demás de la escala musical universal, es el mismo quebrado (en este caso 5/4). Son despreciables naturalmente los pequeños errores que se obtengan, por la imperfección de los aparatos con que se han medido, por el coeficiente personal, y sobre todo por la elasticidad en la manifestación de los fenómenos de la naturaleza; porque v. g., el color azul no deja de ser azul porque se le aumenten o disminuyan 200 vibraciones por segundo, ni Re deja de ser tal, porque se le quinten o se le pongan 4 o 6 vibraciones, ni el estado de salud deja de ser salud, porque aumenten o disminuyan en ciertos entre límites bastante extensos las vibraciones de las funciones orgánicas.

Todos los movimientos o vibraciones de este mundo invisible que LA RAZÓN  NOS HACE VISIBLE, y que a modo de magna orquestación nos demuestra la sublime ciencia y el sublime arte de la Mente Universal, es en último término una serie de “fuerzas armónicas actuando” (llámeselas movimientos, vibraciones, o energías) y por consiguiente tienen líneas de acción y campos de fuerza que nos aplican la génesis de las formas.

Estas vibraciones armónicas que son el origen de la Vida Universal, al emanar en forma de fuerzas espirituales de la “potencia volitiva” del Creador y transmutadas por los soles en vibraciones y estados substanciales del éter, arrastran en pos de sus líneas de fuerza a la materia pasiva externamente, pero vibrante en sí – moldeando en forma los materiales más sutiles (pensamientos)  poco a poco más densos (centros etéreos, campos magnéticos y eléctricos), hasta llegar al plano material objetivo o terrestre (cuerpos) daño lugar a las formas de los seres que vemos en la naturaleza astros, animales, plantas, piedras…). Formas que al ser expresión de un molde de armonías serán bellas; porque la Belleza es la expresión del bien, y este no es sino la actividad armónica.

EL SUBLIME MISTERIO DE CÓMO EL VERBO SE HIZO CARNE, de cómo la Ideación Divina trocóse  en forma; de cómo la palabra de Dios (o sea aquel primitivo movimiento de Querer existir, del Gran Espíritu) se realizo en la materia.

Misterio religioso y científico, atisbado de manera unánime por todas las cosmogonías religiosas en sus tres etapas de Creación, Ordenación y Plasmación. Que el Génesis nos enseña diciéndonos que el Espíritu de Dios que flotaba sobre las aguas – la materia – y que a merced a aquella Primitiva Luz, que en un principio era Ritmo, fecundó las aguas haciendo surgir de ellas a todo el mundo manifestado; como Wagner en admirable mito, hace surgir del seno de las aguas del Rhin el Divino Oro como fruto de aquel “Fiat” de vibraciones orquestales, simbólico del Movimiento Primo.

Y no está demás añadir que esta Prima Vibración, por ser vibración no puede por menos que ser producto de dos fuerzas antagónicas, centrípeta y centrifuga – sobre las cuales descansa todo el secreto de la gravitación universal.

Continuar…

5 comentarios en ““LA MÚSICA DE LAS ESFERAS PITÁGORAS (I)”

  1. Hipolito Valladares

    Q:.H:.Os agradezco vuestra disposición con el presente trazado, y anteriores, gracias por compartir Luz. A la orden y recibe cordial saludo Fraterno y Osculo de Paz, desde el bello Puerto de Tampico Tamaulipas México. Atte. M:.M:. Hipólito Valladares Martínez.

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